El adolescente y sus conductas de riesgo. Ramón Florenzano. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ramón Florenzano
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425767
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con excepción de un pequeño subgrupo que mostró conducta sexual muy temprana. En general, sin embargo, el ajuste final de estos sujetos era tan adecuado como el del grupo anterior al final de la adolescencia.

      3. Grupo de desarrollo tumultuoso. Este grupo es el más cercano al habitualmente descrito en la literatura psiquiátrica y psicoanalítica, y corresponde al 15% a 20% de los adolescentes estudiados. La turbulencia interna de estos jóvenes no sólo se expresa en una mayor emocionalidad y en síntomas ansiosos y depresivos, sino en conductas alteradas que les pueden crear problemas en la casa o en la escuela. Tienen muchas mayores dudas acerca de sí mismos, conflictos, a veces, significativos con sus padres y rendimientos académicos inconsistentes y en algunas oportunidades francamente deficitarios. Su background familiar es menos estable que en los otros grupos, encontrándose familias con conflicto conyugal abierto, historia de enfermedad mental: en general, un contexto familiar o social menos favorable. En nuestra nomenclatura, corresponde a sujetos con mayor riesgo que los anteriores.

      Un 20% adicional en el estudio de Offer correspondió a sujetos no clasificables en ninguno de los tres grupos anteriores. En resumen, este autor plantea que alrededor del 80% de su muestra corresponde a homóclitos, y un 20% a adolescentes que calzan con la forma clásica de sturm und drang.

      SUBETAPAS DE LA ADOLESCENCIA

      Los diferentes componentes del síndrome de adolescencia normal antes descrito no se presentan de una vez, sino que en varias subetapas, que se superponen entre sí. Ellas se han clasificado en: la FASE PERIPUBERAL (o de adolescencia inicial) que va de los diez a los catorce años; la FASE POSPUBERAL (o de adolescencia propiamente tal) que va de los quince a los diecisiete años, y la FASE JUVENIL INICIAL (o de adolescencia tardía) que va de los dieciocho a los veinte años. A continuación, describiremos, en detalle, cada una de dichas etapas.

       1. Adolescencia Inicial

      Los cambios biológicos de la pubertad antes descritos son vividos por el niño como una irrupción de elementos nuevos, irracionales y extraños, en un mundo que hasta el momento era ordenado y previsible. En especial, la niña fluctúa en su estado emocional en relación con los cambios de sus niveles hormonales que se acentúa alrededor de las primeras menstruaciones. El cambio en su aspecto externo puede, también, preocupar sobremanera a la muchacha adolescente. Se da cuenta de que los varones la miran, de que su padre no le demuestra ya el cariño físico anterior, y experimenta sentimientos encontrados al contemplarse en el espejo. La reelaboración del conflicto edípico, en este período, ha sido descrita como de especial importancia en los estudios psicoanalíticos ya mencionados de Anna Freud y Peter Blos.

      La metamorfosis anterior, en el caso del varón, se centra en el aumento de su masa muscular y, por lo tanto, de su capacidad potencial de agresión física. Aparece también la capacidad de eyacular, y con ello las poluciones nocturnas y conductas masturbatorias. El control de la tendencia a la masturbación compulsiva representa un desarrollo de la capacidad psicológica de autocontrol. Estudios chilenos muestran que las conductas masturbatorias son mucho más frecuentes en los varones que en las mujeres: Avendaño encontró que a los dieciséis años se había masturbado el 95% de los hombres y el 23% de las mujeres. Estos porcentajes ascendieron al 98 y 33%, respectivamente, a los diecinueve años(68).

      Otro elemento importante, en esta etapa, es a nivel del desarrollo cognitivo. De acuerdo con las investigaciones mencionadas de Piaget y su escuela de Ginebra, se avanza desde el pensamiento lógico concreto del inicio de edad escolar al pensamiento operatorio formal(69). Dicho pensamiento se orienta hacia lo posible, y procede contrastando sistemáticamente las alternativas de solución de un problema. Esencialmente hipotético-deductivo, se libera de la realidad concreta inmediata y se adentra en el terreno de lo abstracto y de las operaciones simbólicas. El mencionado pensamiento permite la construcción de sistemas y teorías y, además, la adopción de una actitud crítica frente a la realidad, tan propia de los adolescentes. Álamos y cols.(70) encontraron, en su estudio de 143 adolescentes chilenos de nivel medio-alto, que si bien desde los catorce-quince años disminuye el pensamiento concreto y aumenta el formal, aun a los dieciséis-diecisiete había un predominio del primero sobre el segundo: el 56,7% de los jóvenes estudiados presentaron respuestas concretas y sólo el 43,3% tuvieron respuestas formales.

      En el plano de las relaciones interpersonales, en esta época comienzan los primeros entusiasmos por otros, a veces del mismo y generalmente del sexo opuesto. Tales enamoramientos fugaces son de carácter narcisista, buscando o bien un reflejo del sí mismo o bien una proyección idealizada del cómo se quisiera ser. Los "ídolos juveniles", sean cantantes, figuras públicas o maestros, tienen una característica de lejanía, idealización y cualidad de "amor imposible". Representan, asimismo, una elaboración de la relación con el propio progenitor: de allí el interés frecuente de las preadolescentes en hombres mucho mayores.

      La sexualidad en esta etapa es activamente sublimada, sea en proezas deportivas o en una activa vida social. Tal sublimación es reforzada positivamente por las organizaciones que se preocupan de la juventud: boy sconts o girl guides, grupos deportivos o de Iglesia, etc. En cuanto a la familia, la relación con el progenitor del mismo sexo se distancia, y comienza la reorientación desde la familia hacia los grupos de amigos. Este cambio de centro de gravedad es muchas veces mal tolerado por los progenitores, produciendo un grado de tensión en la familia que típicamente se exacerba en la etapa consecutiva.

       2. Adolescencia media

      El hecho central en este período es el distanciamiento afectivo de la familia y el acercamiento a los grupos de amigos. Implica una profunda reorientación en las relaciones interpersonales, que tiene consecuencias no sólo para el adolescente sino para sus padres. La familia ha sido el centro de la existencia emocional del joven por catorce o quince años. La superación del apego y el dejar de aceptar fielmente el control familiar es un paso difícil, pero necesario para conocer sin temor el mundo de los demás y para aprender a relacionarse con los pares, en especial con los del sexo opuesto. El adolescente oscila entre la rebelión y el conformismo. Para alejarse de sus padres los jóvenes se visten, hablan y opinan muy diferente a ellos, pero a la vez son muy leales a su grupo de iguales, conformándose rígidamente a las modas, expresiones y estilos de relación de éstos. Las pandillas y los grupos de amigos conforman, entonces, una subcultura cerrada que hace que los padres se sientan excluidos, sea por costumbres o por lenguaje que no entienden o aceptan. El uso excesivo de drogas u otras actividades antisociales surgen dentro de este contexto de búsqueda de actividades que diferencien al joven de las generaciones que le preceden.

      Muchas veces la superación de la dependencia con respecto a la familia se hace descalificando a uno o ambos progenitores. Ello puede obedecer más a una necesidad inconsciente de aflojar lazos que a dificultades objetivas con los padres. El joven, para alcanzar más autonomía, necesita demostrarse a sí mismo que es capaz de trazar su camino por la vida y que no precisa de los juicios y directivas de sus padres. El adolescente busca activamente juicios, opiniones y valores propios, sin aceptar ya, automáticamente, los de sus padres. Los errores y contradicciones de éstos son magnificados para facilitar el proceso de desapego.

      Otras veces se produce una desilusión real al descubrir o corroborar una conducta o antecedente decepcionante en la vida de uno o ambos padres. Este desplomarse de los modelos patentales puede representar una dificultad para éstos, cuya relación con los hijos se ve sometida a prueba. Deben confiar en que lo que realizaron en la niñez de sus hijos ha sido sólido, y que el adolescente ya es capaz de comportarse bien por su cuenta, y no estar permanentemente supervisado. Hemos ya comentado cómo esta dificultad aumenta cuando la crisis del adolescente coincide con la crisis de la edad madura de uno o de ambos padres.

      La importancia del grupo juvenil aumenta en la medida que decrece para el joven la de sus progenitores. El grupo mencionado desarrolla, frecuentemente, posiciones antiadultas. Se forman núcleos de amigos íntimos, que se apoyan y acompañan mutuamente. Dentro de estos grupos no se aceptan normas o controles externos, y se da un espacio donde se define la legitimidad o madurez de las propias conductas. Este grupo pasa a compensar para el joven la pérdida que implica la separación de los padres, y representa,