THOMAS BROOKS [1608-1680]
“The Necessity, Excellency, Rarity, and Beauty of Holiness”, 1662
Porque el que pide cuentas de la sangre derramada. Hay una voz llamada vox sanguinis,115 voz de la sangre que clama, y “el que hizo el oído, ¿no la oirá?”.116 Cuando la tierra estaba repleta de crueldad y violencia Dios inundó el mundo antiguo de agua; la vox sanguinis clamaba desde la tierra, los cielos la oyeron y abrieron sus ventanas dejando caer sobre ella su juicio y venganza.117
EDWARD MARBURY [1581-1655]
“A brief commentarie or exposition upon the prophecy of Obadiah”, 1649
Porque el que pide cuentas de la sangre derramada. Aunque parezca que Dios cierra los ojos ante la crueldad de los hombres violentos, los llamará a cuentas y hará una investigación rigurosa de la sangre inocente que han derramado, y de su trato injusto y sus abusos sobre los mansos y humildes, cuyo clamor nunca le pasa desapercibido y jamás olvida (aunque parezca no responder en el momento), pero tiene un tiempo establecido para vengarles de todos sus opresores.
SYMON PATRICK [1626-1707]
“Commentary on the Historical and Poetical Books of the Old Testament”, 1810
Porque el que pide cuentas de la sangre derramada. Dios se siente de tal manera indignado ante tan horrendo pecado escarlata, que se levantará en su ira, buscará a los autores, colaboradores y todos los implicados en él, y vengará la sangre.
WILLIAM GREENHILL [1591-1677]
“An Exposition of the Five First Chapters of the Prophet Ezekiel with Useful Observations Thereupon. Delivered in Several Lectures in London”, 1649
No se olvidó del clamor de los afligidos. La oración es un puerto seguro para el náufrago, un áncora para los que se están hundiendo en las olas, un cayado para las extremidades del que se tambalea, una mina de joyas para el pobre, un médico para las enfermedades y un guardián de la salud. La oración nos asegura a la vez la continuidad de nuestras bendiciones y disipa las nubes de nuestras calamidades. ¡Oh bienaventurada y dulce oración! Eres el conquistador denodado de todos los males terrenales, el fundamento firme de la felicidad humana, la fuente de gozo perdurable, la madre de la filosofía. La persona capaz de orar con sinceridad, aunque languidezca en la indigencia más extrema, es más rico que todos los que le rodean; en tanto que el desgraciado que nunca ha doblado su rodilla, aunque se sienta orgulloso como monarca de todas las naciones, es el más destituido de los hombres.118
JUAN CRISÓSTOMO [347-407]
“Homiliae in Psalmos”
Vers. 13. Ten misericordia de mí, Jehová; mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte. [Ten misericordia de mí, Jehová; mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, levántame de las puertas de la muerte. RVR] [Oh Señor, ten piedad de mí; mira mi aflicción por causa de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte. LBLA] [Oh YHVH, ten misericordia de mí, mira mi aflicción a causa de quienes me aborrecen; Tú, que me levantaste de las puertas de la Muerte. BTX] [Ten compasión de mí, Señor; mira cómo me afligen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte NVI] [¡Ten piedad, Señor, de mí; mira cómo mis enemigos me afligen! Tú que me alejas de las puertas de la muerte. BLP] [Señor, ten misericordia de mí. Mira cómo me atormentan mis enemigos; arrebátame de las garras de la muerte. NTV]
Ten misericordia de mí, Jehová; mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte. Los recuerdos del pasado y las visiones sobre el futuro conducen al varón de Dios hasta el propiciatorio para abogar por las necesidades del presente. Ha dividido todo su tiempo entre la alabanza y la oración. ¿Y acaso podía haberlo empleado en algo más rentable? Su primera oración es adecuada para cualquier persona y situación, respira un espíritu humilde, indica el profundo conocimiento de sí mismo, invoca los atributos precisos, y va dirigida la persona adecuada: “Ten misericordia de mí, Jehová”. Así como Lutero119 calificaba algunos textos bíblicos como “Biblias en miniatura”, podemos llamar a esta cláusula “libro de oración en miniatura”, porque encierra en sí misma toda el alma y el tuétano de la oración. Es “multum in parvo”,120 dice mucho en pocas palabras, pues como la espada angélica se mueve en todas direcciones.121 Una escalera que podrá parecer corta, pero alcanza de la tierra al cielo.122
Tú que me levantas de las puertas de la muerte. ¡Qué descripción tan bella! ¡Qué título tan noble aplica aquí al Altísimo!: “¡Tú que me levantas de las puertas de la muerte!” ¡Qué ascenso tan glorioso! La enfermedad, el pecado, la desesperación, la tentación nos hunden en las profundidades, y nos da la sensación de que el dintel sombrío se abrirá de un momento a otro para tragarnos y encarcelarnos definitivamente; pero, por debajo de nosotros están los brazos eternos,123 y, por tanto, somos levantados hasta las mismísimas puertas del cielo.124 Trapp125 dice al respecto en lenguaje pintoresco: «A Dios le complace levantar con sus manos peso muerto,126 y rescata incluso a los abocados al hoyo del sepulcro».
C. H. SPURGEON
Vers. 14. Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sion, y me goce en tu salvación. [Para que proclame yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, gozoso por tu salvación. RVR] [Para que yo cuente todas tus alabanzas, para que en las puertas de la hija de Sion me regocije en tu salvación. LBLA] [Para que pueda alabarte delante de todos en las puertas de la hija de Sión, y pueda regocijarme en tu salvación. BTX] [Para que en las puertas de Jerusalén proclame tus alabanzas y me regocije en tu salvación. NVI] [Para que pueda proclamar tus alabanzas y alegrarme en tu salvación a las puertas de Sión. BLP] [Sálvame, para que te alabe públicamente en las puertas de Jerusalén, para que me alegre porque me has rescatado. NTV]
Para que proclame yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, gozoso por tu salvación. No debemos pasar por alto que el objetivo de David al implorar misericordia es la gloria de Dios. Los santos no son tan egoístas como para procurar únicamente para sí mismos; desean el diamante de la misericordia para que los demás puedan ver cómo reluce, y con ello, admiren a Aquel que otorga a sus amados gemas tan preciosas.127
El contraste entre las puertas de la muerte que mencionaba en el versículo anterior, y las puertas de la Nueva Jerusalén de las que habla aquí,128 resulta especialmente llamativo: ¡Que nuestros cánticos eleven su entusiasmo y alcancen su matiz más eufórico ante la doble consideración de hasta dónde hemos sido levantados, y desde dónde hemos partido! Y que nuestras oraciones por la misericordia recibida se vuelvan más enérgicas y angustiosas por el sentido de la gracia que semejante salvación implica. Cuando David afirma que proclamará todas las alabanzas de Dios, quiere decir que, en su liberación la gracia divina se ha visto magnificada en todas sus dimensiones, en la anchura, la longitud, la altura y la profundidad.129 Como bien lo expresa el himno que cantamos:
Oh la anchura y largura del amor
Jesús, Salvador, ¿cómo puede ser así?
De la altura de tu misericordia, prueba soy,
y su profundidad es vista en mí.130
Aquí termina la primera parte de este Salmo tan instructivo y edificante; y aprovechando la breve pausa, nos vemos obligados a reconocer que nuestra exposición tan solo ha escarbado en la superficie, quedando muy lejos de hurgar en las profundidades. Sus versículos vienen repletos de enseñanza de manera muy peculiar, y si el Espíritu Santo tiene a bien bendecirlo, el lector descubrirá que puede leerlo