La entrada de España en la UE supuso un nuevo paradigma eurocéntrico con una modificación sustancial de su imaginario como construcción textual y respuesta antideológica.91 La puesta en marcha de políticas de racismo institucional y negación de la negritud, antiafricana y negrófoba, afectó principalmente a los más jóvenes, que se refugiaban en manifestaciones culturales como el breakdance y el hip-hop, gracias al concurso televisivo de break-dance del programa Tocata. Como vaticinó Malcolm X, el racismo violento dio identidad colectiva a los jóvenes negros. En 1986, los breakers fueron evolucionando y adquiriendo vertiginosamente una identidad, un sentido de pertenencia política producto de la introducción de las ideas del nacionalismo negro y el antifascismo del SHARP (skinheads contra los prejuicios raciales) y la cinematográfica de Spike Lee, Ousmane Sèmbene o John Singelton o con bandas sonoras del hip-hop como Da Brat, Mc Lyte Queen Latifah, Yo-Yo, TLC, MC Lyte, Nefertiti, Salt-N-Pepa, Patra, Meshell Ndegeocello, Sister Souljha, rap político que resucitó e inmortalizó la referencia de Malcolm X. Así nació la trasformación política el liderazgo de Winnie, cuyas hermandades más relevantes, 92 además del rap, se formaron leyendo literatura de Panteras Negras, antifascista, anarquista, marxista, panafricana, y los ambientes antimilitaristas como la campaña «¡OTAN NO!», unido a la participación en los programas sociales de las iglesias africanas de base como la virgen de Bisila, Simón Toko o Kimbangu.93 Esto creo un relato de victoria muy condicionadas por la ideología del tercermundismo que simpatizaban con el Partido Comunista de España (PCE),94 proceso que desembocó en los Panteras Negras.95 Con una actividad propagandística, las acciones tenían, en general, la función de denunciar la opresión y de difusión de las reivindicaciones históricas del movimiento negro, lo que atrajo las simpatías de gran parte de la juventud y los estudiantes negros, hartos de miedos y humillaciones. Panteras Negras nació en ese contexto muy concreto, como brazo de vanguardia de la plataforma por los represaliados del asalto en la embajada sudafricana. Su creación oficial fue en el campus de la Universidad Laboral de Alcalá y el IES Pedro Gumiel: naciendo un vehículo político muy diferente, que galvanizó las psiques de la juventud afro.
Panteras Negras se definió como una organización revolucionaria panafricanista que buscaba alcanzar sus objetivos por cualquier medio necesario. Tras el asesinato de Lucrecia Pérez en 1992, Panteras Negras se extendió desde Alcalá a las principales ciudades de España: Barcelona, Madrid, León, Valencia, Alicante, Zaragoza, Gijón, etc. Aglutinaron, en torno a sí, las causas y los elementos juveniles más conscientes que, además de poner fin a la impunidad del terrorismo nazi y al empobrecimiento de los barrios, se identificaban con la defensa del médico Alfons Arcelin y su exitosa campaña de boicot a las olimpiadas de Barcelona por el Negro de Banyoles y el llamado V Centenario del Descubrimiento. Panteras Negras constituyó a la postre una escuela y red internacional de formación y difusión de propaganda, formando a líderes y cuadros militantes comprometidos con el panafricanismo más relevante. Lo más importante a largo plazo entonces fue la actividad juvenil que los panteras realizaron, pues llevaron al conjunto del movimiento no solo a una lectura crítica de la historia, sino también tuvieron la capacidad de formar a cinco generaciones que entonces estaban explotados, alienados, frustrados y abatidos. Dando ilusión y causa por la que vivir lo que hoy da frutos, implicando a muchos de los artistas, activistas políticos, deportistas, profesionales, actores, periodistas, cineastas e incluso a sacerdotes, empresarios, etc.
Si Panteras Negras influyó tanto sobre la noción de panafricanismo en España fue porque de todas las generaciones de activistas, ha sido la que más ha continuado, después vinculada, mayoritariamente, al activismo panafricanista en diferentes asociaciones, oenegés, sindicatos, cooperativas, partidos, okupaciones, fundaciones, y eso es un salto importante históricamente hablando.
Son muchos las personas que han surgido de FOJA y han continuado militando en otros ámbitos de la comunidad, fruto de un trabajo anónimo. Sus herederos son FOJA, OEUA, Federación Panafricanista, la Fundación Vida Grupo Ecológico Verde, APN, EFA, Parlamento Negro de España, Alto Consejo de Comunidades Negras de España, Circulo de Intelectuales Negros, FAAM, etc. En todos ellos siempre predominó el nacionalismo negro en cualquiera de sus versiones.
Las dos figuras de referencia del movimiento han sido, por un lado, Malcolm X y, por otro, el Dr. Arcelin de Cambrils, municipio donde fue concejal del PSC-PSEO de 1991 a 2003 y titular del área de Sanidad y Licencias. Fue secretario de organización y primer secretario de la agrupación local socialista de Cambrils y miembro del Consejo Comarcal del Baix Camp. Con todo ello, lo apalearon como al senegalés que vende CD’s en las calles, precisamente por estar demasiado «integrado». Esta fue una lección decisiva para los estudiantes africanos que salieron en su auxilio y le tributaron un homenaje en el Club Amigos de UNESCO (Madrid, 2002). Alfonso Arcelin lo tenía todo para ser «un buen negro» y decidió cometer suicidio de clase para defender a los «negros del campo» y armar un kilombo. Su historia impactó tanto que a algunos decidieron afiliarse a los panteras, a FOJA o la Escuela de la Filosofía Africana-OEUA. Hasta ese momento, la juventud negra en España nunca tuvo un héroe, un modelo o referente, solo negros asimilados, tíos Tom llenos de miedo. A principios de los noventa del siglo pasado, la juventud negra encontró alguien a quien admirar y ese fue Alfonso Arcelin, un ejemplo de honestidad y coherencia ideológica, lo que le llevó a convertirse en referencia en el panafricanismo español. Lo cual puso en crisis a todo el mito y el falso discurso de la integración de los profesionales «negros de la casa». Fueron los panafricanistas —no los intelectuales ni los artistas— quienes elevaron a Arcelin a los altares, al igual que a final de los ochenta del mismo siglo habían hecho las bandas de rap con Malcolm X. Por lo que constituye una herejía presentar una historiografía del activismo afroespañol obviando a Arcelin. Es como hablar de rastafari y no mencionar a Haile Selassie, o bailar cumbia y no querer saber del cumbe, o como dice la Biblia: «Nadie llega a la madre sino es por la hija».
En 2011, cuando la Fundación Vida Grupo Ecológico Verde impulsó la Ley de Cooperación con los Pueblos Afros y el decenio con los pueblos afrodescendientes en 2014, su objetivo era convencer a la población negra de que sus condiciones de vida están relacionadas con su africanidad y de que se tomaran en serio esa lucha. A partir de entonces, en 2007 tras un proceso de formación afrocentrada, Luis Alberto Alarcón, adoptó el nombre de Mbolo Etofili como portavoz político nacional del movimiento panafricanista junto a Consuelo Cruz, Rosalba Castillo, Piedad Hurtado, Socorro Vallecilla, Janet Castillo, Marta Valencia, Mónica Quiñones, Marcia Santa Cruz, Yenni de la Torre, Lorena Valderrama y María Rosa Wilaya García.
La FVGEV condenó el discurso abiertamente de Piedad Cordoba y Epsy Campbell, obligando a radicalizar el discurso y la visión de la pequeña burguesía africana de América Latina que buscaban en un primer momento el colaboracionismo mediante la denuncia de los genocidios africanos en eso países silenciados por la OEA, la UA, la UE, SEGEIB o la AECID. Se insertó y lideró la Federación Panafricanista y empezó a organizar los actos principales, que cada año congrega a millones de personas en todo el mundo para celebrar el Día Nacional de África. Este proceso alentó el surgimiento de nuevos actores sociales afrolatinos que salieron del armario, que impulsaron otras áreas