–Doctores Janet Travell y David G. Simons
Recomiendo que, si es posible, sea un practicante formado en el tratamiento de puntos gatillo quien los identifique, por ejemplo, un masoterapeuta neuromuscular o un fisioterapeuta, y que se use el libro para complementar su trabajo. Puede llevar más tiempo localizar los puntos gatillo sin la ayuda de un profesional, si bien, con la tutela de este libro, es probable que logres localizar tú mismo esos puntos gatillo.
En este libro se hacen cientos de sugerencias. Plantéate dedicar cierto tiempo a lograr tus metas. Eliminar el dolor es como una labor detectivesca; lo que genera el dolor y lo que lo cura será una combinación de factores exclusivos de tu caso.
¿Cuándo hay que acudir a un profesional médico?
Si no consigues alivio con las técnicas de autoayuda de este libro, tendrás que acudir a un profesional médico. Tal vez la causa o un factor concurrente del dolor sean algo distinto a los puntos gatillo. Radiografías, resonancias magnéticas (RM) y otras pruebas diagnósticas permiten identificar ciertas enfermedades, como artrosis, fracturas por sobrecarga y roturas de ligamentos o tendones, que tal vez causen dolor.
Los síntomas referidos causados por puntos gatillo pueden ser similares a los de enfermedades más graves, o manifestarse de forma concurrente con ellos. Se necesitará investigar y determinar la causa final del problema. La mayoría de los capítulos de este libro dedicados a los músculos contienen una sección llamada «Diagnóstico diferencial». A menos que seas un profesional sanitario, es probable que no entiendas mucho de lo que se dice en dicho apartado. No te preocupes; la sección se ha incluido para que sea un profesional quien evalúe esas enfermedades, aunque no por eso debes dejar de leerlo.
Deberás acudir de inmediato a un profesional médico para descartar enfermedades graves si tienes dolor con alguno de los siguientes síntomas:
El dolor aparece de repente, es intenso o comienza tras una lesión traumática, sobre todo si oíste algún ruido en el área de la lesión.
El dolor dura más de dos semanas, a menos que ya se hayan descartado otras enfermedades más graves.
La intensidad del dolor aumenta con el tiempo, o los síntomas son diferentes; los cambios pueden ser una señal de una causa distinta y más grave.
El dolor se acompaña de enrojecimiento, calor, hinchazón evidente o sensaciones extrañas.
Aparecen sarpullidos o úlceras que no se curan.
Existe deficiente circulación sanguínea, varices dolorosas o percepción de frío intenso en piernas, pies, brazos o manos.
Por suerte, tu profesional médico descartará cualquier enfermedad grave. Si se diagnostica dolor causado por daños estructurales o enfermedades crónicas, hay posibilidades de que alivies en gran medida o totalmente el dolor con una combinación de autotratamiento de los puntos gatillo y tratamiento y eliminación de los factores perpetuantes. Con independencia del diagnóstico del médico, el principio que sigo para el tratamiento general es el mismo: identificar y eliminar todas las causas subyacentes y perpetuantes en el mayor grado posible, y tratar los puntos gatillo.
Mis estudios
Asistí a una escuela de masaje en 1989 y aprendí masaje sueco. Conseguí dar muy bien los masajes de carácter general, pero no me sentía preparada para tratar el dolor crónico. Estaba muy intrigada por la descripción de un curso de formación complementaria llamado Terapia neuromuscular, que combina liberación miofascial (un tipo de masaje de los tejidos profundos) con tratamiento de los puntos gatillo. Asistí a sus clases en 1991, impartidas por Jeanne Aland en el Heartwood Institute, y cambió por completo mi aproximación al tratamiento de los pacientes. Una vez que aprendí los patrones del dolor referido, fui capaz de resolver más problemas de dolor crónico.
Después de años de tratar a miles de pacientes, he sumado mis observaciones a las de los doctores Travell y Simons, y he desarrollado varias técnicas de autotratamiento. En 1999 recibí el título de máster en acupuntura. Desde entonces me he especializado en acupuntura para los puntos gatillo con el fin de tratar síndromes álgicos con medicina tradicional china, y en escribir libros sobre puntos gatillo.
Parte I |
Puntos gatillo: ¿qué son y qué los causa?
1 | Puntos gatillo y dolor crónico |
Anatomía y fisiología de los músculos
Los músculos se componen de muchas células o fibras que forman haces unidos por tejido conjuntivo. Cada fibra está formada por numerosas miofibrillas, y la mayoría de los músculos esqueléticos contienen aproximadamente de mil a dos mil miofibrillas. Cada miofibrilla se compone de una cadena de sarcómeras conectadas por los extremos; es en la sarcómera donde se producen las contracciones musculares.
Cada fibra de músculo esquelético es una célula muscular cilíndrica.
Un huso muscular es un receptor sensitivo presente en el vientre de un músculo. Los husos musculares se concentran donde un nervio entra en el músculo y también alrededor de los nervios una vez dentro de los músculos. Cada huso contiene de tres a doce fibras musculares intrafusales que detectan cambios en la longitud del músculo. A medida que cambia la posición del cuerpo, se envía información al sistema nervioso central por medio de neuronas sensitivas, y dicha información se procesa en el cerebro. Si es necesario, la placa motora terminal (un tipo de terminación nerviosa) libera acetilcolina, un neurotransmisor que ordena al retículo sarcoplasmático (que poseen todas las células) que libere calcio ionizado. A continuación se contraen las fibras musculares extrafusales. Cuando ya no es necesaria la contracción de las fibras musculares, la terminación nerviosa deja de liberar acetilcolina, y el calcio se bombea de vuelta al retículo sarcoplasmático.
Fisiología de los puntos gatillo: contracciones e inflamación
Una de las teorías actuales sobre el mecanismo responsable de la formación de puntos gatillo es la «hipótesis de los puntos gatillo integrados». Si se produce un traumatismo o hay un gran incremento de la liberación de acetilcolina por las placas motoras terminales, puede haber una liberación excesiva de calcio del retículo sarcoplasmático. Esto causa una contractura máxima de un segmento del músculo, lo cual exige una demanda máxima de energía y un deterioro de la circulación local. Si se deteriora la circulación, la bomba de calcio no obtiene el combustible ni el oxígeno que necesita para bombear calcio de vuelta al retículo sarcoplasmático, por lo que la fibra muscular sigue contrayéndose. Se liberan sustancias sensibilizantes que causan dolor y estimulación del sistema nervioso autónomo, lo cual genera un sistema de retroalimentación positiva en el que la terminación del nervio motor libera un exceso de acetilcolina… de modo que la sarcómera sigue contrayéndose.
Otra teoría actual es la «Hipótesis de los husos musculares», que propone que la causa principal de un punto gatillo es un huso muscular inflamado (Partanen, Ojala y Arokoski, 2010). Los receptores del dolor activan neuronas esqueleto-fusimotoras durante una sobrecarga sostenida de los músculos por medio de una vía refleja medular que conecta con los husos musculares. A medida que prosigue el dolor, la contracción sostenida y la fatiga llevan a las neuronas esqueleto-fusimotoras al agotamiento, causan rigidez (espasmo silencioso) de las fibras musculares extrafusales y forman una «banda tensa» que percibimos como puntos gatillo. Como el huso muscular en