EZEKIEL HOPKINS [1633-1690]
“Three Discourses Concerning Sin”
¡Ajá, ajá, nuestro ojo187 lo ha visto!” Aquí por “ojo debemos entender: “ojos”. A menos que queramos interpretar en sentido figurado que los impíos van tan unidos en sus propósitos perversos, que forman un solo bloque, hasta el punto de dar la impresión de que sienten con un solo corazón, piensan con una misma cabeza, y miran con un solo ojo.
JOHN TRAPP [1601-1669]
“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657
Ensancharon contra mí su boca; dijeron: ¡Ja, ja, nuestros ojos lo han visto! Quién se regocija en la caída de su prójimo, se está regocijando en la victoria del diablo.
AMBROSIO DE MILÁN [340-397]
Citado en “Nichol’s Proverbs”188
Vers. 21, 22.
Abrieron de par en par sus bocas con burlona ironía,
queriendo aparentar con su sarcasmo falaz sabiduría:
«Aja, ajá, con nuestros propios ojos lo hemos visto»
Más tú, Señor, también su engaño y falsedad has visto
¡No calles, Señor, y no te alejes de mí!
SIR JOHN DAVIES [1569-1626]
“Nosce Teipsum”, 1599189
Vers. 22. Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí. [Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí. RVR] [Tú lo has visto, Señor, no calles; Señor, no estés lejos de mí. LBLA] [¡Oh YHVH, Tú también lo estás viendo: ¡No calles! ¡Oh Adonai, no estés lejos de mí! BTX] [Señor, tú has visto todo esto; no te quedes callado. ¡Señor, no te alejes de mí! NVI] [Señor, tú lo has visto, no te quedes callado; Dios mío, no te alejes de mí. BLP] [Oh Señor, tú sabes de todo esto; no te quedes callado. No me abandones ahora, oh Señor. NTV]
Tú lo has visto, oh Jehová. ¡He aquí nuestro consuelo! Nuestro Padre celestial conoce nuestras angustias y todo nuestro dolor. Su omnisciencia es el cirio del santo que nunca se apaga.190 Es evidente que un padre no va a permanecer mucho tiempo impasible mientras contempla como abusan de su hijo. ¿Y Dios no hará justicia a sus escogidos?
No calles. Reprende, Señor, a tus enemigos, que son los míos, Una sola palabra tuya bastará. Limpia mi reputación, y consuela mi corazón.
¡Señor, no te alejes de mí! Camina a mi lado en el horno de la aflicción.191 Ponte al lado mío mientras esté en la picota.192 La dulce presencia de Dios a su lado es el bálsamo divino para los perseguidos; su dolorosa ausencia significaría su más profunda miseria.
C. H. SPURGEON
Vers. 23. Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa. [Despierta y levántate para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa. RVR] [Despierta y levántate para mi defensa y para mi causa, Dios mío y Señor mío. LBLA] [¡Despierta y alértate a mi defensa, Elohim mío y Señor mío, para defender mi causa! BTX] [¡Despierta, Dios mío, levántate! ¡Hazme justicia, Señor, defiéndeme! NVI] [Despierta, ponte en acción, hazme justicia y defiéndeme, tú que eres mi Señor y mi Dios. BLP] [¡Despierta! ¡Levántate en mi defensa! Toma mi caso, Dios mío y Señor mío. NTV]
Despierta,193 Muestra tu coraje. Enséñales que no eres testigo indiferente de toda esta infamia.
Levántate para hacerme justicia Agarra el cetro y convoca la sesión del tribunal; vindica la justicia; venga la opresión. No te demores, no tardes como hacen los hombres que duermen.
Para defender mi causa, Dios mío y Señor mío. Recurre a su proximidad con Dios, a que él es su refugio y su sostén, para dejar su causa en manos del Juez justo. Implora que sea instruida, escuchada, vista, juzgada, y que se emita un veredicto. Dichoso el hombre cuya conciencia es de tal modo transparente que puede arriesgarse a semejante apelación.
C. H. SPURGEON
Dios mío y Señor mío.194 La misma exclamación que pronunció Tomás cuando vio las heridas de Jesús en el aposento donde los discípulos permanecían asustados después de la resurrección.195 Y si alguien duda que las palabras de Tomás lleven implícito un reconocimiento real de la divinidad de Jesús, deberá concluir entonces que tampoco David adscribe en este versículo la divinidad a Jehová, puesto que los términos en nada cambian, como tampoco el sentido de los mismos, fuera del orden y la lengua en que fueron pronunciados, pero su significado es idéntico. Y sin embargo ¡qué palabras tan maravillosas! Son como dos ojos contemplando al Señor cada uno desde un ángulo distinto, pero como un solo Ente. Cual dos manos que se agarran a él cada una de forma diferente pero al unísono, ambas movidas por un mismo corazón que se refleja en el uso de ese doble pronombre personal: “mío”, llevándonos a doblar también ambas rodillas para adorarle con la más humilde reverencia. Bien podía exclamar Nouet,196 en su magistral exposición a las palabras de Tomás: «¡Oh dulce expresión: “Señor mío y Dios mío”; la repetiré a lo largo de toda mi vida; la pronunciaré en la hora de la muerte; y seguiré cantándola por toda la eternidad!».
C. H. SPURGEON
Vers. 24. Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, y no se alegren de mí. [Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, y no se rían de mí. RVR] [Júzgame conforme a tu justicia, oh Señor, Dios mío; que no se rían de mí. LBLA] [Júzgame conforme a tu justicia, oh YHVH Elohim mío, y no se alegren ellos a costa mía. BTX] [Júzgame según tu justicia, Señor mi Dios; no dejes que se burlen de mí. NVI] [Júzgame según tu justicia; Señor, Dios mío, que no se burlen de mí. BLP] [Declárame inocente, oh Señor mi Dios, porque tú haces justicia; no permitas que mis enemigos se rían de mí en mis dificultades. NTV]
Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, y no se rían de mí. Repite aquí la apelación; el demandante considera que la alegría de sus acusadores será efímera, puesto que se desvanecerá tan pronto como tengan que enfrentarse a un juicio imparcial. Las afrentas de los opresores, el desprecio de los jactanciosos, las muecas de los burlones; todo ello cesará tan pronto el Señor se siente en su tribunal.
C. H. SPURGEON
Jehová Dios mío. ¡Otra expresión entrañable y preciosa! En contraposición a los que adoran a los ídolos, fabricándose dioses con las riquezas o con sus propias concupiscencias, David hace del Señor Jehová su Dios. Afirma estar en plena posesión de todo lo que implica y abarca el gran Yo Soy. Y pesar de contemplarle en su papel de Juez, extiende confiado hacia su Dios la mano de la fe sin tan siquiera un leve parpadeo ante resplandor de su justicia. ¡Que expresión tan noble, que declaración de fe tan extraordinaria! Quién está en condiciones de poder exclamar con propiedad ese: “Dios mío” salido de lo más profundo de su alma, puede despreocuparse sin reservas mentales de las amenazas de todos sus enemigos.
C. H. SPURGEON
Vers. 25. No digan en su corazón: ‘Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado! [No digan en su corazón: ¡Qué bien! ¡Lo que queríamos! No digan: ¡Le hemos devorado! RVR] [Que no digan en su corazón: ¡Ajá, lo que queríamos!