Los músculos que contienen puntos gatillo se fatigan con mayor facilidad y no recuperan su estado relajado con tanta rapidez cuando dejas de usarlos. Los puntos gatillo a veces hacen que otros músculos se tensen, debiliten y fatiguen en las áreas donde experimentas dolor referido, y también causan una tensión generalizada en el área como respuesta al dolor.
Otros síntomas
Los puntos gatillo provocan síntomas que la mayoría de las personas no asocian con problemas musculares. Por ejemplo, los puntos gatillo en los músculos abdominales pueden provocar emisiones anormalmente frecuentes de orina y espasmos de la vejiga, micciones involuntarias durante el sueño, diarrea crónica, flatulencia y gases frecuentes, náuseas, pérdida del apetito, ardor epigástrico, intolerancia alimentaria, menstruaciones dolorosas, vómitos en escopetazo, dolor testicular y dolor como si procediera de un órgano, además de causar dolor referido en las áreas abdominal, dorsal y lumbar.
Los puntos gatillo también causan rigidez articular, debilidad generalizada o fatiga, espasmos musculares, temblores y áreas de entumecimiento u otras sensaciones extrañas. Probablemente no se te ocurra (ni a quien te presta atención médica) que estos síntomas puedan estar causados por un punto gatillo en algún músculo.
Sensibilización del lado contralateral del cuerpo
No es inusual que un dolor crónico termine afectando ambos lados del cuerpo; por ejemplo, si duele el área lumbar derecha, tal vez haya puntos neurálgicos en el área lumbar izquierda. A menudo, el lado contralateral duele más a la presión. Ello es porque lo que está afectando un lado probablemente afecta el otro: una mala mecánica corporal, mal calzado, lesiones por uso excesivo, enfermedades inflamatorias o degenerativas crónicas, otras enfermedades crónicas o sensibilización central. Por este motivo casi siempre trato ambos lados de los pacientes y recomiendo que los autotratamientos se hagan en ambos lados. Tal vez descubras que tienes puntos gatillo sólo en el músculo de un lado, pero comprueba siempre ambos lados antes de asumir nada.
Puntos gatillo activos frente a puntos gatillo latentes
Si un punto gatillo está activo, causará dolor referido u otras sensaciones y limitará la movilidad. Si un punto gatillo es latente, tal vez disminuya la movilidad y cause debilidad, pero no dolor. Cuanto más frecuente e intenso sea el dolor, más probable será que tengas un mayor número de puntos gatillo activos.
Los puntos gatillo que comienzan con un impacto en el músculo, como una lesión, suelen estar activos inicialmente. Una mala postura o una mala mecánica corporal, el uso repetitivo, la irritación de una raíz nerviosa o cualquier otro factor perpetuante abordado en los capítulos 2 a 4 también generarán puntos gatillo activos. Los puntos gatillo latentes se pueden desarrollar gradualmente sin ser activos al principio, y sin que sepas que están ahí. La mayoría de las personas presentan al menos algún punto gatillo latente, que fácilmente puede devenir activo.
Los puntos gatillo activos en algún momento dejan de causar dolor referido y se vuelven latentes. Sin embargo, estos puntos gatillo latentes se activan con facilidad, lo cual te puede hacer pensar que estás sufriendo un problema nuevo en vez de uno antiguo –del que hasta te hayas olvidado– que se está agudizando. Cualquiera de los factores perpetuantes expuestos en los capítulos 2 a 4 puede activar puntos gatillo previamente latentes y volverte más propenso a desarrollar nuevos puntos gatillo iniciados por impactos en los músculos.
¿Qué causa y perpetúa los puntos gatillo?
Los puntos gatillo se forman después de un traumatismo o una lesión, o bien se desarrollan gradualmente. Los factores provocadores y perpetuantes habituales de formación de puntos gatillo son las tensiones mecánicas, lesiones, problemas nutricionales, factores emocionales, problemas del sueño, infecciones agudas y crónicas, disfunciones orgánicas y enfermedades, y otras afecciones; dichas patologías se tratarán en los siguientes tres capítulos.
Tendrás más control sobre algunos factores perpetuantes que sobre otros. Tratar los factores perpetuantes pertinentes es tan importante que tal vez consigas un alivio sustancial o completo del dolor sin ningún tratamiento adicional. Si no eliminas dichos factores en lo posible, quizá sólo consigas alivio temporal con el tratamiento del especialista o con el autotratamiento mediante técnicas de presión. Por suerte, aprenderás lo suficiente sobre los factores perpetuantes como para que, aunque decidas no solucionarlos, hagas una elección informada sobre si el alivio del dolor es más importante para ti que seguir haciendo cosas que te hacen sentirte peor.
No es realista pensar que puedas introducir al mismo tiempo todos los cambios expuestos en los capítulos 2 a 4, pero haz una lista de los factores perpetuantes que podrían influir en ti. Da prioridad a la resolución de los que creas que son los más importantes.
2 | Factores perpetuantes: ergonomía, mecánica corporal y vestimenta |
El mobiliario mal diseñado o poco ergonómico, el uso incorrecto del cuerpo y la ropa de talla inadecuada provocan y perpetúan los puntos gatillo, aunque casi siempre son corregibles. Invertir en muebles bien diseñados, modificar ciertas actividades y llevar ropa de talla correcta acelerarán en gran medida la curación y aportarán alivio a largo plazo.
Ergonomía
El mobiliario mal diseñado o poco ergonómico obliga a esfuerzos mecánicos crónicos que conducen al desarrollo de puntos gatillo y a un ciclo autoperpetuante de dolor. Modificar los muebles es una de las intervenciones más importantes para acabar con el dolor.
Mobiliario de oficina
El mobiliario poco ergonómico es una de las causas principales del dolor muscular, sobre todo en la oficina y otros centros de trabajo. Hay muchas cosas que puedes hacer para reducir la tensión que soportan los músculos. Incluso si no tienes un trabajo de despacho, tal vez pases mucho tiempo en casa con el ordenador o en tu mesa de trabajo.
Hay empresas que se especializan en corregir la disposición de las oficinas y venden muebles adaptados a tu cuerpo. Tu jefe tal vez se queje del precio, pero, si no cambia el mobiliario inadecuado, terminará pagando las horas de trabajo perdidas y las demandas de indemnización. Si tu jefe no paga, plantea pagarlo tú. ¿Cuánto crees que vale no sentir dolor?
Soluciones
Mesa de trabajo con ordenador
La pantalla del ordenador debe estar a 45-60 cm de distancia, justo delante de la persona, con el centro de la pantalla ligeramente por debajo del nivel de los ojos. El papel que se mira debe estar junto a la pantalla sostenido en alto para que la cabeza no tenga que estar inclinada hacia arriba ni hacia abajo, ni girada demasiado hacia un lado. Evalúa tu puesto de trabajo para asegurarte de que no tienes destellos en la pantalla, que la luz es adecuada y que la pantalla del ordenador no resulta molesta a los ojos.
Si la mesa cuenta con una bandeja para el teclado, deberá ser de altura regulable. Los antebrazos deben descansar paralelos al suelo y las muñecas deben estar rectas. Tal vez quieras usar un reposamuñecas. Asegúrate de estar lo bastante cerca de la mesa como para que puedas apoyar la espalda contra el respaldo de la silla, y que los codos y los antebrazos descansan en los reposabrazos o en la mesa. Veo muchas «lesiones causadas por el uso del ratón», dolor de brazo y hombro por la utilización del ratón durante un tiempo excesivo sin contar con apoyo. Mueve y relaja los brazos cuando no estés tecleando. Haz descansos frecuentes e intercala ratos de trabajo con el ordenador con otras tareas.
Asiento
Los codos y los antebrazos deben descansar al mismo nivel sobre los reposabrazos a una altura adecuada; los reposabrazos deben ser lo bastante altos como para apoyar los brazos sin tener que inclinarse lateralmente, pero no tan altos que obliguen a elevar los hombros. Los reposabrazos ajustables son ideales, pero también puedes elevarlos con toallas o esponjas si están muy bajos. Las rodillas deben caber