En unión sagrada con un pastor. Somerville Mary. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Somerville Mary
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9781629461519
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      ¿Podría la siguiente situación pasar en tu hogar? “Cariño, ¿te has percatado que el cuarto de cunas necesita pintarse?” “La iglesia que está cerca de la nuestra tienen una cartelera muy llamativa, ¿no deberíamos hacer lo mismo?” “¿Cuándo vas a mandar a limpiar las hojas que se han acumulado por la oficina?” ¡Y así seguimos y seguimos! Si eres como yo, harás notar las necesidades que consideras que tu marido debe atender —personas que requieren ser visitadas o contactadas telefónicamente, cosas que requieren arreglo en la iglesia y eventos que deben estar en el calendario de la iglesia.

      Nuestros maridos no necesitan presión extra de nuestra parte. Es su responsabilidad manejar la iglesia de Dios, no la nuestra. La Escritura nos dice, “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga” (Gálatas 6:1-5). Sin embargo, bastante a menudo, nosotros como esposas tomamos cargas que no nos corresponden y después pasamos esas cargas a nuestros maridos.

      ¿Cómo entonces podemos aligerar la carga de nuestro marido en lugar de añadir a ella? Para ayudar a mi esposo, los lunes por la mañana hago una lista con las necesidades que vi en la iglesia el domingo. Durante la semana, trabajo en esa lista (me gusta enviar tarjetas de “mejórate pronto”, notas de aliento, cartas de ánimo y tarjetas felicitando por un nuevo nacimiento). Esto ayuda a tomar algo de responsabilidad en el ministerio, sin añadir carga a mi esposo.

      Si aún vemos la necesidad de darle alguna sugerencia, debemos tener cuidado en encontrar el tiempo indicado para hacerlo. Es especialmente importante el no traer el ministerio a la cama. Necesitamos dejar que nuestros esposos vayan a la cama en paz, sin un recordatorio de cosas que están pendientes por realizar. Esto es una tentación muy real, debido a que, muchas veces, es la única ocasión que tenemos la atención total de nuestro esposo. Pero, a esa hora del día, cuando ya nada productivo puede hacerse, las sugerencias parecen ser quejas.

      Es bueno poner límites. Ya es suficiente, no podemos hacer todo. Por lo tanto, debemos confiar en que la gente de la iglesia se haga cargo de ciertas cosas, o bien, atenderlas en otro momento. Una grey bien instruida regularmente se hará cargo de las necesidades de otras personas, incluso antes de que lleguen a oídos del pastor.

       6) Aceptar ayuda de otros

      De la misma manera en que recibimos mayor gozo al dar que al recibir, debemos permitir a otros que nos ministren como familia. Así, ellos también podrán experimentar ese gozo. Pablo escribió lo siguiente sobre las iglesias en Macedonia,

      Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios (2 Corintios 8:3-5).

      Pablo permitió que los cristianos atendieran sus necesidades. Él les dijo que serían enriquecidos por la libertad de dar para el ministerio (2 Corintios 9:11). Si nosotros no permitimos que la grey atienda nuestras necesidades, entonces les estamos quitando la bendición.

      Sería bueno que nos examináramos en esta área. ¿Sofocamos a veces los deseos que las personas tienen de ayudarnos, al no hacerle saber a nadie nuestras necesidades? Una forma de recibir ayuda y aliento es pedirle a una esposa de pastor más madura que nos enseñe, ya sea en persona o a través de una llamada telefónica. ¡Qué gran bendición puede ser esto para ambas!

       7) Descansar un día a la semana

      Bob y yo estábamos muy interesados en escuchar lo que el presidente de nuestro seminario diría en su conferencia titulada: “Cómo Sobreponerse al Estrés del Ministerio”. Su punto principal establecía que la mejor manera de manejar el estrés es el tener un día de descanso cada semana—eso es, obedecer el cuarto mandamiento. ¡Qué solución tan sencilla para un problema tan grande!

      Descansar un día a la semana, no es sólo una buena idea, es idea de Dios, una ordenanza de la creación.

      Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó (Éxodo 20:9-11).

      Dios siempre sabe lo que es mejor. No puedo exagerar esta verdad. Debemos descansar. Es por el bien de nuestro cuerpo y alma, y para tener una mayor productividad que debemos seguir el patrón establecido por Dios. Es especialmente importante debido al peso constante de las responsabilidades del ministerio sobre nuestros hombros.

      Entender nuestras limitantes físicas es parte del cuidado de nuestro cuerpo, el cual es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). No hay duda de que tener el tiempo adecuado de descanso debe ser una prioridad.

      Ya que el domingo no es un día de descanso para nosotros en el ministerio, como debe serlo para los demás en nuestras iglesias, sería sabio el tener otro día libre de ser posible. El personal de nuestra iglesia toma los viernes como descanso. La razón para tomar este día es porque toda la preparación para el domingo está terminada, y los pastores pueden relajarse de una mejor manera que si descansaran los lunes. Algunos pastores eligen descansar el lunes porque necesitan reposo después de un día en donde han estado muy ocupados enseñando y predicando. Nos hemos percatado de que es importante hacer algo divertido y relajante durante nuestro día libre, cosas como conducir a la montaña, leer en nuestras sillas de patio, hacer una caminata o jugar tenis. Un cambio de ritmo es importante para nuestra salud emocional y espiritual—especialmente porque estamos rodeados de gente casi todo el tiempo. Las actividades al aire libre parecen particularmente refrescantes, debido a que nuestros esposos pasan la mayor parte del tiempo en una oficina.

      Una meta que tengo es tener las tareas de la casa hechas, para que Bob no tenga que ayudarme con ellas en su día de descanso. Hay ocasiones en que las hacemos juntos, si ha sido una semana muy ocupada para mí. Entonces, el sábado lo usamos como la mayoría de la gente. Hacemos tareas en casa, trabajo de mantenimiento o vamos de compras. Es parte de los seis días en los que debemos laborar y hacer todo nuestro trabajo. Cuando nuestras tareas del sábado están terminadas, entonces podemos tomar algo de tiempo para recreación.

      ¿Qué debe hacer una esposa cuando su esposo no toma un día libre? Se sabe de un pastor que dijo, “El diablo no toma un día de descanso, así que ¿por qué debería hacerlo yo?” a ello le respondieron, “No sabía que el diablo era nuestro ejemplo.” Eso es muy cierto. Dios es nuestro ejemplo en que Él descansó en el séptimo día.

      Desafortunadamente, algunos hombres en el ministerio no toman tiempo para dedicar a sus familias. Su vida es el ministerio y a la familia, si acaso, apenas se le da el tiempo sobrante. Una esposa expresó, “Para poder pasar un momento con mi marido, tendría que tener un problema a solucionar. Entonces podría hacer una cita para que me dé una hora de su tiempo.” Esto es muy triste, ya que el primer ministerio que un ministro tiene es su familia.

      Si tu esposo no descansa, deberías apelar a él con espíritu de mansedumbre y orar para que Dios le haga sensible a tu preocupación. Podrías decir, “quisiera tener la oportunidad de preguntarte algo. ¿Puedes en este momento?” Si puede, entonces procede a decirle algo así: “¿Cómo crees que podamos planear tomarnos un día a la semana como día de descanso? ¿Qué podría hacer yo para que esto ocurra? Debido a que llevas una carga muy pesada en lo que haces, creo que es importante que descanses. Sé que yo lo necesito también.”

      Esto debería iniciar una buena plática sobre tus preocupaciones. Si tu esposo no está convencido sobre la importancia del descanso, tienes dos opciones. Puedes pedirle a Dios las fuerzas necesarias para seguir apoyando a tu esposo (1 Pedro 4:8), o puedes confrontarlo bíblicamente siguiendo el proceso que indica Mateo 18:15-29. Sea lo que sea que hagas, no debes dejar que el odio y el resentimiento se aniden en