1. Institucionalidad: Es necesario modernizarla; hoy está dispersa en diferentes ministerios, con lo que pierde significación pública. Para lograr que la C&T sea una prioridad del Estado debe estar representada en las instancias que determinan los destinos del país. En otros países esto se ha resuelto mediante ministerios o subsecretarías de C&T. Los ejemplos de los ministerios del Sernam y de la Cultura son interesantes.
2. Formación e inserción de investigadores: En el país hay menos de 800 investigadores por millón de habitantes, es decir, apenas un 25% del promedio de los países de la OCDE. Si bien a partir del año 2014 se graduarán en Chile y en el extranjero más de 800 doctores anuales financiados por Conicyt, este apoyo debe estar coordinado con un programa de contratación de los nuevos investigadores, que incluya al Estado, junto con estimular su incorporación en empresas privadas. Un modelo interesante es el programa de “carrera de investigador” con inserción en las universidades.
3. Internacionalización: Para avanzar en C&T es evidente que hay que atraer buenos alumnos e investigadores del extranjero. En la actualidad, nuestro país está en una posición única para transformarse en un polo de atracción en Iberoamérica. Diseñar políticas similares al programa de Start-Up Chile para atraer alumnos de doctorado es un camino posible. Sin embargo, se debe resolver con urgencia la situación que impide desde hace más de dos años a Conicyt otorgar becas de doctorado a extranjeros sin residencia en Chile. Esto no es coherente con las iniciativas legales sobre la apertura a las migraciones anunciadas por el Ministerio del Interior.
4. Financiamiento: La inversión total del país equivale al presupuesto de una universidad promedio en EE. UU. Si queremos avanzar con decisión hacia el desarrollo de C&T, se debe diseñar una política de financiamiento basada en la confianza y en la evaluación de resultados y metas en un plan a 10-15 años plazo. En ella, deben ser prioritarios los proyectos de gran envergadura, de nivel internacional, que incluyan la colaboración de varias instituciones.
5. Educación científica precoz y difusión de su significación: Hoy son factores descuidados a nivel social. Estimular la curiosidad por conocer y el pensamiento metódico a nivel escolar, así como desarrollar estrategias para educar a la sociedad, son aspectos fundamentales para sustentar una política estable en C&T y son los que nos van a permitir un cambio efectivo en el largo plazo. Son cinco metas que requieren de una política de Estado y de aunar voluntades con una mirada de futuro. Cinco factores que van a colaborar a dar un salto en C&T. Se requiere del compromiso y la confianza de todos: Estado, Parlamento, universidades, sector privado y la sociedad en su conjunto. El salto debe ser Olímpico, a imagen de los Juegos que terminan (N. del E.: Se refiere a los Juegos Olímpicos de Londres, que se desarrollaron entre el 27 de julio y el 12 de agosto de 2012).
Publicado en el diario El Mercurio el 13 de agosto de 2012.
Relación entre universidad y empresa
Recientemente, el Ministerio de Educación ha publicado el listado de empresas asociadas a cada una de las universidades, obtenido de la información financiera solicitada al sistema de educación superior. Lamentablemente, los antecedentes entregados a la prensa son generales, adolecen de errores y desprolijidad, lo que confunde y tergiversa la información. Se presentan datos repetidos, sociedades que están cerradas, varias que son proyectos de investigación financiados por el Estado, y algunas formadas para gestionar los créditos estatales de los estudiantes. Junto a estas aparecen empresas de diferente alcance y orientación.
Las universidades tienen y requieren diferentes fuentes de ingresos para financiar su quehacer, particularmente si lo realizan con calidad. Dentro de estos se cuentan los que provienen de matrículas de pre y posgrado, becas financiadas por instituciones públicas o privadas, fondos estatales para apoyar la investigación y donaciones filantrópicas. Además, hay recursos que provienen de venta de servicios y de diferentes tipos de emprendimientos o empresas que se generan en las incubadoras de la universidad. Con estos dos últimos se intenta aportar y satisfacer necesidades de la sociedad.
Las universidades tienen y requieren diferentes fuentes de ingresos para financiar su quehacer, particularmente si lo realizan con calidad. Dentro de estos se cuentan los que provienen de matrículas de pre y posgrado, becas financiadas por instituciones públicas o privadas, fondos estatales para apoyar la investigación y donaciones filantrópicas. Además, hay recursos que provienen de venta de servicios y de diferentes tipos de emprendimientos o empresas que se generan en las incubadoras de la universidad. Con estos dos últimos se intenta satisfacer necesidades de la sociedad, aprovechando los conocimientos y capacidades disponibles en la institución. Estos nuevos recursos permiten financiar y fortalecer la misión específica de la universidad: formar a sus alumnos y fomentar la creación y la transferencia de conocimiento con excelencia.
Los emprendimientos pretenden establecer un “círculo virtuoso” donde la experiencia y el conocimiento pueden ser transformados en servicios o innovaciones, y eventualmente pueden ser transferidos a la sociedad a través de la venta de productos, concesión de royalties y participaciones societarias. Los ingresos pueden utilizarse en una nueva investigación, mejorar infraestructura, aumentar becas de alumnos, etcétera. Los proyectos, a su vez, pueden emplearse como “campo educacional”, para preparar a los alumnos en ambientes reales, o como “vehículo” para generar asociaciones academia-empresa que se potencien mutuamente.
Las razones que llevan a una universidad a realizar este tipo de actividades, conformando entidades jurídicas diferentes, fuera de su estructura tradicional, son variadas y se utilizan en las grandes instituciones del mundo. En algunos casos, como los consorcios, requieren sociedades por exigencia de las agencias de financiamiento (Corfo); en otros, se estructuran de esta forma para facilitar la incorporación de capital provisto por terceros o para incorporar competencias complementarias a las que dispone la universidad. Las empresas spin-off se controlan al transparentar las transacciones entre las partes relacionadas, explicitar las dietas de los directores y ser sometidas a revisiones exhaustivas.
En general, se busca un funcionamiento más autónomo transparentando su quehacer, sujeto a la Superintendencia de Valores y Seguros, en el caso de las Sociedades Anónimas (con directores responsables de la gestión e informes financieros auditados), y de su marco legal, en el caso de las fundaciones. Todas estas organizaciones tienen directorios o consejos con representación universitaria.
Las universidades no tienen fines de lucro, por lo que si se generan excedentes en la sociedad, será la institución la que recibirá un ingreso que aportará a su misión educacional. Es en este ámbito donde se han planteado legítimas inquietudes por diferentes actores sociales, en el sentido de que sociedades de este tipo podrían ser utilizadas para extraer renta de la universidad y “engañar” respecto de su carácter de entidad sin fin de lucro. Esto no ocurre si el socio es la misma universidad, y no sus miembros o relacionados con estos. Este es el punto principal al que debe poner atención el Ministerio de Educación en la evaluación de los datos que debe analizar. En este sentido, la propuesta Superintendencia de Educación debe cumplir un rol clave.
A nivel internacional, las innovaciones producidas en las universidades se han transformado en una importante fuente de valor para el desarrollo y bienestar de los países a través de la capacidad de crear cosas nuevas y la transferencia medida en patentes y licenciamiento. Junto con esto, son una importante fuente de financiamiento de las universidades para la investigación en ciencia, arte y cultura. La voluntad de tener universidades de calidad y relevancia internacional debe estar alineada con el apoyo a la generación y transferencia de conocimiento. El año 2013, llamado de la innovación, debe ser algo más que un anhelo.
Publicado en el diario El Mercurio el 29 de agosto de 2012.
El valor de la interdisciplina en la relación universidad-sociedad
El conocimiento que se busca y se logra en las universidades es cada vez más amplio, complejo, completo e interdisciplinario. Es un conocimiento