Todo esto puede resultar un poco abrumador, pero te animamos a encontrar el propósito y la motivación que te mantendrán a través del proceso. Para los consejeros cristianos, al menos parte de nuestra motivación no es solo aprender una técnica profesional o personalmente beneficiosa; también lo es seguir la enseñanza y el ejemplo de Jesús. Su preocupación y amor por todas las personas nos obliga a ser tan eficaces en ayudar a otros como humanamente posible sea. Pero a pesar de un propósito sólido los riesgos pueden ser abrumadores para algunos. Es importante considerar los costos del discipulado (Bonhoeffer, 1937/1995) en este sentido. La perseverancia, o como lo llama la versión King James, la paciencia (Gá. 5:22) es un fruto del Espíritu. El Espíritu Santo se convierte en nuestra fuerza cuando ya no podemos seguir en por las nuestra propias.
Bienvenidos a la comunidad de consejeros, tanto en ambientes seculares como ministeriales, que han pasado antes que tú. A medida que aprendas las técnicas que pueden ayudarte a cuidar eficazmente las almas de los demás, puedes ser alentado, transformado y renovado en tu comprensión de cómo Dios nos usa a cada uno de nosotros para cuidarnos unos a otros.
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
1 Piensa en una técnica que hayas aprendido en el pasado (p. ej., académica, informática, atlética, música) y reflexiona sobre el proceso. ¿Qué tan difícil fue? ¿Qué tan motivado estabas? ¿Te desanimaste en el camino? ¿Cuáles fueron los elementos esenciales para lograr el éxito? ¿Qué te mantuvo en marcha cuando sentías que nunca llegarías a poder dominarla?
2 Sobre la base de esa experiencia, ¿cómo completarías esta frase: “Aprendo mejor nuevas técnicas mediante…? ¿Podría esto resultarte útil en el aprendizaje de las nuevas técnicas de consejería?
3 En el aprendizaje de una nueva técnica, ¿cuál es la parte más difícil para ti? ¿Qué se interpone en el camino? ¿Cómo vas a compensar esto mientras aprendes las técnicas de consejería?
4 ¿Qué te ha llevado hasta el punto de querer aprender técnicas de consejería?
5 En una escala de uno (bajo) a diez (alto), ¿cuál es tu nivel de motivación para aprender técnicas de consejería? ¿Qué podrías hacer para elegir aumentar ese número en uno o dos puntos?
6 ¿Cómo influyen tu fe, tu relación con Dios y Su cuerpo, la Iglesia (comunidad cristiana), en este proceso de aprendizaje?
7 ¿Cómo manejarás el desánimo cuando te sientas estancado o frustrado con el lento desarrollo de tus técnicas de consejería?
CAPÍTULO 2
LA PERSONA DEL CONSEJERO
Y teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada,
si es el de profecía, úsese conforme a la proporción de la fe;
o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con sencillez;
el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Romanos 12:6-8
Enfoque del Capítulo
TÉCNICA: Yo como instrumento.
PROPÓSITO: Examinar a la persona del consejero como una herramienta valiosa dentro del proceso de consejería.
FÓRMULA: Algunos de mis puntos fuertes son________. Algunos de mis puntos débiles son ______.
Soy ______ y aporto ______ a la relación consejería.
Piensa en tres personas que conozcas muy bien y que, según tu opinión, son buenos ayudantes para la gente, y escribe tu respuesta a lo siguiente:
»Para cada individuo, escribe una lista de los atributos positivos que ves en ellos como ayudantes.
»Al mirar la lista de personas, ¿qué atributos tienen en común?
»¿En qué difieren entre sí?
Ahora considera tres individuos entre tus conocidos a los que definitivamente no incluirías en la categoría de buenos ayudantes de otros.
»Para cada individuo, escribe una lista con los atributos que posee y que te llevaron a ponerlos en la lista de “no es un buen ayudante”.
»Al mirar la lista de personas, ¿qué atributos tienen en común?
»¿En qué difieren entre sí?
La consejería es realmente una experiencia de dicotomías. Implica tanto el arte como la ciencia, el conocimiento y la técnica, el consuelo y el desafío, la gracia y la verdad. Enfatizar una parte de cada dicotomía por encima de la otra es negar, o por lo menos minimizar, lo que puede ser el proceso de ayuda. En este capítulo exploraremos lo que significa para ti ser el instrumento más valioso e influyente en la sala de consejería y cómo desarrollar cada una de las dicotomías.
Durante esta parte del viaje, te pediremos que pases tiempo reflexionando sobre quién eres, lo que Dios te ha hecho ser, y los puntos fuertes y débiles que encarnas. Ten en cuenta que lo que eres es un trabajo en progreso y que, al igual que la consejería, el crecimiento consiste más en la participación en el proceso que en llegar a algún destino predeterminado.
YO COMO INSTRUMENTO: ABRAZANDO EL ARTE
Las microtécnicas y el aprendizaje académico son en muchos aspectos lo que forman la “ciencia” de la consejería, ya que estos elementos son más concretos, demostrables y comprobables. El arte de la consejería, por otra parte, se encuentra en la persona del consejero y en el desarrollo de su carácter, discernimiento, empatía y actitudes—el desarrollo de uno mismo como instrumento terapéutico. La literatura de consejería es muy clara en que la variable más influyente en la consejería es la persona del consejero y la relación que se cultiva con el cliente (Norcross, 2011). No es una fórmula o una serie de pasos a seguir, sino que se basa en la autorreflexión, la conciencia de uno mismo y la capacidad de recibir observaciones constructivas de los demás.
Figura 2.1. Arte frente a ciencia: El yo como instrumento de cambio
Una manera de entender este intercambio entre las microtécnicas y el yo como instrumento es utilizando la analogía del cuerpo humano. Para el propósito de esta analogía vamos a dividir el cuerpo humano en dos: el esqueleto y los órganos internos. En consejería, las microtécnicas y el aprendizaje académico son análogos al sistema esquelético, ya que proporcionan la estructura y el marco de la ayuda, mientras que el desarrollo del arte del yo como instrumento está representado por sus órganos internos, que mantienen la vida. Sin el sistema esquelético, los órganos clave quedarían desprotegidos y sobreexpuestos; sin el sistema interno, no habría vida ni energía para dar al cuerpo. La consejería funciona de la misma manera, ya que tanto la estructura como el corazón son necesarios para que el proceso esté realmente vivo y para que la relación de ayuda se desarrolle.
Conexiones bíblico/teológicas
¿Cómo te ves a ti mismo como “persona”? ¿Qué quieres decir cuando piensas o hablas de tu “yo”? ¿Qué piensas de ti mismo como un ser creado a imagen de Dios? ¿Hasta qué punto son tus pensamientos, emociones, comportamientos y así sucesivamente parte de lo que eres como persona? La forma en que te ves a ti mismo como persona afectará significativamente el cómo ves a tus aconsejados. El “yo” es una parte central en la psicología; se ha escrito mucho sobre la naturaleza