Psicología del lenguaje. Jaime Bermeosolo Bertrán. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jaime Bermeosolo Bertrán
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425187
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muy ligada, por su naturaleza, a la fisiología y anatomía, y

      • de las características físicas de dicha secuencia, es decir, de sus propiedades acústicas (intensidad, tono, timbre, duración), de lo que da cuenta la fonética acústica, ciencia relacionada con la física, en especial con la física acústica.

      Tal como lo describen los tratados que se ocupan de estas materias -como, por ejemplo, los de fonética1- los sonidos del lenguaje se deben a una variación de la corriente de aire que se genera al espirar. Los pulmones, de donde proviene la corriente de aire, y la zona nasofaríngea -que constituyen las dos cavidades que intervienen en dicha variación- están separados por la laringe, donde se ubican las cuerdas vocales, las que, al hacerse vibrar voluntariamente, producen sonido.

      Nótese que esto se efectúa simultáneamente y en forma natural con la espiración (proceso en que el aire es expulsado de los pulmones) y no con la aspiración o inspiración. No se obstaculiza el proceso fisiológico de la respiración, gracias a la notable especialización del ser humano para el habla. Se suele distinguir entre órganos de la respiración (diafragma, pulmones, tráquea...), de la fonación (laringe, cuerdas vocales) y de la articulación (labios, lengua, paladar...). Dentro de estos últimos, implicados en la conformación final de los diferentes tipos de sonidos del habla en la comunicación, se distingue entre órganos activos (lengua, labios, velo del paladar) y pasivos (paladar duro, dientes y, en algunos casos, labios), de acuerdo al rol que les cabe en el proceso.

      En la boca se produce fundamentalmente la matriz típica de cada sonido, con la intervención de los órganos señalados. Las cavidades que están por sobre la laringe, que incluyen la faringe (o garganta) y la boca, comprenden el "tracto vocal", cuya forma varía en la producción de los diferentes sonidos del habla. La fig. 6.1 sintetiza esta información. Si bien un tratamiento más acabado de estos fenómenos se puede encontrar en los libros o capítulos dedicados a la fisiología del habla,2 más adelante se describirá con algún detalle la articulación de los fonemas.

       Figura 6.1

      Los órganos del habla (Ver el texto)

      Es importante distinguir entre fonética y fonología. Aunque ambas disciplinas se centran en el análisis de las unidades básicas articulatorias y perceptuales, posibles de identificar al examen consciente, hay una perspectiva diferente en cada una de ellas.3

      • La fonética estudia la composición material física y fisiológica de los fenómenos sonoros del lenguaje (el aspecto que Ibarra4 describe como "lo concreto, cuantitativo y bruto del sonido; lo grabable y fotográfico", todo lo que registran los aparatos de laboratorio).

      • La fonología, en cambio, en el estudio de los fenómenos sonoros del lenguaje, se fija sólo en su composición intencional de signo, en el sentido que tienen en la lengua. Es decir, únicamente en los rasgos que tienen valor significativo, desatendiendo los otros aspectos del sonido.

      La fonética se ocupa de toda la gama de los sonidos o fonos, tal como son articulados, y que por combinación dan pie al significante o la expresión; la fonología o fonémica,5 en cambio, estudia los fonemas, que son los sonidos que, interpretados perceptualmente, marcan o señalan diferencias en el significado. La fonética está más próxima al plano del habla; la fonología, al de la lengua:

      • FONÉTICA → se ocupa de los FONOS (plano del habla).

      • FONOLOGÍA (fonémica) → se ocupa de los FONEMAS (plano de la lengua).

      Esto lo precisa con propiedad Coseriu en su Introducción a la lingüística (Biblioteca Románica Hispánica, Gredos, Madrid, 1986) cuando afirma:

      En la actualidad, la mayoría de los lingüistas distingue dos ciencias del aspecto fónico, basándose en la distinción hecha por Saussure entre langue y parole:

      • Se distingue, por un lado, una ciencia de los sonidos de la parole (habla), que se ocupa del aspecto acústico y fisiológico de los sonidos: es esta la ciencia a la que se da propiamente el nombre de fonética, y que se entiende como estudio de los sonidos reales y concretos de los actos lingüísticos...

      • Y por otro lado, se distingue una ciencia de los sonidos en la langue (lengua), la fonología, que estudia los sonidos como unidades funcionales, o sea, como elementos que desempeñan una determinada función lingüística (de constitución y distinción de los signos) y no como fenómenos simplemente materiales.

      Hay más fonos o sonidos que fonemas, ya que estos pueden realizarse en uno o más fonos (conocidos como alófonos), equivaliendo a pronunciaciones ligeramente diferentes, las que no inciden en el significado. Nuestro "oído" está acostumbrado a percibir los fonemas, por su incidencia en la significación, y desatiende a los fonos. El fonema /n/ se articula o pronuncia de manera diferente en las palabras "enfermo" y "mano", de lo que no tiene conciencia el hablante, quien considera que se trata del mismo sonido. La verdad es que, en el primer caso articula algo parecido a emfermo, forma o variante alofónica que asume tal fonema en ese contexto determinado. En la palabra dedo, el lector podrá observar, si lo examina cuidadosamente, que el primer sonido [d] se articula de manera muy diferente al segundo sonido o alófono [d], que es más suave. Desde el punto de vista fonético, se trata de dos fonos diferentes (y los fonetistas los representan de manera diferente). Fonológicamente, en cambio, el hablante del español los interpreta como si fueran el mismo sonido: el fonema /d/, que se representa gráficamente con la letra d.

      Entre dos sonidos puede haber, por tanto, diferencias fonéticas, pero sin valor fonológico.

      Los fonemas vocálicos los percibimos ya sea aisladamente o integrados en sílabas ( a; o; la; no); los consonánticos, en cambio, -al menos en español- sólo integrados en sílabas (ma-no; sol), aunque resulta posible aislarlos (m-a-n-o; s-o-l). Ello se hace indispensable al escribir, ya que nuestro sistema de escritura, de tipo fonográfico alfabético, se basa en la representación de los fonemas (algunos de ellos, con dos o más signos o letras). Esto, que parece tan simple al lector avezado, resulta muy difícil a los disléxicos.6

      Los fonemas, como unidades mínimas derivadas de la descomposición7 de las sílabas, son psicológicamente constantes perceptuales. Se da el mismo fenómeno que ocurre con las demás "constancias" que describe la psicología de la percepción (del tamaño, color, etc.) y de acuerdo a las cuales se interpreta la realidad. Reconocemos como rojo un objeto de ese color, pese a que con los cambios de luz (amanecer, mediodía al sol, penumbra, noche...) adquiere tonos y matices muy diferentes. El fonema es, en realidad, una abstracción. Constituye la "imagen mental" de un sonido o grupo de sonidos. Las realizaciones concretas de los fonemas en el plano del habla son sus variantes alofónicas (una o más). Lo que se articula, en sentido estricto, no es el fonema propiamente tal, sino sus alófonos (fonos, sonidos), de los cuales suele haber uno que es el mejor representante de la categoría (fonema tipo).

      Lo decisivo para la comunicación humana es que los fonemas, unidades mínimas en la estructuración de las palabras y sin mayor significado en sí mismos, marcan diferencias de significado entre ellas: reconocemos como dos cosas diferentes mano y mono, a causa simplemente de un fonema vocálico que varía; lo mismo ocurre entre cama y cana, esta vez por una diferencia entre fonemas consonánticos. Identificamos, en cambio, la misma palabra en: barco y el barco, pese a la pronunciación abiertamente diferente del fonema /b/ en los dos casos. Fonológica