Populismo
Según el DRAE, significa «tendencia política que pretende atraerse a las clases populares». La pregunta que uno se puede hacer es la siguiente: ¿pero hay algún partido político que actualmente no pretenda conseguir el voto de esa parte de la sociedad? Porque, desde luego, hoy, la definición de clases populares distaría mucho de la que servía para designar al proletariado de finales del siglo xix y primera mitad del xx. Sin embargo, los medios de comunicación buscan siempre marbetes llamativos para calificar todo aquello que nace. En España han surgido nuevas formaciones políticas que compiten junto a las tradicionales y solo tienen un fin: conseguir cuantos más votos mejor.
Prensa
Para nuestro propósito, dos son los significados que vamos a considerar: ‘taller donde se imprime, imprenta’ y ‘conjunto o generalidad de las publicaciones periódicas y especialmente las diarias’. Con el primero, ya se transmite la idea de que, necesariamente, el producto que surge de ese lugar ha de ser escrito, por lo que la expresión tan repetida de «prensa escrita» es una redundancia innecesaria.
Prever
Del latín praevidere, significa «ver con anticipación» y nada tiene que ver con otro verbo de raíz distinta, proveer (de providere), que significa «preparar, reunir lo necesario para un fin» y, también, «suministrar o facilitar lo necesario o conveniente para un fin», según reza el DRAE. Es curiosa la confusión que algunos sufren con ambos verbos y de ella surgen unas formas híbridas inexistentes en nuestra lengua, como preveyendo o prevee.
Provocar
No significa ‘causar’ o ‘producir’, sino ‘excitar o inducir a alguien a hacer alguna cosa’. En los ocho significados que da el diccionario sobre este verbo, a saber: «1. Incitar, inducir a alguien a que ejecute algo. 2. Irritar o estimular a alguien con palabras u obras para que se enoje. 3. Intentar excitar el deseo sexual en alguien. 4. Mover o incitar. 5. Hacer que una cosa produzca otra como reacción o respuesta a ella. 6. Vomitar lo contenido en el estómago. 7. Incitar el apetito, apetecer, gustar. 8. Facilitar, ayudar», nada indica que pueda utilizarse como sinónimo de causar («dicho de una causa: producir su efecto; ser causa, razón y motivo de que suceda algo; ser ocasión o darla para que algo suceda»), algo totalmente usual en los medios de comunicación. Así, diremos que un mosquito nos causa dolor y picor al clavarnos su aguijón con saña y, al oír por la noche su zumbido en nuestra oreja, nos provoca un pánico incontrolado.
Punto y final
Es una aberración sintáctica, pues final funciona como adjetivo «para calificar el punto último que clausura un escrito», con lo que está completamente fuera de lugar la conjunción copulativa y. Si utilizamos esta incongruencia, primero ponemos el punto y, luego, ponemos el final. Esto no es así realmente, pues cuando acabamos algo, colocamos el punto de finalización, llamado punto final.
Radical
Es una palabra que nos pertenece a los demócratas. Los gamberros, los violentos que derriban farolas y causan destrozos allá por donde van son llamados radicales en los medios de comunicación. En España existió un Partido Radical y en Italia existe uno. Un radical es aquel que pretende progresos profundos de la sociedad, y el diccionario puntualiza: «generalmente en sentido democrático»; es decir, el vocablo se asoció siempre a aquel que defendía la democracia. Y aquí estamos hablando de unos energúmenos que en absoluto la defienden. Esa palabra también se ha extendido para designar a los seguidores violentos de algunos equipos de fútbol.
Reeditar
Como uno puede pensar, reeditar significa ‘volver a editar’. Se reeditan discos y libros, por ejemplo, pero cada vez es más común que se utilice dicha palabra para aquellos equipos que obtienen dos años consecutivos un trofeo deportivo. Aunque lo inédito es nuevo, lo reeditado pueda entenderse como repetido, por lo que la Fundéu opina que es preferible revalidar o renovar. Es decir, «el Real Madrid fue capaz de revalidar el título de campeón de Europa la pasada temporada».
Reivindicar
Ha significado siempre ‘reclamar’, ‘exigir aquello a lo que uno tiene derecho’, por lo que no es adecuado su uso en frases como «nadie ha reivindicado aún la autoría del crimen».
Restar
Este verbo, aunque admitido como equivalente de quedar («lo que resta de año»), del que no resulta más apropiado como sinónimo, es totalmente evitable como sustituto de faltar. Sí se admite en ciertos deportes con el significado de «devolver la pelota al saque de los contrarios o del contrario». En puridad, una resta es una sustracción, es decir, que nos quitan algo.
Santuario
Utilizado en lugar de asilo o refugio («Los etarras se han acogido al santuario de Francia»), es un anglicismo. Un santuario, por lógica, es un lugar de culto en el que se venera una imagen o reliquia de especial devoción.
Ser objeto de
Expresión de la que a menudo se abusa —«el rey fue objeto de un recibimiento multitudinario»—, impide la utilización de verbos de acción: «Una gran multitud recibió al rey». Es frecuentísima esta construcción en el registro jurídico-administrativo. En nuestro lenguaje habitual (estándar o coloquial) debemos evitarla.
Severo
Este adjetivo se emplea, en ocasiones con poco acierto, para calificar cosas («sufrió una severa derrota») como sinónimo de duro, fuerte, grave, importante o serio. Es aplicable bien a personas («riguroso, áspero, duro en el trato o el castigo» y «exacto y rígido en la observancia de una ley, un precepto o una regla»), bien a las estaciones del año («de temperaturas extremas»).
Sobredimensionamiento
Así como el verbo sobredimensionar sí está incluido en el DRAE —«dar a algo dimensiones excesivas» o «más importancia de la que en realidad tiene»—, los académicos no han juzgado prudente introducir el abstracto sobredimensionamiento, que, por el contrario, ha sentado cátedra en el lenguaje político y en el de otros ámbitos como el deportivo. Exceso sería un término mucho más ajustado y normativo. Si llegamos a casa tras una dura jornada y, sin reírnos, decimos que hemos sufrido un «sobredimensionamiento» de trabajo, lo mismo nos ponen las zapatillas y la cena con cara de conmiseración.
Suministrar
Tratándose de medicamentos, se usa con cierta frecuencia de modo equivocado por administrar (la realidad es que nos suministran medicamentos en la farmacia y los administramos según indicación del médico).
Traductor e intérprete
Estas dos palabras suelen emplearse como términos intercambiables, cuando no lo son: el traductor se refiere específicamente a aquel que vuelca, de un idioma a otro, palabras escritas con una máxima fidelidad, como ocurriría con el traductor de una obra literaria. Por el contrario, el intérprete es aquel que capta la idea general y atiende al tono de cada situación, generalmente en un contexto oral, realizando una interpretación simultánea (conocida popularmente como traducción simultánea), por ejemplo, de las palabras de un futbolista que habla en otro idioma.
Tiempo real
Se trata de una traducción defectuosa o, en palabras del siempre acertado Álex Grijelmo, de una clonación absolutamente impropia: ¿existe el «tiempo irreal?». Dicho así, deja de evocar lo que la expresión inglesa real time quiere decir y que se podría traducir, según los casos, por inmediatamente,