El adolescente y sus conductas de riesgo. Ramón Florenzano. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ramón Florenzano
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425767
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los estamentos militares o al servicio de la Iglesia en monasterios o abadías.

       Aspectos fisiológicos

      El término adolescencia propiamente tal fue reutilizado a partir del siglo XIX por los biólogos, para describir el período evolutivo entre la pubertad y el final del crecimiento físico. Ya en 1795 un médico, Osiander, comenzó a recolectar estadísticas acerca del crecimiento y desarrollo puberales, y en el libro de Hall antes citado éste revisa más de sesenta estudios al respecto. Hasta hoy, sin embargo, para muchos esta definición biológica sigue teniendo validez. Citemos al respecto a Ford y Beach(38) que dicen:

       "Adolescencia es el período que se extiende desde la pubertad hasta el desarrollo de la madurez reproductiva completa... Las diferentes partes del sistema reproductivo alcanzan su eficiencia máxima en momentos diferentes del ciclo vital. Por eso, hablando en sentido estricto, la adolescencia no se completa hasta que todas las estructuras y procesos necesarios para la fertilización, concepción, gestación y lactancia no han terminado de madurar".

      Los cambios físicos y sicológicos de la adolescencia no se dan de modo uniforme. Sin embargo, en la mayoría de las personas siguen una secuencia previsible. Es útil hablar de fases del cambio corporal en la adolescencia. Estos cambios corporales afectan la altura, el peso, la distribución de los tejidos grasos y musculares, la secreciones hormonales y las características sexuales. Cuando los primeros de esos cambios aparecen, pero la mayoría están pendientes, la persona está en la así llamada fase prepuberal Cuando la mayoría de los cambios que debieran producirse ya se han iniciado, se habla de la fase puberal. Finalmente, cuando la mayoría de los cambios corporales ya terminaron, se dice que la persona está en la fase pospuberal El período adolescente termina así, desde el ángulo biológico, cuando todos los cambios físicos asociados a la adolescencia han sido completados.

      Estos cambios corporales modifican tanto los caracteres sexuales primarios como secundarios. Los caracteres sexuales primarios están ya presentes en el momento del nacimiento y comprenden los genitales externos e internos (como la presencia de pene y testículos en el varón y de vagina y ovarios en la mujer). Los caracteres sexuales secundarios son aquellos que emergen desde la fase prepuberal hasta la pospuberal (como las mamas en la mujer y pelo facial pigmentado en los hombres). Diversos cambios se producen específicamente dentro de cada uno de los tres períodos anteriores. El período prepuberal comienza con las primeras indicaciones de maduración sexual y termina con la aparición inicial de pilosidad pubiana. En los varones hay aumento evidente de los testículos, crecimiento y enrojecimiento del saco escrotal y del largo y circunferencia penianas. Estos cambios involucran a todos los caracteres sexuales primarios. En la mujer, los cambios prepuberales típicamente comienzan en promedio dos años antes que en los hombres. El primer fenómeno de desarrollo femenino en este período es el aumento de los ovarios y la maduración de los oocitos. En contraste con los varones, estos cambios de caracteres sexuales primarios no son observables externamente. Sin embargo, hay alteraciones de los caracteres secundarios como redondeo de las caderas y la primera fase del desarrollo mamario. Este último comienza con una elevación de la areola alrededor del pezón, lo que produce una pequeña protuberancia denominada "botón mamario".

      El período puberal en ambos sexos comienza con la aparición del vello pubiano y termina cuando este crecimiento piloso se completa. La mayor velocidad de crecimiento en altura y peso se produce también durante esta fase. El así denominado "estirón del crecimiento" se produce dos años antes en las mujeres que en los varones. Otro cambio clave de la pubescencia en las mujeres es la menarquía, o comienzo de las menstruaciones, que se produce alrededor de dieciocho meses después del máximo aumento en estatura, que típicamente no va acompañada por ovulación. En la pubescencia los caracteres sexuales primarios continúan el desarrollo iniciado en la prepubertad. En las mujeres la vulva y el clítoris aumentan de tamaño. En los varones los testículos continúan creciendo, el escroto crece y se pigmenta, y el pene se elonga y aumenta de diámetro. En cuanto a los caracteres sexuales secundarios, en las mujeres hay un mayor desarrollo de los senos, y los pezones forman la mama primaria. En los varones, la voz se hace más profunda y aparece pilosidad pigmentada en las axilas y pelo facial, generalmente alrededor de dos años después de la aparición de vello pubiano.

      La fase pospuberal comienza cuando el crecimiento del vello pubiano se ha completado, produciéndose también una desaceleración del crecimiento en altura. Los cambios en los caracteres sexuales primarios y secundarios están básicamente completos, y la persona ya es fértil. Se producen, además, algunos cambios en estos caracteres sexuales: en los hombres comienza a crecer la barba y en la mujer prosigue el crecimiento de los senos.

      Los cambios fisiológicos anteriores son gatillados y controlados desde el sistema nervioso central a través de un eje formado por el hipotálamo, la hipófisis y las gónadas, denominado, a veces, el "gonadostato", por comparación con los termostatos que regulan las temperaturas de una casa(39). El hipotálamo libera un factor liberador (el LHRF) que actúa sobre la hipófisis que, a su vez, libera hormona luteinizante o LH y hormona folículo estimulante o FSH que, a su vez, estimulan a las gónadas para que éstas produzcan estrógenos o andrógenos. El nivel de estrógenos controla el gonadostato, haciendo que, cuando su nivel ascienda sobre cierto nivel, se frene la producción de factores liberadores. En la pubertad se produce un cambio en este sistema, que existe desde el nacimiento, necesitándose niveles mucho mayores de estrógenos o testosterona para producir esta frenación del eje hipotálamo-hipofisario. Es como si un termostato colocado para responder a 2 °C dejara de hacerlo y comenzara a hacerlo a 30°. Se necesitan, así, mucho mayores niveles de hormonas para provocar una respuesta hipotalámica.

      Aunque esta secuencia de cambios es bastante uniforme, entre los individuos hay una considerable variación en la velocidad del cambio. Algunos adolescentes maduran más rápido y otros lo hacen más lentamente. Esta variabilidad en la velocidad del cambio puede afectar el desarrollo psicológico y social de la persona. Los niños que maduran precozmente, en general, tienen un mejor ajuste que aquellos que lo hacen más tardíamente, llegando a tener mejor interacción con sus pares y con los adultos. Estas ventajas de la maduración temprana se mantienen hasta la adultez media en el caso de los varones. En las mujeres, sin embargo, la maduración precoz, comparada a la tardía, se asocia con desventajas psicosociales. La maduración a una edad promedio parece ser lo mejor para la mujer. Se ha visto, por ejemplo, que las niñas que maduran tempranamente tienden a verse como más obesas y a tener peores imágenes corporales que sus pares que maduran a una edad promedio(40). El madurar asincrónicamente de los propios iguales parece ser un factor de riesgo para un desarrollo emocional equilibrado. Esto, sin embargo, depende también de la sitúación socioambiental del adolescente. Estos cambios corporales tienen consecuencias psicosociales de importancia. Por ejemplo, hay diversos estudios que muestran la correlación entre status social y estatura física. Las personas son inicialmente juzgadas por su apariencia física, y quienes son altos tienden a ser mejor evaluados que los bajos. Los gerentes de empresas, como lo han mostrado estudios de selección de personal, tienden a ser más altos que los subgerentes, y éstos a tener más altura que los jefes de área y que los operarios.

      Los cambios corporales entre los adolescentes también varían en relación con influencias socioculturales e históricas. La edad de la menarquía, por ejemplo, varía entre países y, aun, entre diversos grupos culturales en el mismo país. Aún más, existe una tendencia histórica a la disminución en la edad de la menarquía, que ha bajado en varios meses por década desde 1840 a la fecha. La edad de la menarquía se ha estabilizado en Europa y Estados Unidos alrededor de 12,5 años, en tanto que a la vuelta del siglo era de dieciséis años en Alemania, de quince en Inglaterra y de 14,2 en los Estados Unidos. En el caso chileno, desde 1910 hasta 1990 la edad promedio de menarquía disminuyó desde 15,5 a 12,3 años. Este fenómeno, en general, se atribuye a una mejor salud y nutrición de los actuales adolescentes.

       Desarrollo cognitivo

      Los cambios fisiológicos característicos de la adolescencia recién descritos tienen un impacto dramático en el funcionamiento cognitivo y social. Los adolescentes piensan acerca de sus "nuevos" cuerpos y sus "nuevos" sí