El adolescente y sus conductas de riesgo. Ramón Florenzano. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ramón Florenzano
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425767
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es posible comprender la preocupación de los especialistas por este grupo de edad.

      El crecimiento demográfico chileno se hizo mayor desde 1992 hasta 2002. La tasa chilena es menor al promedio de crecimiento hispanoamericano (1,2% vs. 1,7% para la región). Esta tendencia general hace que la población joven, que se incrementó significativamente desde 1950 hasta la primera mitad de la década del 80, comience a disminuir. Según datos del INE, en el 2001, la población joven, que representaba en 1982 el 30% de la población total del país, se redujo al 24,3%. La mayor disminución porcentual se dio en las regiones extremas geográficamente (I y XII) y en las más pobladas (V y Metropolitana).

       Tabla 1.1 Mortalidad específica en el grupo de edad de los 15 a los 24 años, por país, según datos de la Organización Panamericana de la Salud(20). Tasas por 100.000 habitantes.

País Ambos sexos Varones Mujeres
Costa Rica 61 80 41
Martinica 66 98 33
Barbados 66 80 50
Jamaica 67 83 51
Saint Lucia 73 98 49
Canadá 78 115 39
Uruguay 79 105 52
Argentina 87 114 56
República Dominicana 87 103 71
Chüe 88 131 43
Surinam 90 145 61
Panamá 94 132 55
Perú 100 116 83
Estados Unidos 102 152 50
Trinidad y Tobago 103 145 61
Cuba 105 132 78
México 106 154 57
Guyana Francesa 110 146 74
Ecuador 129 166 90
Guyana 129 162 97
Belize 130 148 112
Bahamas 132 198 53
Brasil 142 218 67
Colombia 192 309 72
El Salvador 205 319 94
Guatemala 210 252 166

      • Inadecuación relativa de los sistemas educacionales. La respuesta tradicional a las necesidades anteriormente descritas ha sido la educación. Hace un poco más de cincuenta años un presidente chileno llegó a La Moneda con el slogan de "Gobernar es Educar". Muchos de los grupos profesionales y de las clases medias hoy en el poder obtuvieron una importante movilidad social a través de tener una educación superior facilitada por apoyos y subsidios estatales. El sistema educacional actual experimenta una demanda sin precedentes, y nuevamente los gobernantes cifran sus esperanzas de desarrollo del país en la mejoría de la calidad de la educación. El contexto económico es diferente, sin embargo al de la década del 40, y aparece comparativamente más complejo el dar acceso equitativo a la educación a todos los jóvenes que la buscan. Los modelos sociales han también cambiado, y la identificación con futbolistas, cantantes o figuras artísticas es mayor que aquella con poetas, literatos o científicos que aparecían como imágenes prestigiosas en décadas anteriores. La educación tiende por otra parte a centrarse aún en modelos retóricos, que dan destrezas en manejo de conocimientos no siempre útiles, y que consideran como de menor categoría a oficios y destrezas ligadas a las nuevas tecnologías. La educación actual adolece, por lo tanto, de fallas en su profundidad y en sus áreas de concentración. El relativo descuido de los establecimientos técnico-profesionales es un ejemplo de la anterior afirmación. Cada vez más observamos como el contar con un grado secundario o con una licenciatura en humanidades no califica para muchas de las ofertas del mercado, que valorizan habilidades y destrezas en informática, administración, u otras tecnologías cada vez más necesarias en el mercado ocupacional. En suma: la oferta educacional, insuficiente en cantidad, no prepara tampoco a los jóvenes para el tipo de ofertas laborales del presente.

      • La educación chilena, como en muchos otros países latinoamericanos, experimentó un crecimiento explosivo a lo largo de este siglo: desde ser un fenómeno de élites a comienzos de éste, se masificó alrededor de las décadas del 40 y 50, primero en el nivel primario, llegándose a muy altos porcentajes de población alfabetizada (en el 2001 el porcentaje de analfabetismo para el grupo de edad entre 15 a 29 es de un 1,09%) (Fuente: INE: Censo de Población y Vivienda 2002.), o en el secundario, en la década de los 60, y finalmente en el universitario y técnico, en la década de los noventa. La cobertura educacional para la enseñanza media aumentó de poco menos de un 50% en la década del setenta a un 87% en 2002. En términos generacionales, el grupo de edad juvenil presenta un mayor nivel de escolarización que las generaciones de sus padres y mucho más que la de sus abuelos, procesos ligados a la urbanización del país, así como a la expansión de la cobertura educacional de las últimas décadas. Esta expansión es también patente en el nivel superior: Chile terminó la década del 80 con 34 universidades y 53 institutos profesionales. En el 2001 las universidades habían aumentado a 63, los institutos a 51 y los centros de formación técnica a 112. En todo caso, la situación chilena se compara favorablemente con el resto de la región de las Américas. En cuanto a educación, los datos del Banco Mundial para 2001 muestran que el porcentaje de niños inscritos en el sistema primario en Chile fue de 99%, superior al promedio