Santidad, falsa santidad y posesiones demoniacas en Perú y Chile. René Millar. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: René Millar
Издательство: Bookwire
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Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425705
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ánimo de que Dios sea engrandecido de enviar a Vs. Rs un traslado de la certificación de la vida y milagros de esta santa que a su cargo ha tomado el cabildo de esta ciudad.

      * Este trabajo fue publicado originalmente en la revista Historia, nº 36, 2003.

      1 Peter Burke, por ejemplo, sostiene que las cualidades del individuo no explican por sí sola a la santidad y que tampoco lo hacen las declaraciones de los testigos. A su juicio sería resultado de un proceso de “negociación” entre el centro y la periferia, entre el culto no oficial y el culto oficial, ver “How To Be a Counter-Reformation Saint”, en Religion and Society in Early Modern Europe 1500-1800, edited by Kaspar von Greyerz, London, 1984, pp. 45-55.

      2 Jean-Michel Salmann, Naples et ses saints à l’âge baroque (1540-1750), Presses Universitaires de France, Paris, 1994, p. 284.

      3 Teodoro Hampe Martínez, Santidad e identidad criolla. Estudio del proceso de canonización de Santa Rosa, Centro Bartolomé de las Casas, Cuzco, 1998, se refiere a las diferentes etapas que culminan en la santificación de la virgen limeña, pero inicia su análisis a partir de 1618, con la intervención del Príncipe de Esquilache, y no se plantea la cuestión que a nosotros nos preocupa.

      4 Leonardo Hansen, Vida admirable de Santa Rosa de Lima. Patrona del Nuevo Mundo. Segunda edición, Vergara, España, 1929, p. 394, señala: “Tanto como todo esto montaba en el concepto de todos presenciar el entierro de una pobrecita hija de un soldado apenas conocida en Lima”. El doctor Castillo, como testigo en el proceso ordinario de beatificación dice: “Y lo que admiró a esta general moción, fue que hasta entonces no se habían manifestado sus revelaciones y favores que Nuestro Señor le hacía y sus milagros, y con todo eso, fue y concurrió a su entierro, muy grande concurso de toda la gente de la ciudad, teniéndola por santa y respetándola por tal y que estaba gozando de Dios”, en Primer proceso ordinario para la canonización de Santa Rosa de Lima, Transcripción, Introducción y Notas R.P. Dr. Hernán Jiménez Salas, Lima, 2002, p. 42.

      5 En lo que toca a Chile se puede mencionar el caso de Fr. Pedro de Bardeci, lego franciscano de fines del siglo XVII, en proceso de beatificación y que en vida gozó de gran popularidad. Ver cap. IV de este libro. Para el Perú podemos mencionar al jesuita Francisco del Castillo, muy conocido y apreciado por la sociedad limeña de su tiempo, al punto que fue confesor del virrey Conde de Lemos y padrino de tres de sus hijos. Ver Armando Nieto, Francisco del Castillo. El apóstol de Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1992, cap. XVII-XVIII y XXI.

      6 Sobre la significación de los milagros en la santidad, ver Salmann, op. cit., p. 277 y ss. También, Éric Suire, La sainteté francaise de la Reforme catholique (XVIe-XVIIIe siècles), Presses universitaires de Bordeaux, France, 2001, p. 191 y ss. En todo caso, ambos autores hacen presente que dentro de la actividad milagrosa de los santos, el papel taumatúrgico es desempeñado de manera preferente por los hombres y que las mujeres aparecen sobre todo asociadas a las actividades proféticas.

      7 Referencias biográficas sobre doña Luisa puede verse en Fernando Iwasaki Cauti, “Luisa Melgarejo de Soto y la alegría de ser tu testigo señor”, Histórica, vol. XIX N° 2, diciembre de 1995. Del mismo autor, “Mujeres al borde de la perfección: Rosa de Santa María y las alumbradas de Lima”, Hispanic American Historical Review, 73:4, 1993. Ramón Mujica Pinilla, “El ancla de Rosa de Lima: Mística y Política en torno a la Patrona de América”, en Santa Rosa de Lima y su Tiempo, Ed. Banco de Crédito del Perú, Lima, 1995, pp. 60-64. También, de este autor Rosa limensis. Mística, política e iconografía en torno a la patrona de América, FCE y Banco Central de Reserva del Perú, Lima, 2001, pp. 73-80. René Millar Carvacho, “Visiones y Visionarias ante la Inquisición de Lima”, en prensa. También, cap. V de este libro. Luis Miguel Glave, “Santa Rosa de Lima y sus espinas”, en De Rosa y espinas. Economía, sociedad y mentalidades andinas, siglo XVII, Instituto de Estudios Peruanos y Banco Central de Reserva del Perú, Lima, 1998, pp. 207-215.

      8 Ramón Mujica, Rosa limensis, op. cit., p. 76. También, Fernando Iwasaki, “Luisa Melgarejo de Soto”, op. cit., pp. 227-228.

      9 Fernando Iwasaki, “Luisa Melgarejo.., op. cit.”, p. 227.

      10 Ibid., Archivo Histórico Nacional, Madrid (AHN), sección Inquisición, leg. 1647/5, N°1.

      11 Ver cap. V

      12 AHN, Inquisición, leg. 1647-1, N°5.

      13 Sobre el místico doctor Juan del Castillo ver cap. VI y también Ramón Mujica, Rosa limensis, op. cit., p. 129 y ss.

      14 Declaración de Luisa de Melgarejo en Primer proceso ordinario para la canonización de Santa Rosa de Lima, op. cit, p. 155.

      15 Decimos relativamente porque en sus respuestas al cuestionario a los testigos del proceso ordinario queda en evidencia su conocimiento de oídas de la mayoría de los hechos sobre los que se le interroga. Cfr. Primer proceso ordinario, op. cit., pp. 155-160.

      16 Fray Leonardo Hansen, op. cit., p. 177. Fr. Juan Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias en la historia de la gran Provincia de San Juan Bautista del Perú de el Orden de Predicadores, Roma, 1681-1682, vol. II, p. 311, sobre el punto dice de Luisa: “una señora de singular espíritu y perfección, como conocía el fondo de su mucha santidad, no quería hablarla, ni recibirla en su casa sino de rodillas, besando el suelo que pisaba y si había de escribirle algún papel, consultándole materias de su espíritu siempre lo escribía de rodillas”.

      17 Declaración de Gonzalo de la Maza en Primer proceso ordinario…, op. cit., p. 81. Luis Millones, Una partecita del cielo, Lima, 1993, incluye también, en apéndice, las declaraciones del contador en el proceso ordinario de beatificación.

      18 Ibid.

      19 Ibid., pp. 81-87.

      20 Luis Miguel Glave, op. cit., p. 212, expresa que Luisa “a voz en cuello narró <su divino tránsito> para la sociedad limeña que se arremolinó esa noche de 1617 para velar y crear a su santa”.

      21 El jesuita Antonio de Vega Loayza declaró en diciembre de 1617, en calidad de testigo en el proceso ordinario de Rosa, que Luisa de Melgarejo se había arrobado “como suele por muchas horas, veces y tiempo, así en su casa como todos los días por muchas horas…, en este dicho templo de San Pablo, a vista de toda la ciudad y de sus vecinos y moradores, que han sido casi todos hombres y mujeres, los que han venido a ver dichas maravillas, que Dios Nuestro Señor por ella o con ella obra, con diferentes fines y afectos”. Cfr. Primer proceso…, op. cit., p. 269.

      22 AHN, Inquisición, leg. 1647-1, N°5, carta del inquisidor Lima Andrés Gaytán al Consejo de la Suprema de 1° de mayo de 1624. Ver cap. V de este libro. También, Fernando Iwasaki, “Luisa Melgarejo…, op. cit.”, pp. 227-229. Luis Miguel Glave, op. cit., pp. 213-214.

      23 El místico jesuita Francisco del Castillo, en su autobiografía, en que relata acontecimientos hasta 1672, se refiere a Luisa Melgarejo como “señora bien conocida en Lima por su gran santidad y ejemplarísima vida”, la cual había visto al padre Gonzalo Suárez “en el cielo con otros muchos de la Compañía muy adelantado en gloria”. Un místico del siglo XVII. Autobiografía del venerable padre Francisco del Castillo de la Compañía de Jesús, Introducción y notas Rubén Vargas Ugarte, Lima, 1960, p. 103. Otro gran místico de la Compañía, el padre Antonio Ruiz de Montoya, dice hacia 1650 haber utilizado como fuente en su obra Silex del Divino Amor, (Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1991, p. 250) los éxtasis y revelaciones con que el Señor había adornado a Luisa de Melgarejo.

      24 Declaración de Gonzalo de la Maza, en Primer proceso…, op. cit., pp. 86-87.

      25 Michel Vovelle, La mort et l’occident, Gallimard, France, 1983, pp. 290 y ss.

      26 Ibid., p. 325. Sobre el tema de la muerte en la América colonial, ver Isabel Cruz, La muerte. Transfiguración de la vida, Ediciones