Vida de Jesucristo. Louis Claude Fillion. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Louis Claude Fillion
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788432151941
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rel="nofollow" href="#ulink_39e5d7a5-e4e1-59fe-be37-de99b008aca8">[46] JOSEFO, Vita, 54, dice expresamente que se necesitaban tres días para ir de Galilea a Jerusalén.

      [47] Lc 1, 42. Con fórmula análoga acostumbra San Lucas a expresar las emociones vivas. Cfr. 2, 10; 4, 33; 8, 28; 17, 15; 19, 37; 23, 46; 24, 52.

      [48] Muchos Padres y teólogos han concluido, muy legítimamente, de este lenguaje de Isabel, que entonces fue conferido a Juan Bautista este privilegio. Pues que su hijo se había estremecido «de júbilo», es que tenía conciencia de lo que hacía. Así TERTULIANO, De carne Christi, 21, lo llama «Domini sui conscium infantem». Se discute, sin embargo, acerca de la duración de este favor, que, según muchos autores habría sido solamente transitorio.

      [49] Que los protestantes y racionalistas nos acusen, si quieren, de adorar a la Virgen de Nazaret; tan bien como nosotros saben que nosotros no adoramos más que a Dios. Pero veneramos con un culto especial (llamado por los teólogos de Hyperdulia) a la madre de Nuestro Señor Jesucristo, y en ella amamos a nuestra propia madre. Sólo quienes no comprenden el sentido de estos títulos pueden rehusar el asociarse a nuestros homenajes. Algunos protestantes, sobre todo en Inglaterra, han venido en esto a mejores sentimientos.

      [50] 1 Sam 2, 1-10.

      LAS DOS NATIVIDADES

      Entretanto, «se cumplió el tiempo en que Isabel debía parir y dio a luz un hijo». Pronto la dichosa madre se vio rodeada de un círculo íntimo, formado de amigas y vecinas, que acudieron a felicitarla, y también para alabar al Señor con ellas, pues en aquel nacimiento inesperado era imposible no reconocer la intervención divina.

      Llegó al colmo la extrañeza cuando de repente Zacarías recobró por un milagro el uso de la palabra, que otro milagro le había quitado. «Y en aquel mismo instante —dice San Lucas— se abrió su boca, y se desató su lengua.» Había quedado mudo por falta de fe; cesa de serlo tan pronto como ha cumplido un acto de obediencia, imponiendo a su hijo el nombre prescrito por el ángel. Y consagrando inmediatamente a Dios las primicias de la facultad que de tal modo le había sido devuelta, tras un silencio de nueve meses, «empezó a hablar bendiciéndole». Gracias a San Lucas, el evangelista de los cánticos sagrados, podemos oír todavía, después de largos siglos, las principales palabras de bendición —precisamente comienzan por el vocablo Benedictus— que entonces salieron de los labios y del corazón del santo sacerdote. El escritor sagrado ve en esta piadosa efusión el resultado de la inspiración divina, pues nos dice que el padre del Bautista «fue lleno del Espíritu Santo» al pronunciar su himno profético, del que damos la traducción literal:

      Bendito sea el Señor Dios de Israel,

      Porque ha visitado y rescatado a su pueblo,

      En la casa de David su siervo,

      Según había prometido por boca de sus santos,

      De sus profetas desde los tiempos antiguos,

      Para salvarnos de nuestros enemigos,

      Y de mano de todos los que nos aborrecen,

      Para hacer misericordia con nuestros padres,

      Y acordarse de su pacto santo,

      Según el juramento que juró a Abraham, nuestro padre,

      De otorgarnos esta gracia:

      Que libres de las manos de nuestros enemigos,

      Le sirviésemos sin temor,

      Caminando delante de Él en santidad y justicia,

      Todos los días de nuestra vida,

      Y tú, Niño, serás llamado profeta del Altísimo;

      Porque irás ante la faz del Señor, para preparar sus caminos, Para dar a su pueblo el conocimiento de la salud

      En remisión de sus pecados,

      Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios,

      Por cuyo favor nos ha visitado desde lo alto el sol que nace,

      Para alumbrar a los que están de asiento en tinieblas y sombras de muerte.

      Para enderezar nuestros pies por el camino de la paz.