Si los datos muestran un envejecimiento menos afectado por enfermedades agudas o infecciosas, y más afectadas por enfermedades crónicas y del corazón, lo que queda como resultado de esta transición epidemiológica es una población viva cada vez más vieja, en términos de cantidad y duración. La pregunta ahora es: ¿cómo las personas mayores viven esa vida cada vez más larga? En este punto es donde la pregunta por la calidad de vida es más que pertinente.
El término calidad de vida se remonta a la primera mitad del siglo XX, cuando la idea del estado de bienestar, derivado de los desajustes socio-económicos procedentes de la crisis de la década de 1930, evolucionó y se difundió sólidamente en la postguerra (1945-1960), en parte como producto de las teorías del desarrollismo económico y social que reclamaban el reordenamiento geopolítico y la reinstauración del orden internacional, luego de terminada la Segunda Guerra Mundial.46
El concepto, ya en la posguerra, devino en una construcción histórica con múltiples concepciones, para la cual no existe una teoría única que permita su delimitación exacta, pues pertenece al universo ideológico y no tiene sentido sino en relación con un sistema de valores.47 La calidad de vida tiene un carácter multidimensional y ha sido definida desde varios campos del conocimiento: filosófico, económico, cultural, de la salud, sociológico, político y ambiental.
Principales causas de mortalidad en la persona mayor, Medellín 2005-2009.a
Fuente: Mariela Bustamante Álvarez.
a. Bustamante, Atenciones en salud.
Desde el campo de la filosofía, se desarrollaron básicamente tres teorías del bien vivir para las personas: la teoría hedonista, la cual plantea que el bien último para las personas consiste en sostener ciertas clases de experiencias constantes, como placer, felicidad y disfrute; la teoría del deseo o satisfacción de preferencias, entendidas como los estados de situaciones tomados como objetos, y, por último, la teoría de los ideales de una buena vida, la cual se refiere a la realización de ideales específicos, explícitamente normativos. La finalidad de estas tres teorías es el desarrollo del concepto de utilidad. Las dos primeras son teorías subjetivas; la tercera, por su parte, plantea que una buena vida para una persona está determinada por ideales correctos y no depende de lo que la haga feliz o de lo que desea.48
Desde el enfoque cultural, la calidad de vida está asociada con las tradiciones culturales y su influencia en los procesos de salud-enfermedad, teniendo en cuenta aspectos como los valores éticos, los derechos humanos e incluso las representaciones sociales por parte de los individuos que conforman una cultura particular.49 Por ende, la cultura tiene una influencia importante en la noción que tengan sus integrantes de calidad de vida, otorgando sentidos a aspectos que quizá otra cultura no considere relevantes. En esa misma vía, el enfoque ambientalista, por su parte, plantea la necesidad de tener en cuenta las condiciones ambientales en que vive, crece, se reproduce y muere un individuo, como elementos que modifican y establecen la calidad de vida.
Por su parte, el concepto condiciones de vida está fuertemente asociado con la calidad de vida y ha ocupado buena parte de la construcción de este concepto, entendiendo condiciones de vida como el conjunto de bienes que conforman la parte social de la existencia humana, dado por: salud, educación, alimentación, sanidad ambiental, vivienda y, en algunos casos, el medio cultural y político. Se tiene en cuenta que este es el entorno social que influye en el logro de objetivos como: seguridad, integridad personal, respeto a la dignidad humana, ejercicio de la libertad y los derechos políticos.50 Se entiende además que el entorno social influye en la formación de las capacidades humanas, en lo que se refiere a estado de salud y nivel de conocimiento.
Desde las teorías económicas se intentó definir también la calidad de vida. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, estableció una relación directa entre el crecimiento económico y el mejoramiento económico. Durante la década de los 50 y a comienzos de los 60, el creciente interés por conocer el bienestar humano y la preocupación por las consecuencias de la industrialización de la sociedad hicieron surgir la necesidad de medir esta realidad a través de datos objetivos, y desde las ciencias sociales se inicia el desarrollo de los indicadores sociales, estadísticos que permiten medir datos y hechos vinculados con el bienestar social de una población. Estos indicadores tuvieron su propia evolución, siendo en un primer momento referencia de las condiciones objetivas, de tipo económico y social, para, en un segundo momento, contemplar elementos subjetivos.51
Como resultado de esta concepción, se ha intentado cuantificar la calidad de vida para establecer comparaciones entre naciones. El enfoque económico se ha centrado principalmente en el cálculo de tres indicadores principales: la renta per cápita, el nivel de vida y la calidad de vida52.
La renta per cápita es el indicador más antiguo para medir la calidad de vida, el cual resulta del cociente entre el conjunto de bienes y servicios producidos por un país durante un año (producto interno bruto, PIB) y el número de habitantes del país durante ese mismo año. Después de la Segunda Guerra Mundial, se introdujo el concepto nivel de vida, entendido como el dominio del individuo sobre los recursos en forma de dinero, posesiones, conocimiento, energía mental y física, relaciones sociales, seguridad y otros medios con los que el individuo puede controlar y dirigir conscientemente sus condiciones de vida. Como indicador, el nivel de vida surge de la sumatoria de la renta per cápita nacional más otros indicadores cuantitativos en las áreas de educación, salud, empleo y vivienda.
Ahora bien, el desarrollo y perfeccionamiento de los indicadores sociales, a mediados de los 70 y comienzos de los 80, provocó el proceso de diferenciación entre estos y la calidad de vida. La expresión comienza a definirse como concepto integrador que comprende todas las áreas de la vida (carácter multidimensional) y hace referencia tanto a condiciones objetivas, como a componentes subjetivos. La inclusión, en 1974, del término en la primera revista monográfica americana dedicada al tema, Social Indicators Research, y en Sociological Abstracts en 1979, contribuirá a su difusión teórica y metodológica, convirtiéndose la década de los 80 en la del despegue definitivo de la investigación en torno a este concepto.53
Sin embargo, ante el empuje del análisis económico desarrollista de la calidad de vida se levantaron voces críticas, que ofrecían una visión más integradora. Por ejemplo, Erik Allardt54 planteó que existen tres condiciones asociadas a la calidad de vida: tener, amar y ser. Estas condiciones se refieren a las condiciones materiales que permiten la vida por fuera de la pobreza, a las necesidades emocionales y de relaciones con los otros, y el ser alude a la necesidad del ser humano de integrarse a la sociedad y vivir en armonía con la naturaleza.
Ahora bien, en el marco de las teorías económicas enfocadas al desarrollo humano que explican la calidad de vida, Amartya Sen55 plantea esta como la posibilidad de vivir realmente mucho tiempo y disfrutar de una buena vida a lo largo de la existencia, entendiendo que estas son cosas que los seres humanos valoramos y deseamos intensamente. Por lo tanto, está íntimamente ligada a la noción de libertad, la cual plantea como capacidad de funcionamiento de las personas llevar el tipo de vida que valoran y tienen razón en valorar. En este sentido, Amartya Sen plantea tres indicadores básicos para comprender la calidad de vida. En primer lugar bienes básicos, luego acceso a dichos bienes y, por último, las actividades o las funciones valiosas que un sujeto efectivamente es capaz de realizar en cuanto integrante de una vida (la cual a su vez se inserta en una sociedad).56
El modo de vida de una sociedad es una