El silencio, camino a la sabiduría. Rosana Navarro. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Rosana Navarro
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788418307867
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sociedad. Estamos influenciados por la educación familiar, cultural, social y escolar, además de la genética; condicionamientos que nos alejarán de nuestro verdadero yo si no despertamos a ello. Debido a todo esto tenemos la creencia o la certitud, pues es una idea bien establecida entre todos nosotros, que el trabajo es algo negativo y desagradable en muchos casos, un esfuerzo irritante que debemos realizar cada día para poder sobrevivir, para pagar nuestra casa, el coche, la comida, la ropa y otros gastos, necesarios o innecesarios. Vivimos atormentados por el dinero y por el temor a quedarnos sin nada, y por ello permanecemos ofuscados y bloqueados sin poder actuar libremente para encontrar nuestro auténtico lugar. Esto es así en la mayoría de los seres humanos independientemente de su estatus social o económico, demostrando esto que la seguridad y la confianza se encuentra en cada uno de nosotros y no externamente. Esta preocupación nos hará caer en el error de mantener o aceptar circunstancias en la vida que en realidad no queremos e incluso actuar egoístamente con otras personas por el hecho de conseguir más dinero. Nadie nos ha mostrado el valor del conocimiento propio ni tampoco el camino para poder alcanzarlo, pero sin duda es esta comprensión la que nos conducirá hacia una vida de bienestar en todos los ámbitos, sabiendo hacia dónde nos dirigimos de una forma plena, siendo nosotros mismos y no algo que se da por hecho que debe ser así. Todo este temor nos mantiene encadenados a trabajos que nos disgustan y a los que acudiremos con pesadumbre disfrazada de responsabilidad cada día. De esta forma, pasaremos la mayor parte del tiempo contando cuántos meses quedarán para las siguientes vacaciones o para el próximo fin de semana, y una vez que este llegue pensaremos en el domingo deprimiéndonos porque al día siguiente deberemos ir a trabajar de nuevo, entonces llegará el horroroso lunes en el que nos encontraremos bajos de energía, de mal humor y poco comunicativos, el martes lo aceptaremos con resignación y resoplando pensaremos que todavía quedan tres o cuatro días para terminar la semana, el miércoles empezará la cuenta atrás porque ya estaremos por la mitad y nuestra alegría comenzará a revivir, nos encontraremos con más energía y hasta conversaremos con los compañeros, cuando llegue el jueves, muy contentos pensaremos que al día siguiente será viernes, ¡genial!; el viernes estaremos eufóricos, e incluso seremos mucho más amables y hasta más generosos, el sábado pasará de forma habitual, pero pensando que el fin de semana es demasiado corto, y de repente llegará el triste domingo dando lugar de nuevo a una depresión porque al día siguiente comenzará la semana laboral. Y así transcurrirán nuestras vidas entre picos emocionales que suben y bajan constantemente sin percatarnos de que no habremos vivido ni un solo segundo de todo este tiempo desde la autenticidad, no habremos apreciado ni un solo instante de todo lo que a nuestro alrededor poseemos a través del corazón, ya que solemos estar demasiado ocupados huyendo del presente y culpando a los que nos rodean y a la vida misma por esa situación que detestamos, aunque mantenerla sea absolutamente responsabilidad nuestra. Un pensamiento negativo tras otro se sucederá, acompañados de lamentaciones por no querer estar en esa situación, de esta forma, se perderá la energía, oscureciendo la fuerza y la claridad que en realidad poseemos para poder modificar todo lo que deseemos. Lo peor de todo es que pasarán por delante de nuestros ojos las personas y los momentos que realmente tienen valor sin haberlas percibido.

      Sea cual sea el tipo de faena que realicemos, tanto altos cargos como peones, siempre que se realice como si lleváramos una carga pesada y no exista plenitud en ello, comprenderemos que ese no es nuestro lugar. Pero qué pasaría si borrásemos de nuestra mente el sustantivo «trabajo» y desapareciera cualquier significación o creencia sobre él, quizás, a la hora de elegir profesión sencillamente pensaríamos en hacer lo que en verdad nos gustaría con el corazón, una labor que nos haga felices y en la cual podamos ofrecer lo mejor de nosotros. Si esto se pudiera llevar a cabo habría grandes cambios en nuestra vida y, por consiguiente, en nuestra relación con los demás. Es así como verdaderamente se rendiría en la faena, como también nos encontraríamos con buenos profesionales que a la hora de atendernos lo harían con competencia además de con respecto y no con cara de pocos amigos, prácticamente sin levantar la cabeza cuando se dirigen a nosotros, tratándonos como números o códigos y no dudando en utilizar la mala educación cuando lo consideran. Podremos ser funcionarios o empleados de la empresa privada, altos cargos o peones, médicos, maestros, dependientes, camareros, jardineros, abogados, empresarios, limpiadores, cocineros, mineros…, sin lugar a duda, siempre que no sea una decisión libre y deseada, aunque sea de forma transitoria, antes o después todas nuestras frustraciones saldrán a la luz para ser vertidas sobre los demás.

      Por supuesto, habrá que trabajar para poder subsistir en esta forma de vida, y en ocasiones puede ser que tengamos que realizar faenas que nada tengan que ver con nosotros o que no nos agraden, bien porque en ese momento estemos terminando de estudiar y necesitamos algo de dinero o mientras llega lo que verdaderamente queremos, a lo que daremos el tiempo necesario para poder realizarse. Pero claramente se tratará solo de un periodo, sin importar su durabilidad si el camino elegido es el que verdaderamente queremos, y en ese transcurso quién sabe las cosas que aprenderemos al igual que las puertas que se abrirán, puesto que todo es formación, incluido lo que a nuestro juicio pueda ser negativo. Así que aceptar el momento en el que nos hallamos nos dará la calma y el bienestar suficientes para realizar nuestra labor lo mejor posible, además de la suficiente lucidez para ver las nuevas oportunidades que nos guiarán hacia nuestro propósito, y aunque a veces parezca que las cosas van mal, estas serán parte de nuestra enseñanza, y será entonces que habrá que confiar en la vida con más fuerza que nunca, pues ella nos gobierna siempre con sabiduría. Con todo esto, pienso que hay profesiones con las que debería de haber una especial sensibilidad a la hora de elegirlas y ejecutarlas, pues tienen una gran relevancia en todos nosotros al tratar con nuestra salud física, mental o emocional, además de intelectual. Este será el caso de los maestros, que aunque los pilares fundamentales se encuentren en la familia, estos serán parte fundamental en el desarrollo de los niños como ejemplo y guías. Pero desgraciadamente el resultado del aprendizaje de los niños dependerá del o de la profesional en cuestión que le haya «tocado», aquel o aquella que verdaderamente tenga vocación de enseñar y disfrute con lo que hace cada día, el que sea consciente de sus propias debilidades y sea capaz de dejarlas a un lado, aquel o aquella que mantenga alejadas sus ideas políticas o religiosas y sea capaz de impartir el conocimiento desde el desarrollo emocional más profundo sin condicionamientos, limpio y transparente, respetando y dando la oportunidad a los niños de formarse sin influencias para poder descubrir todo su mundo interior, el cual será compartido más tarde con el exterior. Poner especial cuidado en el desarrollo emocional será sumamente importante pues será este el que sin duda les abrirá todas las puertas del bienestar en la vida, incluidos los estudios y el trabajo, y desde este punto podrá realizarse un verdadero cambio en los valores de la sociedad. Sin embargo, si no se ama verdaderamente lo que se hace, si las personas que se dedican a ello no se conocen antes a sí mismas para de esta forma poder actuar con honestidad y en consecuencia, si no educan con el corazón y lo hacen desde su ego, desde una «plaza segura como funcionario y de aquí no me mueve nadie» o desde «el sueldo que voy a cobrar» como también por «el horario y las largas vacaciones de las que dispondré», si no es verdadera vocación que nazca desde la más pura verdad de una persona, entonces la educación que recibirán los niños será vacua y sin sentido.

      Salvo excepciones, los resultados escolares de los pequeños estarán enfocados desde la frialdad de unas simples materias dirigidas hacia un examen que no evalúa la inteligencia de cada niño, sino la memoria que tiene para retener una información, para obtener una nota que si bien puede evaluar el conocimiento de unos datos adquiridos, algo que está muy bien, no manifestará quién es realmente la persona, recibiendo luego una titulación bien sea de estudios básicos, medios o universitarios para salir a un mundo sometido a la imagen, al interés y a la ambición, el cual no podrán afrontar si no es desde el entendimiento de la vida y la profundidad de ser. De este modo, serán dirigidos por las situaciones que los rodearán, por las opiniones de los demás y por las ideas establecidas que los llevarán a la confusión y al conflicto interior.

      En la mayoría de los casos la elección de unos estudios encaminados a la vida laboral vendrá marcada por la percepción que tienen del mundo, según su propia experiencia, aquellos que nos aconsejen o nos guíen, imponiendo inconscientemente su deseo a la jovencita o jovencito en cuestión, además de transmitirles el miedo que ellos mismos hayan adquirido a lo largo de sus