El amor, Aún. Una lectura del Seminario 20 de Lacan y sus fuentes antiguas. Carmen González Táboas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carmen González Táboas
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789878372020
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italiana” de Wolfgang Amadeo Mozart: Drama jocoso en dos actos: Il dissoluto punito ossia Don Giovanni, con guión de Lorenzo Da Ponte, judío converso y libertino veneciano amigo de Casanova. Mozart y Da Ponte dejaron la corte de José II en Viena y estrenaron la obra en Praga, ciudad más permisiva, a un año de Le nozze di Figaro.

      “A Dios se lo hace existir amándolo”, dice Lacan, que se vuelve hacia la mística cristiana porque necesita una lógica que exponga los efectos de afecto del significante en el cuerpo viviente. En la experiencia mística, inaprehensible para la lógica del Uno y el Todo, el alma se dirige hacia ese partenaire inhumano que viene en lo inefable de una presencia diseñada por las Escrituras reveladas, sentida, estremecida, gozada, padecida. Santa Teresa dice que se sufre con un dolor no del cuerpo sino del espíritu, y agrega: “aunque no deja de participar el cuerpo y aún mucho”. Y las palabras con las que al místico se le pide escribir sobre la experiencia no le dicen en realidad nada, no retienen nada de todo eso, o apenas unos jirones en los bordes de la obra poética.

      COMPLEMENTO SOBRE LA NECEDAD

      El “Complemento sobre la necedad”, es la palabra de Lacan presentando (12/12/72) la intervención de François Recanati que veremos enseguida. Se había propalado la noticia: ¡Lacan ha hablado de amor! A lo que Lacan dice que Parlez-moi d’amour no es más que una canción, que también hay la carta, la declaración, la palabra de amor (son todas diferentes)… pero que él habló “de la necedad” (la bêtise) en la que estamos inmersos por gozar de hablar… también de amor. ¿La necedad “condiciona” ese Encore este año anunciado? (20). ¿Qué quiere decir Encore? Es un adverbio de intensificación, una aspiración, una jaculación (¡no más, vamos, otra vez!), que no se comprende si no se trata de un gozar. Lacan habla del peso de su propia presencia en el Seminario; “ustedes gozan de ella”, como él mismo goza pues vuelve cada vez. “Mi presencia es mi necedad”; podría estar haciendo otra cosa, y ellos también. “No puedo situarme sino en el campo de ese aún”, el campo del goce del hablanteser, el que encore (aún otra vez cada vez) goza en corps. Eso no cesa. Aunque no lo sepa.

      Hablo, participo de la necedad; hablo, no hay relación sexual. Y hay el discurso analítico, en el cual, debajo de la a (lugar del semblante) se escribe el S2 (en el lugar de la verdad) (26) para producir ¿qué?... necedad. ¿Cómo salir de la necedad? ¿Acaso el discurso analítico no se sustenta de la dimensión de la necedad? Lacan ofrece la clave del asunto: no fue el discurso analítico el que descubrió que no hay relación sexual. Lo sabía el judío fariseo San Pablo: las mujeres por un lado, los hombres por otro. Pero sucede que se goza. Se imagina. Se sueña. Se ama. La necedad nos engloba. ¿Cómo salir de la necedad sin pasar por ella? En los otros discursos se huye de la necedad; en el discurso analítico la necedad es una dit-mansion, la mansión del dicho.

      EL CAMPO DE POTENCIAL DE PEIRCE