Compás de espera
Se abusa mucho de esta expresión metafórica —‘detención de un asunto durante un tiempo determinado, generalmente corto’—, que, en sentido recto, se refiere al silencio que dura todo el tiempo de un compás musical. No decimos que esté mal, simplemente ponemos el acento en el hecho de la insistencia en su empleo.
Concurso y sorteo
Cada vez es más habitual que los encargados de redes sociales de una empresa (también designados como community managers o mediante el tecnicismo que toque esa semana) realicen concursos o sorteos para los clientes, sin saber muy bien qué significa cada cosa. Un concurso es una competición, mientras que en el sorteo se confía algo al azar. Por tanto, un sorteo sería el de la ONCE; un concurso, una competición en la que se premia la mejor fotografía, como apunta con precisión la Fundéu.
Confrontación
Llevados por la artificial crispación de la vida política de estos últimos años, se han desvirtuado por completo los significados de esta palabra. Veamos. En el DRAE se dan tres acepciones: dos, en vigor: ‘careo entre dos o más personas’ y ‘cotejo de una cosa con otra’. Y una ya en desuso: ‘simpatía, conformidad natural entre personas o cosas’. Ojalá confrontaran las fuerzas políticas sobre los más diversos temas para sacar conclusiones que mejoraran la vida de la ciudadanía. Pero lo que en realidad hacen es enfrentarse continuamente.
Conservacionista
Para el DRAE, el único significado posible de esta palabra tiene que ver con la ecología —«1. adj. ecologista. Apl. a pers., u. t. c. s.»—. Sin embargo, a algunas personas les parece adecuado aplicarlo, de forma un tanto despectiva, a aquellos que profesan la ideología «conservadora». Es una impropiedad de grueso calibre.
Contemplar
Ninguna de las acepciones que recoge el DRAE nos permite utilizar este verbo como sinónimo de recoger, regular, ordenar, disponer… Este uso es una contaminación clara del lenguaje jurídico-administrativo hacia el lenguaje periodístico y, empleado con tal significado, el verbo se comporta como un anglicismo. Las leyes y los reglamentos no contemplan nada, no son monjes benedictinos, sino que recogen, regulan, ordenan, disponen…
Contrición
Es incorrecta la forma contricción, que se oye y hasta se ve escrita con cierta frecuencia. La palabra que expresa ‘arrepentimiento de una culpa cometida’ viene del latín contritio, por lo que no salen las cuentas de la doble consonante. Esto, además de una falta de ortografía, demuestra un desconocimiento de su étimo, consecuencia trágica de la desaparición del estudio de la lengua latina en nuestros currículos educativos.
Crecimiento
Crecer significa en cualquier circunstancia ‘aumentar’. Y su antónimo, es decir, lo contrario de crecer, no es otra cosa que menguar. Bien con este último verbo, bien con la forma negativa del primero —no crecer—, se expresa en español todo aquello en lo que no se produce el proceso del crecimiento. Sin embargo, en el lenguaje políticamente correcto, tan del gusto de los malos políticos y de los economistas al servicio de estos últimos, ha corrido la especie crecimiento negativo o crecimiento cero, apta sobre todo para engañabobos. La unión de ambos términos constituye un contrasentido espurio que goza de alta estima en nuestros medios de comunicación.
Culminar
Aunque su significado propio es ‘llegar una cosa al grado más elevado que pueda tener’, a veces aparece empleado en lugar de acabar o terminar, olvidando que su étimo latino culmen significa ‘cumbre’ o ‘cima’. La culminación de un congreso como el Mobile World Center sería la presentación de un avance tecnológico único e inesperado. Y terminar termina cuando está previsto por la organización. Cuando echa el cierre, ni antes ni después.
Decálogo
La mayor parte de términos que aquí reseñamos suelen ser utilizados en ocasiones en las que no deberíamos. Con este ocurre lo contrario: podemos recurrir a él en más contextos de lo que pensábamos. Sospechamos, oportunamente, que decálogo solo hace referencia a las listas de diez normas (por el deca, ‘diez’ en latín), pero la RAE asegura que un decálogo es «un conjunto de normas o consejos que, aunque no sean diez, son básicos para el desarrollo de cualquier actividad» (la cursiva es nuestra). Así que, ya ven, pueden ser diez, veinte, treinta…
Deflagración
Según el DRAE, dicho de una sustancia, deflagrar significa «arder súbitamente con llama y sin explosión». Ocurre, pues, este fenómeno en lo que comúnmente se conoce como un cortocircuito cuya chispa produce una llama que provoca un incendio, pero, al no haber explosión alguna (de ahí que volvamos a incluir una negrita en la definición oficial), no puede oírse en ningún caso. Sin embargo, y sin explicación, se está convirtiendo en un neologismo al asumir a menudo su significado esa ruidosa característica que lo equipara al término explosión. Decir, pues, que la deflagración se oyó a cinco kilómetros supone tener el oído de un vampiro y, si se espeta que «se escuchó» a esa distancia, además, la criatura tendría que estar muy atenta al fenómeno; es decir, tendría que estar esperando con atención a que algo explote. Vamos, un sinsentido.
Dejar
Es también muy curiosa la trayectoria que este verbo está viviendo desde hace algunos años en los medios de comunicación, al convertirse en neologismo con el significado de ‘causar’. Curioso es leer o escuchar que el huracán «dejó muchos muertos en la isla», como si fuera un préstamo temporal.
Deleznable
El uso de este adjetivo con el sentido de ‘reprobable’ o ‘repulsivo’ carece de fundamento, a pesar de que se encuentra muy extendido entre los hablantes. Su verdadero significado es ‘poco durable, inconsistente, de poca resistencia, que se rompe, disgrega o deshace fácilmente’, es decir, ‘depreciable’ por su poco valor o precio, y ‘que se desliza y resbala con mucha facilidad’. Nada, pues, que concierna a la catadura moral del ser humano: reprobable, abominable, profundamente desagradable… son opciones mucho más propias.
Descambiar
De un tiempo a esta parte se han puesto de moda los tiques-regalo para poder cambiar ese presente que no nos gusta o que no se ajusta a la talla adecuada. Para descambiar, que significa ‘deshacer un cambio’, tendríamos que haber hecho la operación previa de cambiar algo ya una vez y repetirla después. En el uso que se hace en lugar del propio cambiar es un catalanismo. En puridad, en español implicaría volver al principio, al producto que nos regalaron, puesto que hemos deshecho el primer cambio. Y en Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y Venezuela significa ‘convertir billetes o monedas grandes en dinero menudo equivalente o a la inversa’.
Detentar
Se usa abrumadoramente en lugar de desempeñar, sobre todo en la información política, en la que nos martillean con que «fulano detenta» tal cargo, cuando en una democracia los cargos se desempeñan con arreglo a las leyes constitucionales, y detentar significa ‘poseer algo o disponer de ello ilegítimamente’.
El día después
Es una mala traducción de la expresión inglesa the day after, que sustituye a menudo a las españolas el día siguiente o el día de después (en consonancia con el día de ayer, el día de mañana). Desde que se estrenó la película con ese título el 20 de noviembre de 1983, clonada en español con esa mala traducción, esta expresión anglicada se ha extendido como la espuma.
Dinámica
La dinámica es la ‘parte de la mecánica que estudia el movimiento de los cuerpos en relación con las