Remplein(58) es otro autor que desarrolló un sistema abarcativo estructural, describiendo al adolescente con un desarrollo en tres etapas y tres fases, con una teoría de la personalidad basada en las tipologías constitucionalistas, y con una estratificación en capas, popularizada especialmente en Alemania por Lersch. Desarrolló así un sistema evolutivo en el que se parte de una capa inferior psicológica centrada en los impulsos vitales, asociada a las funciones fisiológicas básicas y centrada neuroanatómicamente en el centro del cerebro (paleocortex). Las actitudes, las intereses y las emociones no vitales se ubican en el estrato medio, o endotímico. Por ejemplo, el sexo es un instinto vital y el amor, un "sentimiento endotímico". Ambos confluyen y se dirigen hacia la misma pareja durante la adolescencia. El autocontrol y las funciones cognitivas son propias de la tercera capa, neocortical, que es denominada estrato personal o superior. El control volicional sobre las capas anteriores se logra sólo parcialmente al fin de la adolescencia y en algunos sujetos no se alcanza ni siquiera durante la vida adulta.
Los puntos de vista anteriores tienen un elemento constitucional importante. Por ejemplo, la prepubertad es caracterizada por la introversión, pero en la adolescencia propiamente tal hay una nueva emergencia de conductas agresivas y grupales, lo que hace esta etapa particularmente difícil para individuos con características esquizoides, que de por sí tienden a aislarse. Por lo mismo, es mucho menos problemática para los cicloides, que tienen menos dificultad en adaptarse a situaciones gregarias.
8. Las influencias de la antropología cultural y de la sociología. En la medida que diversos antropólogos estudiaron la validez de las teorías europeas y americanas anteriores en otros lugares, se dieron cuenta de que su aplicación era limitada. Se encontraron ceremonias de iniciación de gran variabilidad, actitudes variables de los adultos hacia los adolescentes, pudiendo sólo clasificar Benedict(59) las sociedades a lo largo de tres ejes en relación con sus actitudes hacia los adolescentes: responsabilidad vs. irresponsabilidad del joven, dominancia vs. sumisión, y contraste de los papeles sexuales. Esta variabilidad los ha llevado a adoptar en forma frecuente posiciones de relativismo cultural El papel de los factores socioculturales ha adquirido especial importancia en los últimos treinta años, en relación con lo que Richard Jessor(60) ha denominado un cambio de zeitgeist. Este cambio ha llevado a la adopción de una inevitable perspectiva multidisciplinaria, que utiliza constructos de disciplinas tales como la antropología y la economía. O sea, se da progresivamente mayor importancia a los exosistemas y a los macrosistemas.
9. Otros desarrollos contemporáneos. Entre los cambios recientes se pueden también constatar una declinación y gradual abandono de las epistemologías positivistas: la restricción de la atención psicológica a lo observable y operativamente definible ha sido reemplazada por una apertura a reconocer la función central del lenguaje y de los significados en las acciones humanas, y una revalorización de las experiencias íntimas y las dimensiones del encuentro interpersonal. Esto hace que la relación con el adolescente sea hoy, más que antes, vista como intersubjetiva.
TAREAS DE LA ADOLESCENCIA
Los conceptos de adolescencia y juventud engloban un período transicional con importantes cambios globales (biopsicosociales) en la persona. Dichos cambios han sido esquematizados dentro del concepto de "tareas del desarrollo", que han sido definidas por Havighurst de la siguiente manera: "Surgen en cierto período de la vida del individuo cuya debida realización lo conduce a la felicidad y al éxito en las tareas posteriores, y cuyo fracaso conduce a la infelicidad del individuo, a la desaprobación de la sociedad, y a dificultades en el logro de tareas posteriores"(61)
La tarea central de la adolescencia ha sido definida por Erikson como la BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD. Ella se relaciona con el sentirse a sí mismo como estable a lo largo del tiempo, con la adopción de una identidad psicosexual definitiva, expresada a través de papeles sexuales socialmente aceptados, y con la posibilidad de una conducta sexual activa. Muy ligado a lo anterior está el sentirse preparado para la elección de pareja y su estabilización, generalmente a través del matrimonio. Dicha tarea tiene diferentes pasos de "relaciones de práctica" (pololeos), con grados progresivos de acercamiento físico, que se consolida al final del período con la capacidad de estabilizar la relación de pareja, y de casarse(62).
Una segunda tarea del desarrollo adolescente es la separación de la familia de origen para posibilitar la individualización de la persona. Esta necesidad del adolescente por definirse a sí mismo (contestando su típica pregunta de, "¿quién soy yo?") implica un grado de conflicto e, incluso, de rebeldía en la relación con los padres, a veces necesaria para lograr un nivel suficiente de autonomía personal. La independencia psicológica es un paso necesario, a veces previo, otras paralelo, al logro de la independencia social y económica. Esta separación/individuación se logra en forma importante a través del desarrollo de lazos amistosos y emocionales con adolescentes de la misma edad: el centro de gravedad emocional pasa desde la familia y los padres hacia el grupo de pares. Dicha transición es importante y especialmente frágil: numerosos problemas surgen cuando las dos generaciones en juego no permiten que se atraviese en forma fluida.
Una tercera tarea de la adolescencia es la definición de la identidad en el plano de la elección vocacional y laboral. Esta consolidación es quizá la más influenciada por el entorno sociocultural, geográfico y económico del joven. El adecuado equilibrio entre capacidades, expectativas, logros académicos y oportunidades laborales determinará, en buena parte, la calidad de vida y satisfacción personal posteriores del sujeto(63).
Erikson ha descrito cómo el desenlace de estas tareas o "crisis normativa" de la adolescencia puede ser la consolidación de la identidad, avanzando, el adolescente, entonces, a la etapa siguiente (la de adulto joven) o, bien, quedando en el así denominado "síndrome de difusión de identidad". En éste el sujeto, a lo largo de su vida adulta, vuelve una y otra vez a tratar de definir sus áreas de interés o elecciones vocacionales o de pareja. Un seguidor de Erikson, Marcia, ha descrito cuatro diferentes etapas de la identidad adolescente: identidad lograda, cuando se ha vivido un período de toma de decisiones y se están persiguiendo las propias elecciones y metas; identidad hipotecada, en que el compromiso con la ocupación y posición existen, pero no se ha logrado personalmente, sino por el influjo de otros; identidad difusa, en la que no se han definido diversas opciones, independientemente de haber atravesado por un período de toma de decisiones personales y, finalmente, la así denominada por el mismo Erikson moratoria de identidad, en la cual se posterga y prolonga el período de definiciones hacia la etapa adulta de la vida(64).
EL SÍNDROME DE LA ADOLESCENCIA NORMAL
¿De qué modo el adolescente reacciona frente a todos los cambios físicos recién