Los bienes legales e ilegales, en mercados formales y no formales, en donde intervienen agentes de mercado se encuentran en un determinado espacio, sin embargo, es sumamente difícil determinar el total de bienes y servicios que se comercian entre un país y otro, dado que lo legal se contabiliza en las agencias aduaneras y lo que es ilegal –por lo general- no se puede contabilizar. Para llevar a cabo este proceso, las naciones cuentan con una herramienta denominada balanza comercial, en la que se registran los bienes de importación y de exportación. La balanza de bienes y servicios es la suma de balanza comercial más la balanza de comercio invisible; en esta última, se registran todas aquellas cuentas que son consideradas como erróneas u omisiones, entre ellas, el contrabando y el narcotráfico, entre otros.
Recursos naturales
Medina y Rodríguez (2011) mencionan que, la condición de recursos naturales compartidos, genera un “problema fundamental al momento de pensar en la gestión de recursos naturales compartidos, ya que un ecosistema dividido por una frontera político-administrativa es atendido de forma fragmentada y muchas veces contradictoria por los Estados”. En este sentido intervienen una serie de políticas y regulaciones como la económica, migratoria y medioambiental, entre otras, debido a que el deterioro socieconómico va de la mano con el agotamiento de los recursos naturales al utilizar estos últimos, ya sea como medio de sobrevivencia o como mecanismo de capitales voraces (Márquez, 2010).
Otros autores, como Davis y Kandel (2016), sugieren que la regularización de las actividades forestales suele ser extremadamente costosa, por lo que el incentivo para el uso informal e ilegal del bosque aumenta de sobremanera. Esta problemática tiene un impacto mayor cuando las inversiones requeridas para permanecer en la actividad son muy altas y no se pueden costear, lo que provoca una disminución en la actividad forestal motivando la migración de quienes se dedicaban a este rubro.
A su vez, el comercio ilegal de recursos naturales aumenta en tanto los productos se aprecian en el mercado, elevando la posibilidad de mayores ingresos por la actividad realizada. En general, los recursos naturales presentes en las fronteras, se sobreponen a los espacios socioculturales, delimitados por la población propia del lugar, y a los ecosistemas que son aprovechados, primero, como medios de supervivencia utilizados de manera natural con fines no lucrativos y, también, en el sentido estrictamente comercial, ya sea legal o ilegal, formal o no formal, con el único objeto de lucrar con su enajenación.
De acuerdo con esta concepción, como parte de recursos naturales se encuentran los recursos hídricos. Estos, a lo largo de la historia, han fungido como ejes de comunicación y desplazamiento de los flujos de población, dando paso a la existencia de una relación entre el concepto de frontera y el de territorio como construcciones sociales, es decir, una relación en los procesos de apropiación del territorio por medio del movimiento de seres humanos, así como sus procesos de ocupación y los impactos que estos procesos tienen en los recursos naturales (Kauffer, 2010).
Ante esto, siguiendo la línea de esta investigación en cuanto a los recursos naturales, es posible afirmar que “el agua es una dimensión fundamental de la frontera limite ya que sobresale en su modalidad de delimitación natural de frontera” (Kauffer, 2010, p. 32). Estos recursos naturales han sido fundamentales para las dinámicas relacionadas con la frontera en la actualidad y, de acuerdo con el mismo autor, el desarrollo de las comunicaciones terrestres ha desplazado los recursos hídricos en su papel de articulador de la economía regional. Sin embargo, la cercanía a las fuentes de agua, sigue siendo un elemento fundamental para la supervivencia de la población en una región rezagada en acceso a los servicios públicos (p. 35).
De igual forma se debe tener presente que, los escenarios fronterizos a los cuales se refiere esta investigación, distan mucho de representar una barrera. La presencia, tanto cultural como histórica, de relaciones familiares, comerciales y de intercambios cotidianos, de alguna forma, permiten observar la porosidad de estos escenarios que, lejos de fungir como un impedimento, favorecen los flujos migratorios transfronterizos.
Es por ello que, “así al igual que los recursos hídricos fluyen sin respetar las fronteras establecidas por los seres humanos, los flujos migratorios se caracterizan por transitar vía estos recursos naturales que escurren de un país a otros” (Kauffer, 2010, p. 38). Por lo tanto, se considera a estos recursos hídricos como espacios privilegiados, debido a los movimientos de migración y de intercambios comerciales variados, ya sean de personas, productos, servicios o recursos naturales.
Así, los recursos naturales desempeñan un papel de gran importancia en la realización de estos procesos de comercio informal transfronterizo, así como para todos los actores involucrados en éste, permitiendo el tránsito de un lado al otro de la frontera haciendo de ésta, no solo un recurso o una oportunidad de ámbito económico sino, también, sociocultural, propiciando, por ende, la interacción de los actores en distintos aspectos de lo cotidiano y posibilitando lo transfronterizo.
1.7. Estructuras formales: Estado Nación, el sector público y el sector privado para la movilidad social del territorio
Antes de trabajar con la definición de estructuras formales, es elemental conocer el concepto mismo de estructura. Esta se define como una forma de organización interna del sistema que establece una cantidad de conexiones entre sus partes. Hernández y Rodríguez (2002) la definen como “ensamblaje de una construcción, una ordenación relativamente duradera de las partes de un todo y su relación entre sí”.
La estructura formal, según Pollo (2008)
Es la estructura explícita y oficialmente reconocida por la organización. Es el conjunto de normas y pautas preestablecidas dentro de una organización, las cuales generan relaciones formales y se encuentran dadas por mecanismos de coordinación básicos que garantizan el logro de los objetivos globales de la organización. De cualquier manera estas estructuras formales son dinámicas para así poder adaptarse a distintos contextos a medida que va pasando el tiempo. Ejemplo de la estructura formal son los puestos jerárquicos, las funciones, etc. (p. 4)
A su vez, la estructura, engloba el concepto de infraestructura, siendo entendida como un medio o dispositivo para la movilidad de personas y la circulación de objetos. Estas movilidades y circulaciones vinculan diferentes lugares, instituciones y personas en un mismo espacio social, al que podemos llamar compartido (Sandoval, 2008, p. 45). El autor hace referencia a tres tipos de infraestructuras: las físicas, las institucionales y las sociales.
Las físicas hacen referencia a todos los caminos, sendas, carreteras, puentes, vías aéreas, líneas telefónicas, sistemas satelitales, estaciones y tecnologías consignadas a la comunicación y al transporte de personas, objetos, imágenes y mensajes. Con el paso del tiempo, estas infraestructuras han cambiado, debido a las necesidades del flujo de bienes, mercancías, de personas, y a los cambios tecnológicos. A su vez, han orientado el cambio a las regiones, en la cuestión del espacio social y en la forma en que viven dentro del mismo.
Las infraestructuras institucionales, se dividen en tres subtipos: las gubernamentales, las empresariales y las asociativas. Las de tipo gubernamental, hacen alusión a las instituciones de gobierno y los acuerdos firmados para regular, evitar o promover los flujos y vínculos entre lugares o territorios. Las de tipo empresarial, se integran por empresas formales que, de forma directa o indirecta, sirven para que los flujos se lleven a cabo y los vínculos se finalicen. Entre ellas se pueden encontrar, las que se encargan del transporte de personas, a la comunicación telefónica, al envío de dinero, a los tours turísticos, o las empresas de aviación y las asociativas son las que incentivan los vínculos entre personas e instituciones, pero que no forman parte del Estado ni de las empresas (Sandoval, 2008, p. 47-48).
Las infraestructuras sociales también se dividen en dos subtipos: las actividades comerciales informales y los sistemas de relaciones interpersonales. Las primeras, se refieren a los comercios vinculados con el tránsito de personas y objetos, así como de prácticas de consumo.