Cuidados básicos del niño sano y del niño enfermo. Roser Casassas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Roser Casassas
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Медицина
Год издания: 0
isbn: 9789561425279
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las vías respiratorias, de los maxilares y de la erupción de los dientes.

      El cuello del recién nacido es muy corto; esto hace que la cabeza se vea unida al tórax; las clavículas y costillas están en posición horizontal; el tórax del recién nacido tiene una forma cilíndrica. En el transcurso de los primeros años y debido a la marcha, las clavículas y las costillas comienzan a tomar una posición más oblicua que se completa alrededor de los siete años; con esto, la forma del tórax se aplana, el cuello se alarga y este segmento corporal adquiere el aspecto del adulto.

      La columna vertebral al nacer prácticamente no presenta curvaturas; éstas comienzan a formarse a medida que el desarrollo motor progresa en dirección céfalo caudal. La curvatura cervical se observa en el niño cuando ya es capaz de sujetar la cabeza y la lumbar se desarrolla después que el niño comienza a caminar.

      Las piernas, que son cortas al nacer, durante los primeros años de vida tienen un crecimiento más rápido, en comparación con el resto del cuerpo. Esto hace variar la relación entre la talla sentado y de pie; al alcanzar la edad adulta la talla sentado corresponde a la mitad de la longitud total. Con el inicio de la marcha las piernas se pueden observar ligeramente arqueadas (genu valgus) se espera que esto se corrija alrededor de los seis a siete años por el mayor desarrollo muscular, producto de la gran actividad motora de esta edad.

      Los pies en los primeros años tienen aspectos de pie plano debido a la falta de desarrollo de la musculatura plantar y a la presencia de tejido adiposo. Alrededor de los dos y medio a tres años de edad se empiezan a observar los arcos plantares. El desarrollo normal de este segmento corporal se favorece con el ejercicio y el uso de zapatos adecuados.

      Las extremidades superiores durante toda la infancia son proporcionalmente más cortas que las del adulto, crecen a gran velocidad en la adolescencia, período en el cual adquieren la longitud definitiva.

      Al nacer, el sistema nervioso es uno de los más inmaduros, con una actividad predominantemente refleja, pero que crece y se desarrolla a gran velocidad en los primeros años de vida, para declinar durante la edad preescolar y estabilizarse posteriormente.

      En la actualidad se considera que su crecimiento y desarrollo persiste hasta la pubertad, pero a una velocidad muy lenta. En su crecimiento, como en el de los otros sistemas, se distinguen tres etapas: hiperplasia, hiperplasia e hipertrofia, e hipertrofia.

      En el período pre-natal predomina la etapa de hiperplasia, caracterizada por una multiplicación celular activa. Desde el nacimiento hasta más o menos el año de edad continúa la multiplicación celular, aunque en forma menos intensa que en la etapa anterior, iniciándose el aumento de tamaño de las células (hipertrofia). Posteriormente continúa solamente la etapa de hipertrofia.

      El aumento de la masa encefálica determina la rapidez de crecimiento del cráneo durante los primeros años de vida. El mayor crecimiento de este órgano ocurre en el primer año, durante el cual triplica su peso, lo que se evidencia en un aumento del perímetro craneano de alrededor de 12 cm.; por esto es importante la medición periódica durante esta etapa. En el recién nacido el peso del cerebro representa aproximadamente un 10% del peso corporal, en el adulto es sólo un 2%.

       Peso del cerebro y perímetro craneano (PC) en diferentes edades.

Edades Peso Cerebro (gramos) Perímetro craneano (centímetros)
Recién Nacido 335 35
1 año 950 47
6 años 1.200 52
Adulto 1.350 56

      La mielinización, formación de una vaina de mielina alrededor de las fibras nerviosas, se inicia hacia el cuarto mes fetal y se completa, según algunos autores, antes de finalizar los dos años de vida. Hay estudios que afirman que este proceso se prolonga hasta los seis años. Las últimas fibras en mielinizarse son las de correlación entre los centros superiores, corteza cerebral y tálamo.

      Existen evidencias de que los nervios pueden conducir los impulsos antes que adquieran la vaina de mielina, pero en forma débil, difusa y a menor velocidad. En la actualidad se sugiere que la mielinización puede ser favorecida con estímulos adecuados que aumenten la actividad de los diferentes sistemas.

      Los mecanismos de maduración del sistema nervioso no se conocen exactamente, pero se puede tener una apreciación objetiva de ello a través de la evolución de los reflejos y del desarrollo que va alcanzando el niño en las áreas del lenguaje, social, coordinación y motora, aunque esto no sólo refleja la maduración del tejido nervioso, sino también la influencia del entorno. Es importante destacar que la nutrición es un factor determinante en la evolución del sistema nervioso, especialmente durante los dos primeros años de vida.

      Al nacer no hay pruebas de actividad cortical, ésta comienza a evidenciarse en los primeros meses. El desarrollo de la corteza cerebral alcanza su máximo alrededor de los dos años y medio de vida extrauterina.

      La actividad del recién nacido es eminentemente refleja, siendo la movilidad voluntaria escasa. A medida que el sistema nervioso madura, los actos que el niño realiza son cada vez más complejos. Por lo general, hasta antes de la edad escolar, los movimientos de los niños son torpes y están acompañados de otros movimientos asociados (sincinesia), lo que determina una falta de precisión en el gesto, que es normal hasta los ocho o nueve años de edad.

      En el escolar los movimientos ya poseen las características del adulto: metría, fuerza y delicadeza, producto de la maduración del sistema piramidal, que se logra alrededor de los seis a siete años, del extrapiramidal entre los nueve y diez, y del sistema cerebeloso, que completa su maduración al comienzo de la adolescencia.

      El tono muscular, evidencia de integridad funcional entre el sistema motor y neurológico, está en el recién nacido aumentado, observándose en él una flexión generalizada. Esta hipertonía muscular es máxima en el primer trimestre de la vida; más adelante, el tono muscular va disminuyendo, alcanzando un grado máximo de hipotonía muscular entre los doce y veinticuatro meses de edad.

       Reflejos

      La actividad refleja comienza en la vida intrauterina. El recién nacido tiene una serie de reflejos, llamados reflejos arcaicos o de inmadurez, que van desapareciendo cuando el niño logra la madurez que le permite realizar la acción en forma voluntaria. Simultáneamente van apareciendo otros reflejos que indican maduración del sistema nervioso y que son precursores de la actividad motora voluntaria.

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      El reflejo es un acto inconsciente dirigido por el sistema nervioso, sin la intervención de la voluntad. Para que se produzca una respuesta refleja es necesaria una estimulación periférica que sea conducida por vía sensitiva hasta el centro elaborador, donde se transforma en una respuesta motora, que es llevada por vía eferente o motora al emisor.

      Los reflejos se clasifican en cuatro tipos: arcaicos o de inmadurez (propios del recién nacido); de madurez; osteotendinosos y cutáneos.

       Reflejos Arcaicos

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