Argentina y sus clases medias. Sergio Visacovsky. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Sergio Visacovsky
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Зарубежная деловая литература
Год издания: 0
isbn: 9789876919531
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target="_blank" rel="nofollow" href="#ulink_585401e6-b8de-553c-8266-45742808f23c">4. También, debemos considerar dos estudios sobre poblaciones reconocidas como de “clase media urbana”: el de Rubén Reina (1973), sobre la ciudad de Paraná, Entre Ríos, y el de la antropóloga norteamericana Julie M. Taylor (1979, 1981) sobre “los mitos de Eva Perón”, una indagación de las concepciones sobre género, sexualidad y moralidad de la clase media urbana en Buenos Aires.

      5. El proyecto de Kocka fue crucial para superar la tendencia a considerar ciertas pautas de conducta como consustanciales a la clase media (como el liberalismo), para poner las prácticas, históricamente variables, en el primer plano de la observación y considerarlas como constituyentes (y no como derivadas) de las distintas clases medias. En este proceso se fue tornando cada vez más evidente la peculiaridad (y no la excepcionalidad) de cada caso (Fradera y Millán, 2000; Kocka, 1995; Kocka y Mitchell, 1993). No obstante, los estudios de Kocka no estaban exentos de los usuales problemas en el tratamiento de las clases medias, tales como el esencialismo, el eurocentrismo y la teleología (Adamovsky, 2014a; Joshi, 2012).

      6. Véanse también las recientes obras de Candina Polomer (2009), Kopper (2016a y 2016b), López-Pedreros (2019) y Stern (e/p), A su vez, discusiones comparativas respecto de América Latina pueden verse en la compilación de Parker y Walker (2013) y en el dossier de la revista Contemporánea, coordinado por Isabella Cosse (2014b).

      7. También, en diferentes momentos, lo integraron Santiago Canevaro, Diego Zenobi, Nicolás Viotti, Ricardo Fava, Natalia Cosacov, Bárbara Guerschman, Soledad Gallo, Lucila Dallaglio y María Florencia Esmoris, entre otros.

      8. Cosse realizó un importante aporte a través de su estudio de la historieta Mafalda, relacionándola con los modelos de familia de la década de 1960. Mostró cómo la historieta, sus imágenes y texto, plantearon un diálogo con la clase media en cuanto identidad. Más que una mera representación de una clase media preexistente, Mafalda es presentada por Cosse como articulando, dando voz y constituyendo una experiencia novedosa, signada por la heterogeneidad sociocultural y política de la clase media de los años 60.

      9. Vargas estudió etnográficamente el contexto de la poscrisis de 2001, realizando trabajo de campo con personas que se autoadscribían como “de clase media” y, a la vez, como “diseñadores y emprendedores”. Mostró que la identidad de “emprendedor” constituye una categoría moral dependiente de valores como el esfuerzo personal.

      10. Véase también el más reciente Pastoriza y Torre (2019).

      11. Nos referimos al papel que ha jugado la interpretación de la historia nacional en términos de “una esencia corrupta ante la cual lucha la parte sana de la población”. En general, esta “parte sana” es identificada por quienes se ven a sí mismos como “aquellos que trabajan y se esfuerzan”, quienes “no viven del Estado”, etc.; es un discurso que se ha ido imponiendo con fuerza desde fines de los años 90 en adelante, y ha conferido identidad a los proyectos políticos de la Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación, que ganó las elecciones nacionales en 1999, y de Cambiemos, en 2015 (Visacovsky, 2018a).

      1. Clase media, género y domesticidad: el hogar como espacio de negociación de las distancias sociales en la Argentina de mediados del siglo XX

      Inés Pérez

      Es un plan del gobierno, creo, que es de la primera presidencia de Perón, el plan. Ese plan se le daba a personas que no tenían vivienda… Pero eran viviendas que para ese momento… tenían muchas ventajas… eran muy modernas… Pero qué pasa. Yo tengo entendido que tal vez se la dieron a gente que no valoró. Nosotros la compramos porque esa gente… Eran planes muy largos. Yo no sé si a veinticinco o treinta años. Planes muy largos con una cuota ínfima. Y cuando vos no la pagabas, el banco te la remataba. Mi papá compró esa casa en un remate. Y a mí algo que me llamó la atención, porque nosotros vivíamos muy humildemente. No teníamos nada más que la radio, una radio así… No teníamos nada en esa casa que alquilábamos. Y a mí me llamó la atención porque yo fui con mi papá a ver la casa, la gente nos hizo pasar, y me llamó la atención la cantidad de artefactos que tenían, que yo tenía entre ocho y nueve años años y nunca había visto tantas cosas… Porque tenían licuadora, tocadiscos, muchos artefactos. Ellos, que perdían la casa. Nosotros no teníamos nada y comprábamos la casa… Y vos fijate hasta qué punto esta gente no supo apreciar lo que tenía que en el dormitorio el piso era de parquet, tenía parquet, que hoy es una reliquia que está, todavía está, pero había una parte del parquet que estaba quemado, con las botellas de vino marcadas. O sea, vos fijate a qué nivel daban poco valor a lo que para nosotros fue un mundo… Ellos perdieron la casa, y entonces mi papá la compró y la seguimos pagando. (Entrevista a Perla, Mar del Plata, noviembre de 2009, citada por Pérez, 2012a: 58-59)

      De seguro esta no es la primera vez que la lectora o el lector escucha hablar de la leyenda negra del parquet quemado por los beneficiarios de los planes de vivienda del peronismo. Aquí aparece retomada en un relato autobiográfico, el de una mujer que a fines de los años 50, momento en el que se sitúan los hechos relatados, no era más que una niña de entre ocho y nueve años, hija de un empleado ferroviario que poco tiempo después comenzaría a trabajar como vendedor y de la mujer que abriría la primera panadería del barrio donde estaba la casa de la que habla, ubicada en las afueras de Mar del Plata. El fragmento de la entrevista aquí citado, en rigor cualquier versión de esta leyenda negra, pone el hogar en el centro de la construcción de las distancias sociales. Esta versión permite pensar en las formas en que fue usada para apropiarse de un modelo de domesticidad de clase media y así establecer distinciones de clase, no solo por sujetos señalados como pertenecientes a la clase media desde criterios objetivistas, sino por otros que en esas mismas clasificaciones hubieran sido ubicados en una categoría diferente. También permite observar estos procesos en escenarios distintos al de la capital nacional, para poner de relieve su diversidad regional.

      Distintas investigaciones recientes han propuesto hacer foco en los procesos de identificación de clase, trascendiendo las miradas centradas en las categorías socioocupacionales, para privilegiar, en cambio, los modos en que los actores construyen esas identidades en términos relacionales y situados. Estos estudios señalaron, además, los procesos de racialización de las clases populares, paralelos a la construcción del mito del crisol de razas y de una imagen de la Argentina blanca y de clase media (Adamovsky, 2009; Visacovsky y Garguin, 2009b; Adamovsky, Visacovsky y Vargas 2014). A partir de estas contribuciones, la hipótesis que se desarrollará en este texto es que dichos procesos no tuvieron lugar solo en el mundo público, sino también en el ámbito doméstico, y estuvieron también marcados por clivajes de género.

      En un artículo publicado hace ya dos décadas, Eduardo Míguez (1999) señaló que entre las décadas de 1930 y 1940 cristalizó en la Argentina un modelo de familia de clase media, con algunas características particulares: una estructura nuclear, con un núcleo heterosexual completo y un número de hijos reducido. El modelo de familia de clase media retomaba los elementos más salientes a partir de los cuales Gino Germani (1971 [1963]) había analizado el cambio familiar asociado a la modernización, y los utilizaba para explicar la integración tanto de los migrantes provenientes del interior del país como de los inmigrantes del otro lado del Atlántico a la sociedad moderna.

      Sin embargo, la lectura de Míguez introducía cambios interpretativos de relevancia, con relación a los modos de comprender las identidades de clase media y la diversidad familiar. En su mirada, dicho modelo no era tomado como una expresión de lo que la mayoría de las familias hacían o de las características que efectivamente tenían, sino