El nombre se liga con la decisión de Cook y Glaspell de mudarse del midwest a Nueva York. Una vez en Greenwich Village, trabaron amistad con artistas y críticos, entre los que destacaba Hutchins Hapgood, quien se refugiaba de los veranos neoyorquinos en Provincetown, Massachusetts. Allí mismo se reunían las figuras más destacadas y controvertidas del ambiente (entre ellas John Reed, cronista de la Revolución mexicana y de la rusa) y se intercambiaban ideas para una nueva cultura del nuevo mundo. El propósito común era acabar con el vacío espiritual forjado por el falso progreso y su consecuente enajenación del ser humano. Allí también se llevó a cabo la primera función de quienes se convertirían en los Provincetown Players. Al igual que los Washington Square Players, su primera experiencia fue casi fortuita. Como ellos, los Provincetown Players deseaban un teatro más significativo que el que los estadounidenses estaban prácticamente condenados a ver. Sin embargo, Cook conocía mucho más sobre aspectos teóricos del teatro que cualquiera de los miembros de los Washington Square Players y elaboró una filosofía para abordar sus propósitos como grupo. Para Cook, el teatro tenía que reestablecer nexos con el espíritu y con los seres inquietantes de la sociedad. El suyo era un proyecto de teatro integral donde las artes coexistían, donde no había lugar para reduccionismos naturalistas. Cook no constreñía la representación escénica a la reproducción literal de circunstancias y cualidades de la vida real, reflejo de un determinismo sin escape. Entendía el arte como fuerza de unificación y superación espiritual, con un carácter simbólico y poético. Como lo llegó a expresar él mismo: "Algo que nos hace falta es la libertad de abordar la vida en el arte con la franqueza de Aristófanes". También a diferencia de los Washington Square Players, el grupo de Cook y Glaspell tenía los ojos puestos en la representación de obras netamente estadounidenses. Después de Supressed Desires y Constancy, se hicieron de un auditorio improvisado en un muelle de Provincetown. En este auditorio que llamarían Wharf Theatre, montaron de nuevo las obras antes mencionadas junto con Change Your Style, del propio Cook, y Contemporaries, de Wilbur Steele.
Los logros del grupo no hicieron justicia a los elevados propósitos de las ideas de Cook, pero en varios sentidos les venían bien. La frase de Cook acerca de Aristófanes se cumplió de manera parcial con el género propio de Supressed Desires, una divertida farsa que acentuaba los absurdos característicos del matrimonio burgués estadounidense, al igual que los complejos, ansiedades, prejuicios y mezquindades de la clase media. Cook y Glaspell representaron al marido y a la mujer: el arquitecto Stephen Brewster y su distinguida esposa, un ama de casa aspirante a psicóloga aficionada, suscrita al semanario de Psicología Enfermiza. Otro objetivo era satirizar el freudianismo barato que aquejaba a los círculos en apariencia educados de la clase media. Constancy, por su parte, era una obra sin otro mérito que estar inspirada en el histórico amor de John Reed y Mabel Dodge. Aquellos primeros esfuerzos por crear un teatro en verdad crítico y norteamericano no parecían ir más allá de lo divertidamente mordaz y significativo para un grupo de artistas e intelectuales y sus allegados locales. Pero el destino del teatro de Estados Unidos estaba trazado y los miembros originales de los Provincetown Players dieron de frente con la respuesta práctica a sus planteamientos, aspiraciones y problemas: Eugene O'Neill.
O'Neill fue el primer dramaturgo de impacto mundial surgido en Estados Unidos. También es un buen dramaturgo. Es necesario subrayarlo porque la tendencia reciente ha sido restarle méritos artísticos y acentuar los históricos. Por lo pronto, hay que poner de relieve su papel culminante en el proceso que creó al teatro norteamericano. Cook había vendido localidades para una temporada todavía inexistente por parte de un grupo igualmente hipotético cuando conoció a Eugene O'Neill. Sólo contaba con una teoría, un objetivo y mucha suerte. La teoría ha sido esbozada, el objetivo era escenificar obras críticas sobre los norteamericanos, escritas por norteamericanos. La suerte lo acompañó en 1916, cuando encontró la pieza que faltaba para completar un pequeño repertorio y a un personaje que a los 18 años parecía haber pasado ya por todas las experiencias. Eugene O'Neill llegó a Provincetown como parte de la marejada veraniega de refugiados que habitualmente vivían en el célebre distrito artístico e intelectual de Greenwich Village. Remitido al grupo de Cook y Glaspell por un amigo común, O'Neill ofreció al matrimonio Bound East for Cardiff, una de sus "piezas del mar", a la que Baker, el del 47 Workshop, había llamado "cualquier cosa menos una obra de teatro".3 Para Cook y Glaspell la sombría pieza resultó justo lo que necesitaban, y de inmediato la incluyeron en el programa de temporada de verano. Los Provincetown Players hallaron su consolidación a través de O'Neill; se constituyeron formalmente, conservaron su denominación y decidieron invitar a otros artistas de la escena, amén de proponerse adquirir un local. No tardaron en lograrlo, y gracias a la venta adelantada de 400 localidades con la ayuda de Reed, el 3 de noviembre de 1916 dio inicio la primera temporada de los Provincetown Players con larepresentación de Bound East for Cardiff. Como lo han observado muchos historiadores, así comenzó la historia del verdadero teatro norteamericano.
Esa historia constituye una crónica con pasajes intricados, como la de sus orígenes. Cook sostenía que el teatro era integral, trascendental y libre, arraigado en la unidad grupal. En tanto ideas, todo ello tenía sentido. En la práctica, el grupo no tuvo la cohesión de su teoría. Uno de los miembros originales, Floyd Dell, comenzó a detectar los conflictos de ego comunes a empresas de este tipo. El principal problema consistió en un doble criterio en lo concerniente a la libertad creativa, el sentimiento de grupo y la disciplina para encauzar los esfuerzos comunes. Donde Cook reclamaba libertad absoluta, a menudo obraba como déspota; cuando se trataba de experimentar, rayaba en lo anárquico. Tal inestabilidad es natural y hasta necesaria en una revolución profunda, pero el precio que cobra casi siempre es definitivo. Con todo y sus características reyertas internas, el grupo dejó una herencia notable. El interés que puso en desarrollar el concepto de la obra corta, la pieza en un acto, continúa vigente en la tradición norteamericana, con la misma fuerza con que fue cultivado por sus máximos exponentes, O'Neill y Glaspell; prácticamente toda la producción de estos dos y de los demás dramaturgos de la compañía se dio bajo esa forma estricta. La consolidación de la pequeña empresa artística con preocupaciones serias y alcance nacional representa un logro incomparable. Incluso la transición final a Broadway, a manera de mediación y conquista, con todo y las críticas que suscitó y los errores que sin duda implicó, fue uno de los pasos definitivos para que el teatro norteamericano surgiera como tal. Asimismo, los Provincetown Players dieron carta de nacionalidad a los conceptos de teatro concentrados en Europa y elaborados por Appia, Craig y Antoine, entre otros. Con ello, la puerta quedaría abierta a todas las corrientes. Llegado el tiempo, las corrientes de vanguardia no sólo se arraigarían en Estados Unidos, sino que incluso partirían de allí hacia el mundo. En lo fundamental, la contribución del grupo giró en torno de las relaciones entre público y escena. Derribaron los obstáculos promovidos por el teatro anterior, liberaron al actor del yugo declamatorio y a los espectadores de gran parte de la pasividad a que estaba sujeta su imaginación. Vincularon temas y montajes en formas desconocidas hasta entonces por sus espectadores, integrando los elementos espaciales, sonoros, lumínicos, verbales y gestuales del teatro, y le dieron tanto a dramaturgos como a técnicos y al público, libertad y compromiso con el arte escénico en cuanto congregación social, intelectual y artística, un concepto olvidado en un medio