El teatro norteamericano: una síntesis. Alfredo Michel Modenessi. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alfredo Michel Modenessi
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786070249792
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duda le quedaba. Llegada la Depresión, la época de carencias económicas más terrible que haya sufrido Estados Unidos, O'Neill dejó de estrenar obras y de publicar textos. Dio a conocer una pieza más en 1933: Ah, Wilderness! Tal vez la aclamación que recibió Mourning Becomes Electra algo tuvo que ver con el fin de los tiempos de la prosperidad y el desenfado. Quizá simbolice la última ocasión en que el ungido dramaturgo de Norteamérica habló con la pasión inmediata que sus espectadores podían soportar sin conmoción impropia. Pero luego, desde 1934 hasta 1946, O'Neill no estrenó ninguna obra. Aunque no dejó de escribir, sus proyectos tomaron carices nuevos e inesperados.

      Aquí la especulación biográfica resulta definitiva. En su dedicatoria de Long Day's Journey into Night a Carlotta, O'Neill, además de las lágrimas y la sangre, habla de "mis muertos" y de "los atormentados Tyrone". De todos los Tyrone, aclara. Y como miembro de la familia Tyrone, O'Neill usa el adjetivo adecuado: "atormentados". Aunque la traducción en realidad no le hace justicia. El término original es el mismo que usó para intitular la última de las tragedias de su Electra: haunted. Se trata del efecto que tienen los recuerdos dolorosos, las culpas y las desesperaciones en el espíritu. Es una palabra que indica tormento, sí, pero a haunted man es algo más que un atormentado: es un hombre perseguido hasta el dolor y la penuria moral, acosado por recuerdos, presencias intangibles pero incluso físicamente destructivas. O'Neill sabía de qué hablaba y lo plasmó en un texto y una obra agotadora que, de acuerdo con su propias indicaciones, no debía conocerse durante su vida. Y así fue: Long Day's Journey into Night, terminada en 1941, no fue estrenada sino hasta 1956, si bien eso quiere decir que Carlotta, con buen juicio, accedió a que se mostrara incluso antes de los 25 años que como última voluntad O'Neill indicó que debían transcurrir antes de hacerse pública.

      La obra, a través de cuatro actos —el tercero dividido en dos escenas, disimulando una estructura clásica de cinco movimientos— cubre un día en la aparentemente apacible casa de los Tyrone, nombre del clan original de los O'Neill en Irlanda. A partir de un ambiente inicial jovial y relajado, el día empieza a despedir una cruda secuencia de conversaciones, pequeñas y crecientes batallas verbales —sin gran desperdicio o excesivos caprichos de falso poeta— que nos conducirán a una desintegración. Edmund Tyrone, el hijo menor de la familia, sufre de tuberculosis sin que su madre Mary lo sepa. James Tyrone y Jamie, su primogénito, enterados de la enfermedad, intentan ocultárselo. La disputa crece alrededor de la avaricia del padre, acusado de escatimar gastos aun para la recuperación de su hijo. Éste es un joven talentoso completamente desperdiciado. El mayor es un actor de segunda que vive de las sobras y los favores paternos. Los tres beben, pero Jamie es quien realmente sufre de alcoholismo. El fantasma más temido, sin embargo, lo constituye la de todos sabida pero por todos evadida regresión de Mary a la morfina, a la que es adicta desde el difícil parto de Edmund. En el transcurso del día los secretos de familia se revelan uno a uno y los enfrentamientos y las verdades amargas se precipitan hasta las altas horas de la noche, con los tres hombres sentados alrededor de una mesa de juego, derrotados por sus apariencias, en tanto que Mary celebra, perdida entre la droga y los deformes recuerdos de sus deseos truncos, presidiendo la reunión en una imagen sobrecogedora, mientras la niebla se cierra sobre el hogar y las vidas de los Tyrone. Hasta el día siguiente.