Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan Eduardo Vargas Cariola
Издательство: Bookwire
Серия: Historia de la República de Chile
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561424586
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Talca y Linares, habían llevado una vida de extrema languidez durante la primera mitad del siglo XIX. La existencia de solares sin construir en el sector más central de esas ciudades hasta muy entrada la segunda mitad de ese siglo, la inexistencia o la mala calidad de sus servicios más esenciales, como el abastecimiento de agua y, en especial, la tendencia de los terratenientes a vivir en sus propiedades o, en el extremo, en la capital, fueron elementos que contribuyeron a mantener la inercia de las urbes de provincia.

      Esos centros siguieron un esquema de desarrollo no muy diferente al de Santiago. A la ciudad formal, “civilizada”, con la plaza, la iglesia parroquial, la municipalidad, las principales dependencias de la administración, los colegios, el teatro, el hospital y el comercio de más calidad en el centro, sector donde tenían sus casas los integrantes de la elite, se oponían las barriadas de las áreas exteriores, miserables, carentes de los servicios básicos y a menudo, próximas a cementerios o a pequeños establecimientos fabriles.

      CONCEPCIÓN Y LA FRONTERA

      En el centro-sur del país la evolución de Concepción muestra también la estrecha vinculación existente entre el desarrollo económico y el crecimiento demográfico. Las consecuencias de la guerra de la emancipación, que la dejaron a muy mal traer, eran visibles todavía en 1828, cuando la visitó Poeppig:

      A las grandes dificultades que experimentó la ciudad para superar las consecuencias de la guerra se agregó el devastador terremoto de 1835, que también arruinó a las ciudades del centro. Sin embargo, el auge cerealista y el desarrollo de la molinería le permitieron iniciar una sostenida recuperación. A lo anterior se unió el comienzo de la explotación del carbón en Coronel, Lirquén, Puchoco, Lota, Curanilahue, Carampangue, Colico y Maquehua, que en ocasiones dio impulso a actividades complementarias, como la fundición y refinación de minerales de cobre traídos del norte, y la fabricación de ladrillos refractarios, de botellas y de vidrios planos. Una vez más, como había ocurrido en Copiapó, La Serena y Valparaíso, la presencia de los extranjeros fue decisiva en el impulso a estas actividades.

      La sociedad de Concepción, con estrechos nexos con Chillán y Los Ángeles, estuvo marcada con fuerza por su carácter fronterizo, y conservó en los primeros decenios republicanos el sello militar que la había caracterizado durante la monarquía, sello que estaba dado no tanto por la guerra secular con los indígenas —guerra que en verdad fue imaginada—, sino por la presencia de contingentes militares, de las milicias y de todo el aparato administrativo anexo, cuyos principales integrantes se establecieron en la zona, contrajeron matrimonio con mujeres de la localidad, adquirieron tierras de los indígenas y, exactamente como ocurrió durante la monarquía, se ocuparon de manera preferente de sus actividades agrícolas y ganaderas, lo que habitualmente hacían con el concurso de los soldados de la guarnición. Las familias Rioseco, Cruz, Larenas, Santa María (Escobedo), Benavente, Del Río (Gastetuaga), Lamas, Ojeda, Prieto (Seixas), Bulnes, Freyre de Andrade, Manzano, Vial y Squella, entre