ANNA FREUD
"El Yo y los Mecanismos de Defensa"
TEORÍAS SOBRE LA ADOLESCENCIA
1. Teoría de la recapitulación de Hall La descripción de Hall, que diéramos anteriormente, se basa en la teoría embriológica de la recapitulación: durante la ontogénesis, el hombre recapitula la filogenia de la especie y la evolución de la sociedad humana. La adolescencia para él correspondía a un período conflictivo y transicional de la evolución cultural humana. No se ha llegado en ella, todavía, a la fase de formación de sociedades civilizadas, que corresponderían a un logro de la etapa adulta. En la adolescencia, el individuo supera la presión de los instintos y las actitudes egoístas, y si el desarrollo se da adecuadamente es capaz de llegar a ser un sujeto civilizado. Las descripciones de Stanley Hall se han mantenido en muchos textos casi sin variaciones hasta nuestros días. Hall fue el primer expositor de una teoría frecuente en nuestro siglo, la que muestra a la adolescencia como una etapa de "sturm imd drang", tormentosa y conflictiva. Otro de sus puntos de vista, mantenido hasta hoy, es la idea de que el adolescente pasa por una etapa de apego a pares del mismo sexo, para luego hacerlo a personas mayores del sexo opuesto, para finalmente desembocar en la atracción por pares del sexo opuesto.
2. El proceso madurativo según Gessell(52). Este autor se centró en el concepto de procesos innatos y universales de maduración, en los cuales el desarrollo físico y conductual está gobernado por la herencia genética individual. Describió así una sucesión de cambios de año en año a lo largo de la adolescencia, que son integrados en un conjunto de etapas. No estuvo de acuerdo con el carácter unitario y progresivo de la adolescencia como un todo, haciendo énfasis en sus etapas y en la sucesión de avances y retrocesos, de momentos positivos y negativos en las características y conductas adolescentes. Sus estudios acerca del crecimiento y desarrollo psicomotrices tienen vigencia hasta hoy
3. El desarrollo psicosexual según Sigmund Freud(53). El modelo freudiano coloca a la adolescencia como la etapa de resolución final de las etapas del desarrollo psicosexual que comienzan con el nacimiento. Para Freud, la pubertad reactiva los conflictos genitales y pregenitales propios de la niñez, debiendo el individuo, para alcanzar la plena madurez, ser capaz de superar las fijaciones y regresiones de etapas previas del desarrollo. El narcisismo con el que se entra a la adolescencia debe ser reemplazado por relaciones altruistas con el objeto amado, y el adolescente debe, asimismo, independizarse de sus figuras parentales. Freud explica la rebeldía, característica de esta etapa, como el modo de conseguir esta autonomía. Como en otros planos, delineó este autor una visión de la adolescencia basada en el conflicto entre impulsos libidinales y agresivos cuya intensidad aumenta con la pubertad, y las restricciones y normas sociales que no permiten dar libre cauce a los antedichos impulsos. Entre los conceptos freudianos que se han mantenido hasta hoy día está el de la adaptación psicológica a los cambios corporales (el duelo por el cuerpo infantil perdido), y el de tareas del desarrollo, que implica enfrentar desafíos instintivos y desarrollar equilibrios y balances diversos a los infantiles.
4. Los aportes de Anna Freud(54). Esta autora dio mayor importancia a las estructuras yoicas del adolescente, y a su funcionamiento defensivo. Apoyó y amplió tanto la visión de su padre, centrada en el conflicto, como la teoría de Hall del sturm und drang. Utilizando el esquema de etapas y subfases propio de la psicología evolutiva, mostró cuidadosamente cómo en la preadolescencia surge un aumento difuso de energía libidinal, que debe ser manejado con diversos mecanismos de defensa para evitar que aparezcan síntomas especialmente conflictivos. Entre estos mecanismos describió detalladamente algunos: la intelectualización, el ascetismo, la formación reactiva y la sublimación. La intelectualización es un modo de huir de los impulsos que surgen desde un cuerpo que cambia, para refugiarse en el plano de las ideas y las teorías, tratando de explicar ordenadamente lo que sucede en rededor en forma abstracta. Este proceso es facilitado por la capacidad recientemente adquirida del pensamiento de tipo abstracto. El ascetismo es la tendencia a mantener los impulsos del Ello bajo control a través de normas y prohibiciones, que le demuestran al adolescente de que es capaz de manejar estos impulsos. Plantea esta autora que los adolescentes parecen temer más a la cantidad que a la calidad de sus pulsiones, y que por ello optan por establecer las prohibiciones más estrictas que pueden aplicarse a sus necesidades físicas cotidianas, a evitar contacto con personas de su edad, música, bailes, indumentaria atractiva, etc. La formación reactiva es la capacidad de transformar los impulsos agresivos o sexuales en sus opuestos: las ganas de romper o ensuciar, en ordenar y limpiar, de acercarse al sexo opuesto, en mantener una prudente distancia de éste, el deseo de liberarse de las normas familiares en una aceptación total de éstas, etc. La sublimación es la transformación de un impulso instintivo en una acción socialmente útil y aceptada: las ganas de discutir se transforman en capacidad de liderar a grupos juveniles, las de tocar cuerpos femeninos, en el estudiar una carrera que le permite ayudar a través de terapias físicas y masajes, etcétera.
5. Erik Erikson y el concepto de identidad(55). Más adelante describiremos en detalle la visión de este autor. Sólo señalaremos acá que su idea de una secuencia evolutiva en ocho etapas, cada una con una crisis y una oportunidad de desarrollo, fue estudiada por el mismo y por otros autores en términos culturales, por lo que su aproximación ha sido denominada psicosocial, en comparación a la del mismo Freud, de más foco biológico y, por lo tanto, llamada psicosexual. Para Erikson, ante desafíos universales propios de cada etapa de la vida, cada persona busca soluciones individuales adecuadas a su contexto cultural. La fuerza del Yo será crucial en cuanto a cómo resuelva los desafíos sucesivos propios de esta sucesión de etapas. La adolescencia para él se caracteriza por una necesidad de mantener la continuidad del sí mismo a pesar de los marcados cambios corporales sobrevinientes, centrándose, por lo tanto, en la búsqueda y mantención de la identidad, las que serían las tareas propias de la adolescencia para este autor.
6. La perspectiva psicoanalítica revisada de Peter Blos(56). Este autor ha centrado su re-evaluación de la evolución adolescente desde el psicoanálisis al considerar los cambios psicológicos como de adaptación a la pubescencia, delineando cuidadosamente los procesos experimentados en el mundo interno del individuo. Así, define a la preadolescencia como una etapa en la cual hay un aumento cuantitativo de fuerzas instintivas y una reaparición de "todos los modos de gratificación libidinal y agresiva que fueron útiles en los años anteriores", con conductas compensatorias que son, a veces, difíciles de comprender para la familia o los profesores. La adolescencia propiamente tal trae consigo cambios cualitativos. Las amistades del mismo sexo son también importantes para las niñas, que tienden a tener amigas íntimas sin que esto implique una tendencia homosexual. Esta subetapa se caracteriza por una reactivación de los conflictos edípicos, separación de los objetos primarios de amor y elección heterosexual de objeto. La organización mental se hace más compleja, la emociones más profundas e intensas, y aparece el sentido de finalidad en las elecciones. Son comunes actitudes narcisistas y una sobreestimación de las propias capacidades. Propio de esta etapa es un "amor tierno", que lentamente se integra con la sexualidad. El ascetismo y la intelectualización son, dice Blos, más propios del adolescente europeo de clase acomodada, mientras que el adolescente promedio usa, más bien, una mezcla defensiva con identificación, negación, aislamiento y maniobras contrafóbicas que él denomina "conformismo". Durante la adolescencia propiamente tal comienza a cristalizarse la organización jerárquica del Yo, subordinándose las gratificaciones pregenitales a las genitales, quedando sólo como conductas introductorias hacia la relación objetal completa. En la adolescencia tardía se cristaliza un sistema integrado y unificado del Yo, la identidad sexual se consolida irreversiblemente, y se pueden reconocer los conflictos y constelaciones defensivas con los que el sujeto enfrentará la vida adulta.
7.