Shakey. Jimmy McDonough. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jimmy McDonough
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Изобразительное искусство, фотография
Год издания: 0
isbn: 9788418282195
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No recuerdo muy bien qué pasó. Quería un ampli. Le pedí a papá si nos podía prestar algo de dinero para comprarme un ampli y me dijo que mis notas no eran lo suficientemente buenas; que si sacaba buenas notas, podría comprarme el ampli. Mamá puso el grito en el cielo, la típica discusión de siempre, ya sabes. Yo probablemente habría hecho lo que hizo papá, pero tampoco puedo poner la mano en el fuego.

       —Tu padre pensaba que no estabas solo cuando le escribiste aquella carta.

       —No me acuerdo, pero seguro que Rassy vio la carta. ¿Cómo pudo no haber visto la puta carta? Sí que vio la respuesta. Ella sabía que le había pedido el ampli. A un hombre no le hace ninguna gracia escuchar a su mujer por boca de su hijo en ese tipo de situación.

       Hay que reconocerle a papá el mérito de ser mi padre y ayudarme, pero no hizo todo lo que mamá pensaba que debía hacer, por eso ella se lo tomaba todo tan a pecho… En cualquier caso, era su problema.

      Aquel mes de agosto, en Falcon Lake, Young tuvo una revelación. «Neil vio a un grupo, los Crescendos, llegar al paseo marítimo y enchufar el equipo en un chiringuito, básicamente conectar un par de amplis a un enchufe y ponerse a tocar», comentaba Harper. «Creo que eso hizo que a Neil se le encendiera una bombilla en plan: “Uuummm… Podíamos ir de gira”». Young convenció a la dirección del hotel para que contratara a los Squires a cambio de alojamiento y dietas, y luego llamó a sus compañeros de grupo muy emocionado para decirles que movieran el culo y se reunieran allí con él cuanto antes. Lamentablemente, Smythe y Bates ya habían hecho planes para el fin de semana. «Neil se pilló un mosqueo considerable», recuerda Smythe, que aún se pone nervioso al recordarlo más de treinta años después. «Estaba cabreado, pero muy en serio.». Young echó a todo el grupo, a excepción de Koblun, que se había mostrado dispuesto a ir a Falcon Lake y también se mostraría dispuesto a abandonar los estudios un mes más tarde cuando lo hizo Neil.

      «Creo que Rassy tenía un… Bueno, llamémoslo sexto sentido», comentaba Nola Halter. «Creo que era consciente de que intentar hacer cambiar de opinión a Neil resultaría agotador. Tenía una fe absoluta en él.»

      Snooky, la hermana de Rassy, se hallaba en Winnipeg visitando a Pearl en el hospital cuando Neil se acercó para ponerle al corriente de sus planes. «Le dije: “Neil, ya casi has acabado; ¿por qué no te esperas a tener el título de bachiller?” Me contestó: “No puedo, tía Snooky; mi música necesita ver la luz”. Esa misteriosa música era la que le guiaba.»

      Huelga decir que había una persona a la que Rassy tenía que mantener al tanto de los progresos académicos de Neil. «Estimado Scott», escribió en una carta dirigida a su exmarido aquel mes de septiembre, «Neil ha decidido seguir tu consejo y dejar los estudios».

       El colegio ocupaba un lugar secundario en relación a la música. Recuerdo que el Sr. Hodgkinson —el subdirector del Kelvin— me cogió por banda y me dijo: «Neil, ¿qué piensas hacer con tu vida?» Yo le dije: «Pues mire, me gustaría tocar en un bar». Y él me respondió: «Eso es flor de un día, ya lo sabes. En el mundo de la música, hay un flujo continuo de gente; fíjate, oyes hablar de alguien un año, y al año siguiente ya ha desaparecido».

       Bueno, pues aquello me caló hondo. Ese no iba a ser yo; pero asimilé aquella información y pensé, bueno, pues si así están las cosas, es lo que hay y punto. Esto es lo que quiero hacer. Tenía tantas ganas de llegar a ser un músico profesional que aquello me daba igual y ninguna de las gilipolleces que la peña me decía, intentando disuadirme; nada de aquello me importaba lo más mínimo. Yo nunca tiré la toalla.

      El músico profesional ahora necesitaba encontrar nuevos miembros para su banda. Bill Edmunsen, que vivía justo enfrente, pasó a ocuparse de la batería. Edmunsen era un tipo escandaloso, enternecedor y todo un donjuán, nada que ver con los Squires anteriores; «estaba como una auténtica cabra», comentaba Allan Bates, que por aquel entonces dejaba el grupo. Rassy sacó a Edmunsen de apuros en unas cuantas ocasiones. La más celebrada ocurrió cuando le dio por «llevarse prestada» una bandera de los Juegos Panamericanos y la escondió en el piso de Neil. Edmunsen sería el primero de toda una larga serie de personajillos en torno a los que Young gravitaría sin cesar en los años venideros: un músico cojonudo que derrochaba demasiada bondad y pasión como para soportar la anodina vida típica del currante.30

      Young incorporó al pianista Jeff Waukert y, aparentemente inspirado por la armónica de John Lennon en «I Should Have Known Better», empezó a tocarla él también. Además, Young realizó un sutil cambio en el nombre del grupo. Un día, según recuerda el batería, estaban en un restaurante y Neil les dijo a él y a Koblun: «Voy a continuar en este negocio el resto de mi vida, no me cabe ninguna duda. ¿Os importa si pongo mi nombre delante del grupo: Neil Young y los Squires?»

      Young también necesitaba un vehículo para que la banda dispusiera de movilidad, y Rassy le prestó el dinero para comprarse su primer auto: un coche fúnebre Buick Roadmaster del 48, al que bautizó con el nombre de Mortimer Hearsebug31, alias Mort. Mort era acero templado: grande y de color negro, su decoración incluía una moqueta azul, unas cortinas negras y unas cenefas con borlas doradas. «Abrías la puerta y la rampa se desplegaba directamente en la acera», le contó Young a Cameron Crowe. «¿Qué había más grande que eso? Menuda manera de hacer tu aparición: llegas al garito y solo necesitas desplegar la rampa para descargar el equipo.» Por desgracia, el coche fúnebre también llamaba la atención de la policía municipal. Rassy recuerda que Neil se vio atrapado en medio de un entierro, era el segundo coche fúnebre del séquito. «Me pregunto cuántos difuntos debieron de pensar que llevaban», comentaba Rassy, afirmando que su hijo era totalmente inmune a cualquier tipo de contratiempo. «Neil no se inmutaba por nada; no se dejaba inmutar. Él iba a la suya y no dejaba que nada se interpusiera en su camino.»

      Al cabo de un mes de actuaciones por todo Winnipeg, Young decidió probar suerte fuera de allí. Eligió como destino Fort William, una ciudad de clase obrera a unos ochocientos kilómetros al este de Winnipeg. El 12 de octubre, la banda emprendió el viaje en tren, menos Waukert, al que su familia no le permitió ir. Este lugar tan peregrino acabaría siendo clave para Neil. Sería en Fort William donde empezaría a tocar su peculiar mezcla de rock-folk, y de paso a ensimismarse con la guitarra eléctrica. También fue en Fort William donde Young conocería a Stephen Stills. ¿Qué era para Neil lo más importante que Fort William le podía ofrecer? «Independencia.»

      Thunder Bay es uno de esos lugares surrealistas, perdidos en medio de la nada, tan típicos de Canadá. Fort William y Port Arthur, que originalmente eran dos ciudades, se unificaron para formar Thunder Bay en 1970. Situada en el lago Superior, a poca distancia de la frontera entre Canadá y Estados Unidos, Thunder Bay es una pequeña ciudad mugrienta y con encanto. Los trenes pasan a través del casco antiguo con gran estruendo, y el destartalado Sea-Vue Motel —donde se alojaban Neil y su banda, años ha, cuando sobrevivían a base de mortadela y crackers— continúa alquilando habitaciones. La ciudad contaba incluso con su propio famosillo local de poca monta: Paul Shaffer, líder de la banda de música de un conocido programa televisivo. También estaba aquel cantautor folk desconocido que venía de Hibbing (Minnesota), muy cerca de allí. «Echamos a Bob Dylan de la radio», se jactaba Ray Dee, toda una leyenda local. «Cruzó la frontera a pie, con la guitarra a la espalda, y pretendía cantar en la radio. El productor le dijo: “Aquí no hacemos esas cosas”.»

      Young me insistió una y otra vez para que hablara con Ray Dee, algo rarísimo, ya que parecía darle igual casi todo el resto de la gente. «Tienes que hablar con este tío; él fue el primer Briggs», dijo, refiriéndose a David Briggs, su productor de toda la vida. Aquel era el mayor cumplido que cabía esperar de Neil. Ray Dee despedía una onda de lo más intimidante y no se andaba con tonterías. Me dio la impresión de que no se habría cortado un pelo en decirle a Shakey que cogiera el autobús de vuelta a casa si hubiera pensado que el tío se estaba comportando como un gilipollas.

      «No tengo muchos amigos íntimos», me confesó Dee. «Soy una persona muy sensible y muy emotiva. Neil era igual que yo; tiene cierta tendencia a interiorizar las cosas. Soy Tauro: