Estructura formal y no formal de la interacción transfronteriza de población, bienes y recursos naturales en la frontera México-Guatemala. Jorge Enrique Horbath Corredor. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jorge Enrique Horbath Corredor
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9788417133917
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económicos, se encuentra asociada a la frontera mercantil y burocrática en las interacciones y representaciones simbólicas que se entrelazan y comparten las personas que allí habitan. Medina (2006) lo relaciona de la siguiente manera:

      El nivel de los intercambios materiales transfronterizos está condicionado en gran parte por las leyes que regulan las transacciones comerciales transnacionales, las cuales se aplican mediante reglamentos técnicos y administrativos, mecanismos de vigilancia y de control, registros y fiscalización de las operaciones, etc. (p. 19)

      Los intercambios fronterizos están condicionados a ciertas reglas del juego para que la interacción se lleve a cabo de una forma regulada y ordenada.

      En cuanto al mercado de servicios del sector privado, la oferta se integra por diferentes organizaciones y empresas que, a su vez, se dividen en dos grandes grupos: las instituciones no lucrativas y las empresas de servicios con fines de lucro. Como ejemplo de las primeras podemos mencionar a los museos, las iglesias, las fundaciones, los orfanatos, los asilos para ancianos, etc. Las segundas se subdividen en dos: las empresas que ofrecen servicios a negocios (estudios de mercado, publicidad, transporte, préstamos bancarios, seguros, servicios jurídicos, servicios contables, consultorías) y las empresas que ofrecen servicios de consumo (renta de viviendas, recreación, entretenimiento, ayuda temporal, reparaciones, etc.) (Thompson, 2006). En esta última, podríamos adicionar las empresas que ofrecen bienes de consumo, como los mercados, supermercados, tiendas departamentales, entre otros.

      Existe en contraparte, una economía invasiva en la que rige, no sólo la economía informal, sino una que, se ensambla con lo ilegal, en la que intervienen nuevos actores, pasando de contrabandista a traficante. La economía de frontera se compone de dos o más economías desiguales, en la que se debaten cuestiones como:

      (…) lo que es legal acá es ilegal allá, lo que existe acá no existe allá o, lo que tiene mayor precio acá es menor allá; por ello hay un flujo mercantil que genera un sistema de ilegalidades donde la economía de un lado se riega sobre la otra, a la manera de vasos comunicantes. Por eso, mientras más factores diferenciadores existan (muros, aranceles) mayores asimetrías habrán, aumentando los riesgos, los precios y las violencias. (Carrión, 2013, p. 17)

      El sector privado favorece la creación de oportunidades de empleo para las personas del otro lado de la frontera. Sin embargo, no todo es bien visto desde este aspecto dado que, la oferta de trabajo en esta zona, se asocia a la mano de obra abaratada y sin los beneficios laborales que un empleo formal conlleva, sobre todo al tratarse de individuos indocumentados. La presencia de estos sujetos en el mercado laboral está rodeada de miedo e inseguridad ante la presencia de agentes migratorios o cualquier otra autoridad, lo cual, es beneficioso para algunos agentes de la economía y desfavorable para quienes desean ofrecer la mano de obra en un mercado laboral cada vez más competitivo.

      Es necesario mencionar que, la globalización económica involucra, no sólo a la región urbana sino, también, a la zona rural, siendo esta última la más afectada por la constante competencia interterritorial que la acompaña, manteniéndola en constante retraso económico. Este fenómeno ha contribuido a la estandarización del consumo a nivel internacional. En este proceso, internet ha sido un gran aliado poniendo modas y habilitando a las grandes firmas internacionales homogeneizar los gustos, usos y costumbres. La apertura comercial, aunada al acceso global de la información, deberían ayudar a que los agricultores, situados en las zonas más desfavorecidas, tengan un verdadero acceso a la comercialización de sus productos, incluso a la exportación, dependiendo del nivel de apertura que se tiene con la política nacional (Jiménez, 2014).

      La globarruralización, hace referencia al “proceso contemporáneo mediante el cual el medio rural se ve sometido a las transformaciones impuestas por la globalización, teniendo en cuenta su reciente adaptación a los conceptos de nueva ruralidad y multifuncionalidad” (Jiménez Abad, 2014). Estos términos hacen referencia a una nueva visión del sector rural que introduce la actividad turística a los territorios, provocando la diversificación y tercerización de sus actividades, pasando de la agricultura pura a la provisión de servicios.

      1.7.4. Las estructuras formales desde la región transfronteriza

      Las estructuras formales en regiones transfronterizas podrían concebirse como las instituciones de gobierno que engloban la parte del sector público y privado en las que, la participación de las personas, se ve reflejada en el continuo flujo migratorio y en la necesidad de adquirir bienes y servicios, por la vía legal o no, para satisfacer sus necesidades.

      Las estructuras formales están fuertemente ligadas a los conceptos de sector privado y sector público que se desarrollan en un contexto de Estado-Nación en donde, éste último, juega el papel de protector de la seguridad de sus habitantes y de su territorio, salvaguardando sus fronteras y poniendo barreras para que, personas sin documentos oficiales y sin haber pasado por alguna autoridad migratoria, no logren penetrar en el Estado. Es por ello que, su rol es proteger los intereses de sus habitantes, colocando límites y controles de seguridad para no permitir que ajenos atraviesen la frontera.

      La economía de las regiones fronterizas provoca un desarrollo regional con grandes inequidades, niveles altos de emigración y aumento considerable de la violencia. La economía de frontera se respalda en la desigualdad entre los Estados aledaños y se desarrolla en forma de una ‘economía de enclave’ especial. Esto es debido a que no explota un solo producto o servicio sino que, más bien, es un conjunto de intercambios comerciales, legales e ilegales, que cuentan con vínculos mayores a los territorios transfronterizos (Carrión, 2013, p. 16).

      La globalización juega un papel importante que conjunta a todos los agentes involucrados. Está presente en el sector público, en las interrelaciones que se dan entre los países y en los aspectos diplomáticos y comerciales. También, se encuentra presente en el sector privado en los flujos de bienes, servicios y mano de obra, incluyendo a las zonas urbanas y a las rurales, aunque ésta ultima un tanto desfavorecida por el rezago de que es objeto per sé y las condiciones de desventaja en cuanto al acceso de información e inversión.

      Podría parecer que los conceptos de estructuras no formales e informales tienen el mismo significado pero, cada uno, posee características que los diferencian.

      Se entiende como informalidad como la condición social en la que se desarrollan actividades económicas que, si bien, no están reguladas mediante una intervención estatal, sí lo están por mecanismos basados en la confianza mutua, solidaridad o amenaza de exclusión social si las normas socialmente establecidas se trasgreden (Portes y Haller, 2004). De este modo, podemos diferenciar a las estructuras no formales, aquellas que surgen fuera de la institucionalidad pero que cuentan con una organización, de las informales, que se dan de manera no intencional, a partir de las interacciones cotidianas y de la confianza.

      En la transfrontera lo que hace región es la distancia entre lo formal y lo no formal, entre lo formal y lo informal. Ahí lo informal no es necesariamente ilegal, lo legal no es necesariamente justo, lo político no es necesariamente jurídico y el orden no se deriva necesariamente de lo jurídico, ni es dictado desde un centro de mando alejado geográficamente aunque ejerza cierto poder a la distancia,. Por esto, el subordinado del aparato de Estado asignado a la región, reinterpreta su función en razón de los límites que imponen los actores empoderados y se adapta a las circunstancias para ejercer cierto control. A este estado de cosas es a lo que Saúl Rojas (2014) denomina como orden negociado.

      El control del comercio fronterizo no se direcciona exclusivamente desde los poderes del Estado, ni se concibe sólo por vías clandestinas. La autoridad gubernamental de la frontera está presente, pero maniobra con criterios contingentes, y en ocasiones, a través de negociaciones entre empleados de diferentes niveles político-administrativos y poderes fácticos. El funcionamiento de la frontera dista de los procedimientos aduanales, cercos fitosanitarios y migratorios que supuestamente deberían acatar su personal operativo. Lo que se percibe es un ambiente donde hay acuerdos implícitos, tolerancias y un orden negociado