El silencio, camino a la sabiduría. Rosana Navarro. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Rosana Navarro
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788418307867
Скачать книгу
una buena imagen como bien he dicho anteriormente.

      Todo esto me hace recordar que no hace mucho tiempo mi hija asistió a clases de ballet en una academia en la que se cuidaba con esmero la imagen de la misma, pues básicamente las clases de las niñas estaban enfocadas a un final de curso compuesto por un gran número de bailes, para los cuales se utilizaba un exuberante despliegue de vestuario, un traje para cada representación, con un importante desembolso económico, en la tienda de la propia academia, por supuesto. Pero en ningún momento pude apreciar sensibilidad, profundidad ni humildad en una actividad que debería guiar a las niñas desde la esencia más pura hacia la expresión, tampoco observé cabida para aquellas que tan solo quisieran practicar la danza como entretenimiento, sin intención de tener sueños sometidos a una imagen irreal de grandeza, la cual, sin una buena base de sencillez y autenticidad, más bien las podría confundir en su camino hacia el descubrimiento de lo que en verdad existe en su interior.

      Hay una edad en concreto en la que nos preguntan sin cesar qué queremos ser de mayores. En algunas personas el camino a seguir brillará con luz propia desde bien pequeños, en otros, sin embargo, habrá que permitir que la planta crezca regándola con los buenos pasos guiados por el buen maestro, aceptando las experiencias como enseñanza, nutriéndose de la acción de cada momento presente para que la flor finalmente exprese toda su belleza, viva en colores y fresca en su totalidad, recibiendo así los rayos del sol, la lluvia y la brisa para dejar que el proceso se desarrolle naturalmente. ¿Que qué quiero ser en un futuro? Vamos a dejar tiempo al tiempo mientras hacemos lo mejor de nosotros en cada instante presente, lugar desde el cual florecerá todo nuestro potencial. ¿Acaso tiene que haber un solo patrón diseñado para todos por igual, plazos para decidir, para ser, para vivir…? Cada ser es único en su evolución y en sus capacidades, maravilloso en sus profundidades, luego no puede haber plan generalizado excepto en nuestros pensamientos limitados y en aquellos interesados en el control. Sin duda alguna no será de la mente condicionada de quien recibiremos la respuesta de hacia dónde dirigirnos, sino del corazón, pues este será la brújula que marcará nuestra verdad. En toda esta confusión habrá quien elegirá continuar estudiando cualquier carrera o curso al que pueda acceder según la nota académica que haya obtenido, aunque no sea de su agrado, como también habrá quien dejará de estudiar para terminar realizando cualquier faena sin más objetivo que la de sobrevivir, para luego quejarse por la vida que les ha tocado.

      Así pues, la profesión será, en la mayoría de los casos, escogida por diversas razones, pero pocas veces por verdadera vocación, probando a estudiar esto y lo otro por el simple hecho de hacer algo, puede que incluso realicemos varios cursos aleatoriamente y sin conexión alguna entre ellos y sin sentido. Pero se decida lo que se decida deberemos estar abiertos a la vida misma y a sus posibilidades, pues a lo largo de esta surgirán numerosas vías para darnos la oportunidad de evolucionar y encontrar nuestro verdadero lugar, algo que solo podrá ser posible si estamos preparados para caminar con ella, para comprender, aprender y confiar. De otra forma pasaremos toda nuestra existencia realizando actividades sin esencia, mecánicamente, con la única intención de pasar los días lo más rápido posible como buenamente se pueda y cobrar un sueldo a final de mes que nos permita subsistir, ignorantes de quién somos y qué deseamos.

      El miedo que el tema del trabajo genera en la sociedad es el blanco perfecto para hacer negocio, y la idea de encontrar un «empleo seguro» será el anzuelo para conseguirlo. Cuando tomé la decisión de prepararme para una oposición en la administración pública, inicié una búsqueda de información por internet sobre futuras convocatorias. Entre las muchas páginas en las que entré, apareció una de las miles de academias que preparan este tipo de pruebas, ofertando infinidad de convocatorias que en ese momento son inexistentes, así que sin pensarlo demasiado solicité información. Como suele ser normal en estos casos, dos días después de haberlo hecho tenía al representante de los mismos justo delante de mi puerta, no solo para informarme de los cursos, si no dispuesto a vendérmelos por encima de todo, pues su trabajo sería a comisión, sin dudar en utilizar cualquier artimaña, ética o no. Empezar de cero no sería fácil, había terminado una etapa importante de mi vida en la cual me había sentido protegida, sin embargo, ahora debería afrontar sola la inestabilidad en la que me encontraba. Al escuchar a aquel comercial contándome películas sobre cómo acabar con todos mis problemas, obteniendo un empleo de estas características e insistiendo en el gran salario que este me proporcionaría de por vida, me puse a soñar. Sencillamente era lo que necesitaba oír para amortiguar mi temor a la nada, así que mis ojos se iluminaron mientras hacía cálculos como en el cuento de la lechera. Una excelente inversión, me dijo el representante con una expresión de estar a punto de cazar a su presa, y yo me dejé convencer, siendo una decisión tomada desde la más absoluta ignorancia, en la cual mi ego se había encargado de tomar el control. Pagué dos mil euros, prácticamente todo mi dinero, para asistir a una academia en la que me prepararían para cualquier oposición que se convocara, bien fuera a nivel local, provincial o autonómico, por un periodo de tres años, además me proporcionarían todo el material, como el temario correspondiente, clases de informática y cualquier otro necesario para las pruebas correspondientes. Las clases teóricas las impartiría una profesora licenciada en Derecho, las prácticas lo haría el profesional oportuno cuando llegara el momento. Asistiría tres veces por semana a la academia, aunque me darían la opción de acudir a más clases si ese era mi deseo. Todo sonaba muy bien, pero desgraciadamente nada de esto fue cierto, las lecciones resultaron verdaderamente aburridas y poco profesionales, los temarios no estaban actualizados y las clases de informática fueron inexistentes. En ocasiones, lo único que hacíamos era leer los temas sin más, mientras la profesora aguantaba el sueño que le provocaba escuchar los aburridos textos. Asistí a la academia unos meses hasta que publicaron la fecha de la oposición para el ayuntamiento de mi ciudad, la cual tendría lugar en unos meses, fue entonces que decidí continuar la preparación sola en casa para poder adelantar más, aunque requerí a la academia el resto del material que todavía no me habían entregado, como también les informé de la necesidad de iniciar las clases de informática. Pero fue en este momento que definitivamente me di cuenta de que se trataba de una estafa, pues no me proporcionaron nada de lo solicitado porque en realidad no existía. Naturalmente, lo que estos señores y señoras hacían era aprovecharse de la necesidad de personas humildes que tan solo buscaban una salida a su situación desesperada, se beneficiaban de la debilidad, del miedo, de la incertidumbre que la crisis estaba provocando, negocios realizados a costa de la dificultad del momento, sin escrúpulos, sin honestidad y sin ninguna ética. Un tiempo después llegó a mis oídos que este centro de estudios había cerrado sus puertas, el negocio, afortunadamente para mucha gente, había fracasado. Aunque he relatado mi experiencia en este terreno, debo señalar que existen academias competentes dirigidas por verdaderos profesionales que realmente ayudarán a aquellos que así lo requieran.

      En el periodo en el cual transcurrió todo esto, intentaba realizar otros cursos para la actualización de mi currículum. Un amigo me sugirió hacer uno por internet, que aunque me era completamente indiferente, me proporcionaría puntos en el caso de una oposición o sencillamente inflaría mis datos académicos, es decir, haría bulto. Se trataba de un curso muy sencillo, pero aun así, él me pasaría las respuestas, ya que todos los años solían ser las mismas, y yo simplemente tendría que rellenar el test, enviarlo y esperar para recibir el certificado. Así lo hice sin importarme el contenido, lo elemental sería obtener un diploma más, una práctica demasiado normalizada entre nuestra sociedad. Con el paso del tiempo y debido al crecimiento de la crisis, el dinero del Estado para invertir en cursos de formación disminuyó considerablemente, así que fueron desapareciendo en gran medida, al igual que el negocio que proporcionaba a todas las personas involucradas en ellos, bien fueran los participantes como los promotores. La formación bien coordinada, tanto para empleados como para desempleados, sin duda es beneficiosa, aunque sería mucho más productiva si las empresas contratadas para impartirla, así como todos aquellos involucrados en su gestión, no estuvieran tan cegados por obtener el máximo de los beneficios personales. En la distribución de estos, no tengo la menor duda de que habrá personas afortunadas que obtendrán el curso requerido, en tiempo y calidad, pero no siempre será así.

      Recuerdo que hace años recibí una carta para realizar un curso formativo gratuito de informática del servicio de empleo estatal, verdaderamente