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Marco teórico: enfoque de la investigación
Jorge Enrique Horbath Corredor
María Amalia Gracia
La presente investigación expone el análisis de la estructura formal y no formal dentro de las interacciones transfronterizas de la población, así como las cuestiones territoriales, de migración, bienes y recursos naturales existentes en la frontera sur México-Guatemala.1 El estudio ampliado de la frontera sur se aborda desde una perspectiva interdisciplinaria, que nos permite observar las interacciones transfronterizas, partiendo de aspectos culturales, sociales, económicos y políticos, para comprender la realidad de los agentes que en ella intervienen desde las estructuras formales y no formales.
Antes de adentrarnos en las estructuras de la zona fronteriza de estudio, es necesario dilucidar algunos conceptos que estarán presentes a lo largo de la investigación y que serán de utilidad para su comprensión. Siguiendo el orden establecido en el trabajo, se parte de las acepciones que hacen referencia a frontera, territorio y regiones, guiando la investigación de lo general a lo particular, pasando por las definiciones de flujos de personas, bienes, servicios y recursos naturales, para adentrarnos en el papel del Estado-nación, en los aspectos públicos y privados, desde la interacción con las estructuras y los instrumentos internacionales que las rigen.
Asimismo, es indispensable percibir la sutil diferencia entre las estructuras formal, no formal e informal, para poder entender los procesos en las zonas transfronterizas y la manera en que, los individuos, se desarrollan en su entorno natural y obtienen los bienes y servicios necesarios, involucrándose con el sector público y privado. De esta manera, la investigación, nos llevará a rectificar la validez de las estructuras y su utilidad en el quehacer transfronterizo y los flujos migratorios que se suscitan de manera constante en la frontera, desde la perspectiva de los actores locales, así como las estrategias de adaptación a los cambios y sus modos de participación.
1.1. Frontera, territorio y región
La frontera sur es comprendida como “un territorio donde coexisten diferentes ámbitos regionales que son el resultado de procesos sociales […] que conforman un continuum cultural junto con el resto de América Latina” (Gutiérrez citando a Fábregas, 2017, p. 166-167). En esta investigación nos centraremos en la frontera México-Guatemala, la cual abarca la mayor parte de la frontera sur de México y que adquirió gran relevancia para las ciencias sociales en los años ´80.
Vislumbrando las fronteras
Las fronteras pueden ser entendidas como espacios en donde existe un tránsito social entre dos culturas “separadas” por un límite territorial, ya sea natural o restringido a un ámbito político, que ofrecen al individuo la capacidad de trascenderlas y/o explorarlas. La frontera, a su vez, adquiere una doble significación. Entendida como border, se refiere a la frontera internacional o al límite entre estados, y, como frontier, hace referencia al espacio flexible de articulación entre sistemas con dinámicas socioeconómicas heterogéneas donde uno se expande sobre el otro (Grimson, 2005).
Así, existen fronteras naturales compuestas por ríos, montañas que, como su nombre lo indica, son límites creados por la misma naturaleza, que restringen el tránsito del hombre (Matthai, 1991) que, a su vez, coexisten con las fronteras artificiales como las políticas, lingüísticas económicas u otras.
Canela y Rincón, definen la frontera como:
(…) el espacio que permite la inflexión de una sociedad distinguirse de otra, donde los capitales culturales y sociales se muestran con una identidad que la diferencia de otro grupo humano, esto nos arroja a pensar a la frontera como un espacio simbólico en movimiento donde se permite estructurar las redes de significantes al interior de una nación […] La frontera es límite del espacio social y del soporte cultural de las interacciones humanas representadas en la política y la economía que construye un juego de alteridades. (2016, p. 66)
Es así como el concepto de frontera se desenvuelve en el margen de procesos sociales y migratorios que implican cuestiones económicas, culturales y simbólicas (Peña-Piña, 2015, p. 63), necesarias para el análisis de la conformación y control de un territorio.
1.2. Conceptualización del territorio
El territorio comprende un fragmento de tierra perteneciente a un país o región, delimitado por una población. Es decir, el espacio apropiado por un grupo social para asegurar su reproducción y la satisfacción de sus necesidades vitales (Giménez, 2001)
El territorio explica “el desenvolvimiento espacial de las relaciones sociales que establecen los seres humanos en los ámbitos cultural, social, político o económico” (Llanos-Hernández, 2010, p. 207). Dicho concepto ayuda a la interpretación y comprensión de las relaciones sociales vinculadas con la dimensión espacial, ya que ésta se transforma en la representación del espacio, el cual se encuentra en constante alteración como resultado de la acción social de los seres humanos y su cultura.
1.3. La región y los asentamientos humanos
El concepto de región, también permeado por aspectos sociales y culturales y por procesos históricos, se entenderá “a partir de los diferentes territorios, imaginaciones, discursos, representaciones y proyectos de grupos de actores sociales” (Fletes Ocón, 2009, p. 167), ya que éstas surgen de convenios entre actores locales.
Por su parte, la zona, puede ser entendida como una extensión de terreno con dimensiones considerables, con límites establecidos administrativa y políticamente, que presenta una franja o encuadre que la demarca.
Estos conceptos revisten central importancia al momento de definir lo que compone lo urbano y lo rural, tarea compleja por la falta de unanimidad en torno a su categorización. Estos conceptos, al ser escuchados, rápidamente se analizan de manera dicotómica, remitiéndonos al campo y a la ciudad.
Se intentarán dilucidar estos puntos para su mejor comprensión en torno a las cuestiones fronterizas para las cuales, la categorización de espacios rurales y urbanos, depende de delimitaciones basadas en el tamaño de los municipios o del peso de la población activa.
Dinámicas de lo rural
El concepto de zona rural está vinculado a un territorio con un bajo número de habitantes en el cual, la principal actividad económica, se relaciona con lo agropecuario. En este sentido, el tamaño de la comunidad y la densidad poblacional, están determinadas por la ocupación agrícola. La utilización de la tierra para cultivos, impide la concentración de agricultores o cultivadores en comunidades de gran extensión provocando que, las comunidades rurales se constituyan a partir de poblaciones mucho menos diversas, con un campo de desempeño similar, y un mayor grado de homogeneidad en sus costumbres y hábitos.
Sorokin y Zimmerman diferencian lo rural de lo urbano a partir de los aspectos del empleo, el medio ambiente, tamaño de la comunidad, densidad poblacional, sistemas de interacción y diferenciación y movilidad social (Villalvazo Peña, et al citando a Clóut Hugh).
Al interior de las zonas rurales, la movilidad es menor que al interior de las zonas urbanas, debido a la predominancia del trabajo en relación al campo, lo que sujeta a los habitantes al territorio. Otra consideración que define a lo rural, es el trazado de calles, el equipamiento básico de infraestructura y servicios públicos, así como la ausencia de actividades productivas secundarias y terciarias (Matijasevic Arcila y Ruíz Silva, 2013, p. 32). Además de esto, su paisaje es natural al carecer de edificios y no contar con una red de transportes desarrollada.
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