Por otra parte, un grupo considerable de los encuestados (60,90%) se refiere a la necesidad de incorporar las APT al currículum formal. Considerando los tipos de APT que se implementan actualmente en mayor cantidad de acuerdo a este estudio, se puede concluir que, aunque existe una presencia considerable de actividades teatrales en las escuelas de la región Metropolitana, el teatro aplicado en educación sigue relegado a talleres de teatro extra programáticos (46,7%) o como complemento para las horas de jornada escolar completa (26,90%). Solo un 17,40% constituye un apoyo pedagógico en clases, no existiendo una política pública con estándares disciplinares específicos para su incorporación en el currículum ni su práctica en las aulas de Educación Básica o Educación Media, menos aún, en lo que se refiere a la formación de los docentes de estos niveles de enseñanza.
A partir de estas experiencias internacionales, el teatro aplicado en educación ha vivido un proceso de crecimiento exponencial, recogiendo inquietudes y necesidades en materia educativa, así como en otras áreas de la investigación científica. Sin embargo, si queremos que siga expandiéndose, se requiere de su formalización en el sistema educativo. Para ello, y para asegurar que su poder de transformación pueda tener impacto, Bolton (2007) advierte que es necesario aplicar un juicio meticuloso que permita encontrar la verdadera sustancia del trabajo teatral aplicado, considerando: la elección de los textos, del subtexto, del punto de entrada, de la forma dramática, de las convenciones; así como el grado de persistencia, ritmo de trabajo, responsabilidad de los estudiantes, extensión y estilo de entrada del líder, tiempo, modos de reflexión y, finalmente, la selección del grado correcto de distanciamiento (choice of subtext, choice of point of entry, choice of dramatic form, choice of conventions, choice of texts, degree of persistence, pace of working, degree of student responsibility, extent and style of leader’s input, timing, modes of reflection and selection of the right degree of distancing). Debido a la trascendencia en el ámbito hispanohablante y a que precisamente cumple con estos criterios de sistematización que permiten su inserción en el sistema educativo, en el siguiente apartado se profundizará en los antecedentes de la pedagogía teatral y en sus fundamentos historiográficos más relevantes.
Pedagogía Teatral
La pedagogía teatral es una metodología de optimización del proceso de aprendizaje. Surge en Europa como una necesidad ante el panorama de renovación pedagógica que se desencadenó como consecuencia de la transformación social, cultural, política, religiosa, ética y económica desencadenadas por la Segunda Guerra Mundial y constituye «un aporte concreto para apoyar el proceso de transición, desde la concepción conductista imperante hasta una visión constructivista de la educación» (García-Huidobro 2012). En la historia de esta metodología destacan autores como: María Osípovna, Gisele Barret y Georges Lafarriere, Vio Koldobika, Lola Poveda, José Cañas, Jorge Eines, Jorge Saura, Manuel Vieites, Manuel Vásquez, Verónica García-Huidobro, entre otros.
Vázquez (2008), quien define la pedagogía teatral como una propuesta teórico-metodológica crítica, describe cómo la mayoría de las poéticas preceptivas del siglo XX que han marcado el teatro europeo y norteamericano hasta el día de hoy, han enfatizado en el actor la técnica, la maestría en la ejecución y la aplicación de sistemas o métodos de actuación. Agrega que la preocupación por la formación del actor se ha centrado históricamente en un conjunto de disciplinas básicas, tales como expresión corporal, vocalización, danza, esgrima, canto o solfeo, entre otras; mientras que mediante las asignaturas complementarias o de especialización del actor, se ha orientado una formación de carácter de corte humanista con asignaturas como: ética, estética, teoría del teatro, historia del arte, historia del teatro, del cine, de la música, entre otras, además de la literatura universal, nacional, regional o local.
Desde su punto de vista, esta visión fragmenta el conocimiento e impide la formación de un profesional integral que permita a los actores «vincular su conocimiento específico del área artística con el conocimiento del actor-sujeto de su realidad social» (Vázquez 2008, 63). Por ello, propone que la formación actoral no puede prescindir de la pedagogía teatral crítica (PTC), ya que dicho conocimiento no solo presupone una reflexión del actor acerca de su entorno, sino también la posibilidad de emprender acciones de cambio y transformación de esa realidad como agente activo.
El libro Pedagogía Teatral - Metodología activa en el aula, publicado el año 2005 por Verónica García-Huidobro junto a su compañía La Balanza: Teatro & Educación cuenta con innumerables menciones en artículos científicos, tesis de grado y posgrado, así como otros textos divulgados en Chile y el mundo. El texto corresponde a una edición ampliada del Manual de Pedagogía Teatral publicado el año 1996 y que, a su vez, recoge la sistematización realizada por la autora, entre 1982 y 1996, de su experiencia práctica como creadora, investigadora y pedagoga teatral. Verónica García-Huidobro define que existen cuatro tendencias en la evolución de su propuesta: 1) Tendencia Neoclásica, con acento en la técnica y profesionalización del oficio del actor; 2) Tendencia Progresista Liberal, con foco en la expresión de la capacidad afectiva natural del actor y de su capacidad lúdica; 3) Tendencia Radical que define al pedagogo teatral como un agente de cambio social, como un facilitador que utiliza el juego dramático como recurso pedagógico; y 4) Tendencia del Socialismo Crítico que profundiza y amplía la noción anterior, incorporando el rol social y crítico del pedagogo en su relación con el otro y su entorno. A estas tendencias se suma la 5) Analógica-Digital que será presentada por primera vez en este libro, en el capítulo que la autora preside.
Dichas tendencias se pueden relacionar con la evolución misma que han tenido los estudios teatrales desde su inclusión en el ámbito académico, el año 1914, con la creación del primer programa de posgrado en Inglaterra. Sedano 2019, siguiendo a Balme (2013), describe de qué manera se produjo el reconocimiento de los estudios teatrales como disciplina independiente de los estudios literarios, además de cómo se fueron diversificando sus campos de investigación hasta instalar el concepto de performance como «una forma de ir más allá del drama basado en el texto y de abrazar las interconexiones entre la actividad de jugar o interpretar un personaje, los juegos, los deportes, el teatro y el ritual» (Balme 2013 en Sedano 2019).
De este modo, la pedagogía teatral utiliza como eje estructurador el juego dramático, constituye un «recurso de aprendizaje, motivador de la enseñanza, mediador de la capacidad expresiva, contenedor de la diferencia y de la diversidad, instancia de salud afectiva, de desarrollo personal y especial proveedor de la experiencia creativa» (García-Huidobro 2012).
La metodología ha alcanzado proyección académica nacional e internacional, prueba de ello es la vigencia por más de veinte años del mencionado Diplomado en Pedagogía Teatral UC y la creación del Diplomado en Teatro Aplicado, cuya primera versión se realizó en 2016, evidenciando la evolución e influencia del tema en la sociedad chilena. Paralelo a ello, también el año 2016, se desarrolló ―en conjunto con la Facultad de Educación― el Programa de Formación Pedagógica PFP - Profesor de Artes Escénicas para egresados de Educación Media. A lo anterior se suman Tesis de grado y posgrado dirigidas o asesoradas por su creadora, dentro y fuera de la universidad, junto con la ya mencionada Red de Pedagogos Teatrales UC (RedPTUC). Cabe destacar también los aportes de Verónica García-Huidobro en el ámbito de la inclusión educativa, a través del Centro UC Síndrome de Down, como miembro del comité científico y creadora de programas relacionados con el desarrollo de habilidades sociales y de actuación para jóvenes a partir de los ocho años. También su asesoría y acompañamiento al Programa Teatro en la Educación de la Fundación Teatro a Mil (https://www.fundacionteatroamil.cl/) que se inauguró el año 2016 y que ya cuenta con mediciones de sus resultados (2019).
Sumado a lo anterior, destaca la presencia de la pedagogía teatral en diversos programas universitarios públicos y privados, como por ejemplo: Diplomado en Pedagogía Teatral de la Universidad Católica de la Santísima Concepción y de la Universidad del Desarrollo, Diplomado en Metodologías Teatrales Aplicadas a la Educación de la Universidad Finis Terrae, Programa de Especialización en Teatro y Educación: Metodología y Didáctica de la Enseñanza del Teatro de la Universidad de Chile, entre otros. Se puede mencionar también la Escuela de