La divertida aventura de las palabras. Fernando Vilches. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fernando Vilches
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788417241339
Скачать книгу
dinámica de una reunión, de un acto o de un partido de fútbol.

      Doméstico

      «Perteneciente o relativo a la casa u hogar. Dicho de un animal: Que se cría en compañía del hombre, a diferencia del que se cría salvaje. Dicho de un criado: Que sirve en una casa. Ciclista que, en un equipo, tiene la misión de ayudar al corredor principal». Estos son los significados que aporta el diccionario a vocablo tan maltratado. De ahí que la clonación, que no traducción, del domestic fly por vuelo doméstico no encaje de ninguna manera en el buen uso del español. Cuánto mejor sería utilizar, por ejemplo, interior o, incluso, nacional.

      Duelo

      No todo el mundo lo recuerda, pero la palabra duelo —‘combate, pelea o enfrentamiento entre dos personas o entre dos grupos’— solo puede aplicarse cuando los contendientes son dos. Es decir, aclara la Fundéu, puede producirse un duelo entre el Real Madrid y el F. C. Barcelona, pero no entre las siete candidatas al Oscar a la mejor película.

      Educacional

      Junto con otros anglicismos más modernos como competencial o subvencional, no tiene por qué suplantar a educativo.

      Entrenar

      No es un verbo intransitivo: los deportistas se entrenan, y el entrenador es quien los entrena.

      Entreno

      Esta palabra la pusieron de moda los jóvenes; les parecía más adecuada (y corta) que entrenamiento. La RAE la ha aceptado, pero apoya como más culta entrenamiento.

      Escuchar / oír

      Hay una vieja confusión en nuestro idioma con los verbos escuchar y oír. A veces, cuando voy a dar una conferencia a un colegio y los alumnos tardan en guardar silencio, empleo la siguiente fórmula: «Me escuchan allí atrás, ¿no? Pues yo los oigo perfectamente». En ese momento, el silencio se hace patente, mientras los chicos meditan «qué narices ha dicho este señor». Y ya les explico la diferencia que existe en nuestro idioma entre ambos verbos. Escuchar no debe emplearse como sinónimo de oír: Oír es ‘percibir sonidos por medio del oído’, mientras que escuchar significa ‘oír prestando atención y de forma intencional’. Por lógica, pues, nadie va por la calle poniendo atención a posibles explosiones cuando se dice, muy incorrectamente, que «la explosión se escuchó a muchos kilómetros de distancia» (como ya hemos indicado al hablar del término deflagración); lo que suele pasar es que la explosión se oyó.

      Especulación y especular

      Anglicismos desgastados y apropiados, por ejemplo, en las expresiones «especulación inmobiliaria» o «especular en Bolsa», no lo son; en cambio, al ser empleados, respectivamente, en lugar de los sustantivos barrunto, cábala, cálculo, conjetura, creencia, indicio, presunción, previsión, rumor, sospecha, suposición o de los verbos barruntar, calcular, conjeturar, creer, opinar, presumir, prever, rumorear, sospechar, suponer.

      Esperar / temer

      En una noticia como la siguiente, «Los pronósticos para los bomberos no son buenos. Los vientos cruzados que predominan en la región seguirán a lo largo de las próximas horas por lo que se espera que las llamas sigan extendiéndose a gran velocidad, según ha informado el presidente de la Liga dos Bombeiros, Jaime Marta Soares», el reportero demuestra cierto sadismo, porque el verbo utilizado conlleva una carga positiva —‘tener esperanza de algo’— y en este contexto sería más apropiado el verbo temer, pues, dada la marcha de los acontecimientos, produce temor la posibilidad de que aumente la tragedia.

      Espurio

      No es habitual, pero sí se da con relativa frecuencia el empleo del barbarismo espúreo por espurio. El término es incluso utilizado por personas cultas que no son conscientes de esta anomalía. Su significado original es ‘bastardo’, ‘adulterado’. Parece que se trata de una errata común, documentada ya en el siglo xvii en una comedia de Lope de Vega, impresa por un editor, y que se habría dado por buena con tal error. Sin embargo, su étimo es spurius y no ha lugar para esa e bastarda. Así pues, podríamos decir que espúreo es una palabra espuria.

      Excusas

      Pedir excusas es una expresión muy generalizada, pero no por ello correcta. Las excusas no se piden, sino que se dan o se presentan. Lo que se pide son disculpas (y a veces no tan a menudo como sería deseable, por cierto).

      Firmar (a un jugador)

      «No hay simas tan profundas del lenguaje como aquellas en las que osan aventurarse los periodistas deportivos que, además, tienen la fea costumbre de crear tendencia». Un buen ejemplo es la utilización de firmar en lugar de fichar. Se firman contratos, autógrafos o libros, pero no jugadores, por más que se necesite una rúbrica para que el acuerdo sea válido. Como mucho, puede decirse que determinado jugador firma por un club, pero no que un club lo firma, apunta con acierto la Fundéu.

      Glosar

      No solemos ver a menudo este verbo y, cuando lo encontramos, suele estar asociado a algo positivo, como si fuese un equivalente verbal del sustantivo hagiografía o un sinónimo de elogiar. Fundéu recuerda que glosar es meramente «dar una explicación o hacer un comentario sobre algo o alguien». Así pues, se puede glosar la vida de Hitler sin miedo a que nos acusen de apología del nazismo. Recordemos que las Glosas Silenses o Emilianenses eran anotaciones al margen que hacían los buenos monjes de ambos monasterios —Santo Domingo de Silos y San Millán de la Cogolla— en castellano y otras lenguas para aclarar determinados conceptos a los fieles, que ya empezaban a desconocer el latín como vehículo de comunicación.

      Gracias a…

      Muchas veces utilizamos gracias a como un sinónimo de a causa de o debido a, y olvidamos que dicha expresión tiene un matiz positivo, es decir, «produce un bien o evita un mal», como asegura el diccionario. Por lo tanto, «gracias a su incompetencia, el hombre murió» sería equivocado. Al otro lado del espectro, se encuentra por culpa de, que tiene un matiz negativo. Así, asegurar que «mi amiga ha encontrado un buen trabajo por mi culpa» sería también incorrecto.

      Hacer frente

      Esta locución significa ‘plantar cara’, es decir, frente a algo o alguien, ‘desafiarlo, oponerse a él, resistir a su autoridad’. Frecuentemente, se usa con un significado que le es ajeno. Si decimos que «alguien hace frente a alguien o a algo» queremos decir que ‘se enfrenta’ para evitar que le afecte. Pero si nos referimos a deudas contraídas legítimamente, no podemos utilizar esta expresión, hemos de emplear los verbos afrontar pagar o sufragar. El problema que tenemos la mayoría de los españoles que hemos comprado un piso por este procedimiento es afrontar, liquidar, sufragar o pagar nuestras hipotecas, entre otras cosas, para no acabar en la calle o en la cárcel. Muchos de los que hicieron frente a sus deudas han acabado en la cárcel por no afrontarlas, que es lo que legalmente se debe hacer.

      Hermanastro

      El diccionario nos dice que se aplica este vocablo al «Hijo de uno de los dos consortes con respecto al hijo del otro». Es decir, que, entre ellos, no hay ninguna relación de sangre (es lo que ocurre en el cuento de La Cenicienta con las malvadas hermanastras que le hacían la vida imposible y que no tenían lazo alguno de sangre con ella). Esto se olvida con frecuencia y se aplica la palabra impropiamente. Famoso fue el asesinato del hermanastro del líder norcoreano en un aeropuerto, y así lo definió toda la prensa en España, cuando en realidad eran hermanos de padre.

      Honestidad

      La influencia del inglés en todos los idiomas modernos es una evidencia que no da lugar a discusión. No es preocupante, al menos para el español, que se muestra como una lengua llena de futuro a la que no le afecta incorporar neologismos o palabras procedentes de otros idiomas. A veces, la pereza nos hace importar y clonar algunos vocablos que deberían traducirse teniendo en cuenta el genio de nuestro idioma. Cuando esto no se hace (es la tónica general entre profesionales de la comunicación), el resultado es el empobrecimiento de nuestra lengua. Es lo que ocurre con esta palabra. En español, desde tiempos inmemoriales, se ha distinguido perfectamente entre honestidad y honradez. La primera se mide de cintura para abajo, y la segunda, de cintura para arriba. Pero en