El teatro norteamericano: una síntesis. Alfredo Michel Modenessi. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alfredo Michel Modenessi
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786070249792
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más importante, no en un sentido exclusivamente personal, sino como permanente contribución al arte dramático de su tiempo y el nuestro. Para citar de nuevo la perspectiva de Kushner, "el diálogo de O'Neill es, en mi opinión, poesía escénica que produce chirridos, chasquidos, chillidos y fricciones"; más aún, continúa, si se le lee en voz alta:

      En el pasaje al que se refiere Kushner, mientras juegan a las cartas, el viejo Tyrone le dice a Edmund que tiene hechuras de poeta. Edmund, sardónicamente, responde:

      ¿Hechuras de poeta? No. Me temo que soy como el tipo que cuando quiere fumar le pide cigarrillos a los demás. Ni siquiera tiene las hechuras del vicio, sólo el hábito. Lo que acabo de decir no está siquiera cerca de lo que quería expresar. Apenas fue un tartamudeo. Y eso es lo más que voy a lograr. Si vivo para ello, desde luego. Pero no está mal; cuando menos voy a escribir con estricto realismo: el tartamudeo es la elocuencia natural de los que habitamos la niebla.

      O'Neill conocía mejor que nadie, en efecto, sus limitaciones, pero también sus alcances y su grandeza. Long Day's Journey into Night es el notable testimonio de ambas cosas y, ciertamente, la evidencia que más permite a O'Neill ganar cualquier juicio que busque retirarlo del lugar que aún le corresponde como abrevadero y asombro de la tradición escénica estadounidense.

      Las otras dos piezas que he mencionado junto con Long Day's Journey into Night tienen la particularidad de ser genéricamente del mismo tipo: el único gran teatro derivado en exclusiva de nuestra época, el mismo tipo de pieza dramática que tuvo su punto de partida con Chéjov y que de manera tan clara, en su concentración sobre el ser y alma de lo común, toca los ritmos y conflictos de lo moderno. No es posible entrar en detalles, pero la lectura de The Iceman Cometh y de A Moon for the Misbegotten da cuenta de dos piezas valiosas en lo formal, si bien la última de un poco menor estatura. Estas obras finales aseguran la permanencia de la dramaturgia de O'Neill más allá de lo polémico de sus pretensiones y excesos. Con el paisaje de su producción en mente y los rasgos pertinentes de su vida a la mano, no es difícil intuir que O'Neill se acercaba a escribir una serie de obras mayores y que la producción temprana y media, con cualidades y defectos, habría de ceder ante lo que la sensibilidad de O'Neill tuvo todo el tiempo a la vista pero no al alcance de su objetividad. A mi modo de ver, el dramaturgo temprano fue un fenómeno de una búsqueda y una gran conjunción creativa con los creadores de su alrededor y con un mundo ávido del cambio, al que contribuyó con algunos de los mayores signos. El dramaturgo medio es un creador que se exige en líneas profusas —y quizá hasta arrogantes y confusas— la creación de un drama que lo acecha y al que no da cabal configuración. El O'Neill de la tercera etapa puede llevarse las palmas respecto de las anteriores, sin remordimiento. Y habría que recalcar que el mejor O'Neill es el menos experimental, el más realista, el más riguroso. Justamente después de la guerra y cerca de su muerte, O'Neill comienza a perder la preferencia del público y la crítica. Pero la retracción del escenario dio lugar a piezas de una sensibilidad hasta entonces extraviada o sobrecargada que con toda justicia consolidaron la forma del dramaturgo cuando menos en su propio país. Aunque no habría que desaprovechar la oportunidad, pasadas las etapas de adoración ciega y de despedazamiento inmisericorde de su obra, de reclamar en favor suyo el lugar que merece en la producción dramática de nuestro tiempo.

      NOTAS