Recado confidencial a los chilenos (2a. Edición). Elicura Chihuailaf. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Elicura Chihuailaf
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789560012906
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que posibilita el enriquecimiento en la interculturalidad. Asimilación, nos dicen; integración, nos dicen, y no la voluntaria apropiación de elementos culturales ajenos que, por surgir de una necesidad ineludible de amable confrontación, fortalecen –creemos– la cultura de origen.

      La historia de nuestro continente en general, y la historia del pueblo mapuche en particular, es –como se sabe– dolorosa, pero por sobre ello sigue vigente la maravilla del Soñar (los mapuche somos una cultura de los Pewma / de los Sueños). Mientras hay pueblos desarraigados, nos dicen, nosotros –aun en medio del tráfago de la ciudad– podemos sentir la ternura que es el pensamiento de nuestros abuelos y de nuestros padres. Mas la dualidad que constituyen Treng Treng –la serpiente de las energías positivas, en el relato del resurgimiento del mundo mapuche– y Kay Kay –su contraria–, luchando dentro del universo que somos cada uno de nosotros ¿nos está diciendo ahora que también vamos por el sendero, transitado y polvoriento que ha ido ocultando las flores del lenguaje, las flores del entendimiento, del modo de ser? ¿Subyacen también allí las «utopías» aparentemente desaparecidas?

      El caminar diario en el territorio de nuestra gente, me digo, tiene que ver con los pasos del viento, pero también con los del más pequeño insecto. Con la mirada del cóndor en alto vuelo, mas también con la oruga. Con el grito de los ríos torrentosos, pero también con el silencio de los lagos. Con la prestancia del huemul, mas también con la humildad del pudú. ¿Puede el bosque renegar del avellano solitario? ¿Puede la piedra solitaria renegar de su cantera?

      La cultura es el elemento que permite unificar a un pueblo; es el principio que permite la cohesión o unificación de nuestras comunidades.

      Es de suma importancia que las políticas tengan en cuenta a nuestros ancianos, ya que ellos han jugado un papel muy importante en nuestras culturas y en la organización del movimiento indígena; son ellos los que mantienen y transmiten, en forma oral y tradicional, las costumbres, el sistema organizativo y los aspectos culturales que hasta hoy han posibilitado la vida de nuestros pueblos.

      Pero es también importante que tengan en cuenta a nuestros jóvenes dirigentes que están hablando desde las comunidades (sin la intermediación de las organizaciones de la ciudad), pues ellos son los que están recibiendo la sabiduría de nuestros mayores y están hablando, por lo tanto, al lado de esa palabra, desde ese conocimiento.

      La cultura no es solo los elementos que poseemos y las manifestaciones visibles. Hay que entender la cultura como la forma de pensar, avanzar y progresar en el desarrollo y en la interrelación del grupo social. La cultura es la que nos permite transformar nuestras comunidades en lo económico, social y político sin dejar de ser indígenas, de ser nativos, lo que nos permite mantener nuestra identidad como grupos diferentes a la vez que intercambiamos elementos de otras culturas; por ejemplo, el uso de la tecnología que facilita nuestra labor organizativa. Están diciendo nuestros hermanos zenu.

      Nada más profundamente distintivo ha producido el ser humano, durante su evolución milenaria, que la cultura. La cultura entendida no como expresión académica, sino como ámbito vital que cruza todas las manifestaciones de la vida humana. Es cierto que no resulta posible concebir a la cultura como un fenómeno estático; es cierto que dentro de la evolución humana siempre hubo un proceso de creación, muerte y recreación de tradiciones culturales, pero también es cierto que en este último siglo hemos asistido a un progresivo y, desde muchos puntos de vista, inédito proceso de homogeneización, de absorción de la ‘diversidad’. Tal proceso es directa consecuencia de la progresiva expansión de una civilización, la occidental, que ha penetrado y desestructurado sistemáticamente a los distintos pueblos y civilizaciones con los que ha entrado en contacto, llevando además consigo una huella de violencia y destrucción.

      Pensar, por tanto, el desarrollo humano, significa pensar la cultura, pensar el desarrollo del patrimonio cultural humano; el mantenimiento de las identidades diferentes.

      Dicen los autores de Medicina y culturas en la Araucanía.

      Durante largo tiempo se consideró la cultura en singular. No se habló de culturas. Para los mapuche se habló de «cultura de resistencia», de «subcultura». Hoy los más criteriosos hablan por fin de diversidad. El problema y el desafío es cómo concretizar esa diversidad. Problema porque significa reconocer que la concepción de Estado nacional «homogéneo y unitario» en su acepción decimonónica no puede seguir sosteniéndose. Así está diciendo mi hermano Arauco.

      AZ MAPU se dice en mapuzugun, y en castellano: las costumbres de nuestra Tierra, el rostro de nuestra cultura. El Kimvn, la sabiduría de nuestros Kuyfikeche antepasados, de nuestra Che gente.

      Es la manera que tiene el pueblo mapuche –por lo tanto, cada identidad territorial en su diversidad– de entender, de dar impulso y desarrollar su organización. Es nuestro «deber ser» en la Nag Map, la Tierra que Andamos, el espacio territorial que reproduce la Wenu Mapu, la Tierra de Arriba. Son las normas que ordenan la reciprocidad, el espacio en el que es posible alcanzar el intercambio con el fin de otorgarles continuidad a los equilibrios duales que dicen relación, por ejemplo, con el día y la noche; salud y enfermedad; arriba y abajo; alegría y tristeza; anciano y joven; mujer y hombre; vigor y debilidad. Las energías positivas Kvme: newen fuerza, kvrvf viento, neyen aliento, pvllv espíritu. Y las energías negativas Weza: newen, kvrvf, neyen, pvllv.

      Es la Az Mapu lo que determina la continuidad de nuestra manera de comprender el mundo y, por lo tanto, establece nuestros conceptos de organización cultural como visión totalizadora, pero que –descrito en sus especificidades– implica desde luego lo denominado social, político, territorial, jurídico, religioso, cultural.

      Al respecto, dicen nuestros hermanos y hermanas mapuche lafkenche (ver más adelante su Propuesta): En la base de nuestra organización social y política se encuentra la familia, la que unida a otras familias dan nacimiento al Lof / Comunidad, unidad base de nuestra organización social como pueblo.

      Nuestra antigua Lof ha sabido adaptarse a un universo en movimiento, logrando un alcance contemporáneo que se reafirma como comunidad, sin perder sus dos pilares básicos y fundamentales que le dan vida: el Tuwvn y el Kvpalme.

      Podemos definir estos dos aspectos identitarios de nuestro pueblo de la siguiente manera.

      El Tuwvn: es el fundamento básico de la familia, anclado en el espacio físico en el cual ha nacido, crecido, y se ha desarrollado la gente.

      El Kvpalme: es el lazo sanguíneo que une la comunidad familiar de hermanos, hijos todos de la Madre Tierra, resueltos a vivir en grupo ocupando un espacio territorial determinado.

      Estos dos conceptos básicos de nuestra existencia quedan evidenciados en nuestros apellidos, diferenciándonos así del resto de la población chilena que hasta hoy reclama sus orígenes europeos. Estos hechos son posibles y perduran en el tiempo, ya que nuestros antepasados asignaron a los seres y a las cosas de la naturaleza un alma. Ello con el fin de que la gente las armonice en su vida cotidiana.

      Nuestra existencia se afirma en dos grandes normas que regulan a la gente entre sí y a la gente con el medio natural que lo rodea. Son los conceptos Nor y Az.

      Nor: entrega las pautas de relación que debe tener la gente con la naturaleza. Es, al mismo tiempo, la aplicación del orden de la naturaleza misma y sus componentes.

      Az: es mediante él que se reconoce y determina el origen biológico y familiar de cada mapuche. Es de esta manera que se articula la relación que cada familia ha mantenido en su lugar de origen. Es el cimiento del Lof y, hoy, de la comunidad.

      De nuestras nociones de desarrollo, están diciendo: Nuestra proposición de establecer los Espacios Territoriales tiene como fin compartir con otra gente el conocimiento ancestral que poseemos en lo que se refiere a regulación, control y utilización de espacios naturales, con el único fin de aplicar un desarrollo armónico, autosustentable y participativo.

      La adquisición del saber y del conocimiento en nuestra cultura