Nota: Las tres columnas de esta tabla no son idénticas, pero contienen similitudes. Una puede aprender de la otra, si bien cada una describe un tipo particular de relación de ayuda.
a Cf. Coe, 2000; Larkin, 1967; Mulholland, 1993, capítulo 8.
b Cf. Gingrich, 2013.
La columna central identifica las tres fases del proceso de curación que usaremos en este libro, junto con los objetivos del enfoque. Ya sea en una conversación de veinte minutos o durante una relación de consejería de veinte semanas, las tres fases son importantes y típicamente presentes. Al resumir brevemente cada fase con sus tareas relacionadas, es importante señalar que las fases están destinadas a construirse unas sobre otras y deben ser abordadas en orden. Dicho esto, siempre es posible, y a veces necesario, ir hacia atrás y revisar las fases previas para poder caminar eficazmente con los aconsejados a través de sus historias.
LA METÁFORA DEL RELOJ DE ARENA
El proceso de consejería funciona como un reloj de arena. La parte superior del reloj de arena podría representar cómo los aconsejados van inicialmente de aquí para allá—los temas abarcan muchas cosas y la discusión no es particularmente profunda. Parte de esto tiene el propósito por parte del consejero de recopilar datos sobre todas las facetas de la vida del aconsejado. Poco a poco los temas son más específicos y el trabajo terapéutico se va estrechando (el centro del reloj de arena). La arena fluye rápidamente y aumenta la intensidad y la profundidad. Finalmente, los contenidos/temas se vuelven más amplios a medida que los aconsejados aprenden a generalizar lo que han aprendido y aplicarlo a sus vidas y relaciones (el fondo del reloj de arena). Esta analogía de reloj de arena puede ser útil para describir el proceso de consejería tanto dentro de cada sesión individual como en la relación de consejería general. El reloj de arena sugiere que el tiempo y el control del proceso son cruciales—demasiado rápidos o demasiado lentos pueden dificultar el proceso.
Figura 1.4. Reloj de arena
La sección superior del reloj de arena, inicialmente llena de arena. Esto representa la información, los muchos detalles de la historia y de la vida del aconsejado. A menudo hay mucha confusión, y aunque algunos objetivos de la consejería pueden ser identificados, otros pueden no estar tan claros. Las técnicas del objetivo 1 (establecer la relación y explorar) pueden ser más eficaces aquí.
En contextos más clínicos, una de las tareas es recopilar y organizar la información proporcionada por el aconsejado dentro un diagnóstico. Una vez más, tomado de los contextos médicos, el concepto de diagnosticar un problema está profundamente arraigado en gran parte de la literatura de consejería. En la columna lateral “Implicaciones de Diagnóstico” se ofrece una introducción al proceso de diagnóstico.
Implicaciones de diagnóstico
El diagnóstico es la categorización de los trastornos mentales. En la mayoría de los contextos ministeriales diagnosticar a las personas no es útil y no se hace. En contextos de consejería profesional es necesario. El mundo del diagnóstico es el mundo de la psiquiatría, donde médicos especializados, que típicamente se reúnen con los pacientes, escuchan las descripciones de los síntomas y prescriben la medicación. Este es un componente esencial de los servicios de salud mental, y como resultado los psiquiatras son los expertos en diagnóstico.
Esto se ve con mayor claridad en el Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales (DSM; APA, 2013) publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (Nota: esta no es la Asociación Americana de Psicológica, que también usa el acrónimo APA). Debido a su lenguaje técnico, su base de investigación y aspectos médicos, el DSM es un documento altamente especializado pero que se ha vuelto muy accesible con la ayuda de internet. Por lo tanto, el público en general se ha informado mucho mejor, lo que puede ser una tendencia positiva, ya que las personas pueden tener mayor interés y responsabilidad por su propia salud mental, y un factor negativo, ya que es probable que los aspectos técnicos del diagnóstico sean erróneos, y existe una tendencia de usar el lenguaje para etiquetar a otros.
El DSM se describe como no teórico en el sentido de que no asume una teoría particular de la causa o del tratamiento. Sin embargo, hay algunos enfoques alternativos basados en la teoría para las categorías de diagnóstico y el tratamiento (p. ej., McWilliams, 2011; PDM Task Force, 2006, L’Abate, 1998). Los consejeros profesionales deben familiarizarse con el DSM y usarlo frecuentemente, dependiendo del contexto de su práctica. Es recomendable que las personas que ayudan en otros contextos eviten usar el DSM. La razón por la cual no es recomendable utilizar el DSM es:
La razón para usar el DSM es:
El DSM es un recurso valioso; ha sido y seguirá siendo un recurso útil para los consejeros de todas las disciplinas. Sin embargo, es una especialización que no todos los consejeros se pueden permitir el lujo aprenderla bien, por lo que la precaución se justifica. Lo más importante a este respecto es el reconocimiento de que el diagnóstico no es equivalente a la consejería: ser bueno diagnosticado no es lo mismo que ser un buen consejero. Ambos utilizan diferentes conjuntos de técnicas.
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