Estas pautas se aprenden y no están genéticamente determinadas,8 variando de cultura en cultura, siendo algunas de estas más "de proximidad" y otras más "de distancia" en las interacciones. En las culturas latinas, se afirma, las distancias relativas son más pequeñas, y la gente se siente más cómoda cerca de los demás. En las culturas nórdicas ocurre lo contrario. Reconocer tales diferencias mejora el entendimiento intercultural, y ayuda a eliminar la incomodidad que la gente siente si la distancia interpersonal no corresponde a lo esperable. Adicionalmente, las distancias personales también dependen de la situación social, el sexo o género, y preferencias individuales. Cada persona suele ser muy sensible a su "espacio personal" (o espacio corporal), incomodándose si es violado sin su consentimiento. Se han descrito diferentes tipos de "distancias" entre los participantes en la interacción. Los estudios frecuentemente hacen referencia a distancias íntimas, informales y formales.
Hall da cuenta de cuatro distancias discernibles en la cultura norteamericana, de las que el antropólogo entrega cuidadosas mediciones, incluyendo observaciones respecto de los ángulos visuales implicados y otros indicadores de interacción no verbal:9
• íntima
• personal-casual
• social-consultiva y
• pública
Hybels y Weaver (1983), refiriéndose al uso del espacio en la situación pedagógica, afirman que el estudiante:
En el mismo momento en que entra en una clase, se enfrenta a una decisión que está relacionada con la manera en que se utiliza el espacio. Tiene que resolver dónde se va a sentar. Es posible que se decida por las últimas filas, ya que quiere pasar inadvertido, o por una de las primeras, quizá debido a que desea que se le preste atención...
Sus compañeros de clase pueden interpretar la elección de los primeros asientos como un "deseo desmesurado de agradar al profesor". Es muy probable que no reaccionen de modo alguno ante la elección de un asiento de las últimas filas, debido a que parece que esto es la norma: el lugar que es elegido con más frecuencia por los estudiantes.
Estos mismos autores explican cómo la proxémica considera variables tales como entusiasmo y frialdad, formalidad e informalidad, ya que "la distancia que se mantiene cuando se habla con una persona, con frecuencia refleja lo que se siente hacia dicha persona o la fuerza de las actitudes que se tienen hacia ella en aquel momento. Una menor distancia, generalmente refleja entusiasmo. Es mucho más cómodo sentarse en un sofá con dos amigos que con dos extraños".
Los alumnos en una sala de clase, en la interacción de todos los días, se forman una imagen muy decisiva de su profesora (o profesor) y de su actitud hacia ellos, de su calidez o posible frialdad o indiferencia, según la cercanía o distancia que observan guarda con ellos. Es posible que, sin darse cuenta, el maestro decididamente "ignore" a un alumno al darle siempre la espalda.
El arreglo de las distancias depende en parte de lo que ocurre en determinados lugares según la finalidad a que están destinados: un templo, una sala de clase, una consulta médica o psicológica exigen cierta formalidad que no se da en una cafetería o el patio.
A mitad de camino entre lo no verbal y lo verbal, se encuentra el paralenguaje, de cuyo estudio se ocupa la paralingüística.
C. La paralingüística estudia la forma como se dicen las cosa y no qué se dice; la entonación particular que transmite una determinada intención comunicativa: pena, alegría, gratitud, crítica, rechazo... Se interesa por los elementos que acompañan a las emisiones lingüísticas.
Al centrarse en los elementos que acompañan a las emisiones lingüísticas, va más allá de la prosodia gramatical (los enunciados afirmativos, imperativos, interrogativos, etc., tienen de por sí una entonación peculiar). Tales elementos, por lo general no verbales, constituyen señales e indicios que contextualizan y sugieren interpretaciones particulares de la información propiamente lingüística. Por ejemplo, los calificadores transmitidos por la voz -no por las palabras o la entonación gramatical- como su calidad forzada, relajada; el llanto o la risa cuando se integran en la comunicación; las modificaciones en volumen y tono motivadas por determinadas intenciones comunicativas; los silencios y pausas no gramaticales. Los oradores saben dar especial fuerza a los que dicen valiéndose de tales recursos, con lo que atraen y mantienen la atención del público.
La ironía, las amenazas, las súplicas, la crítica, las órdenes, las dudas, el alegar ignorancia, el "aire de inocencia", el querer convencer, adular, descalificar, engañar, etc., cobran buena parte de su sentido a través del "paralenguaje". A una persona se le puede decir que es "muy inteligente", dándole a entender, por medio del paralenguaje, exactamente lo contrario.
Es posible que el paralenguaje y lo kinésico revelen con mayor facilidad las verdaderas intenciones o sentimientos, contradiciendo lo verbal: Una mamá puede tratar de tranquilizar a su hijo pequeño la primera vez que lo lleva al jardín infantil, utilizando una serie de fórmulas verbales en tal sentido: Lo vas a pasar muy bien... la tía es muy buena y te va a querer mucho... vas a tener muchos amiguitos... Sin embargo, la tensión en su brazo y mano al coger la manito del niño; el tono tembloroso e inseguro de la voz están entregándole a este un mensaje muy diferente.
Los mensajes verbales que formula un educador pierden fuerza o inspiran desconfianza si el alumno percibe que se contradicen con actitudes o claves no verbales y paralingüísticas: una sutil hostilidad, rechazo o poco compromiso, transmitidos a través de estas claves, anulan los más elocuentes discursos verbales, llenos de (aparente) afabilidad. En general, las personas "leen" con relativa habilidad los concomitantes no verbales que acompañan a los mensajes verbales y pueden discriminar entre personas auténticas y veraces, tendiendo a desconfiar de quienes parecen no serlo. Quien deliberadamente pretende engañar, trata de controlar los aspectos pa-ralingüísticos y demás recursos no verbales, a fin de "no delatarse".
La fig. 5.3 integra a la información entregada anteriormente los elementos que estamos revisando.
Figura 5.3
Lenguajes verbales y no verbales
DIMENSIONES NO VERBALES EN EL PROCESO INTERACTIVO
En atención a la importancia que tiene la cuidadosa observación de la conducta no verbal en las personas, y para los educadores de manera muy especial la observación de la conducta no verbal de sus alumnos, incluimos una síntesis de la valiosa clasificación de Knapp (1980) -cuya obra recomendamos- y quien considera siete categorías:
1. MOVIMIENTOS DEL CUERPO O COMPORTAMIENTO KINÉSICO
El comportamiento cinésico o kinésico incluye gestos, posturas, movimientos de todo el cuerpo, cabeza, manos, pies, expresiones faciales, conducta de los ojos... Se subdivide en:
EMBLEMAS = actos no verbales que admiten una trasposición oral directa de palabras o frases: OK, paz, gestos que indican comer, dormir, direcciones (ir, venir, detenerse), saludos, insultos, estado físico, respuestas breves (sí, no, no lo sé). Pueden incluir tanto expresiones faciales (fruncir la nariz) como movimientos corporales (encogerse de hombros).
ILUSTRADORES = acompañan al habla y sirven para ilustrar lo que se dice: enfatizan enunciados; señalan objetos; describen relaciones espaciales o ritmo de acontecimientos. (Una versión estereotipada de ilustradores es la que utilizan muchos niños cuando recitan poesías...).
MUESTRAS DE EMOCIÓN (AFECTO) = configuraciones faciales o corporales que expresan estados afectivos (expresiones faciales de sorpresa, miedo, disgusto, cólera, felicidad, tristeza, etc.; una postura corporal lánguida, tensa...). Corrientemente no intentan comunicar, pero