3 Los números 5 y 6 de Present Truth fueron publicados en Oswego, Nueva York, en diciembre de 1849; y los números 7 al 10 en el mismo lugar, desde marzo hasta mayo de 1850. Durante ese tiempo también se publicaron algunos folletos.
4 La Advent Review (Revista Adventista) impresa en Auburn, Nueva York, durante el verano de 1850, no debe ser confundida con la Adventist Review and Sabbath Herald, cuyo primer número se publicó en París, Maine, en noviembre de 1850. La Advent Review se publicó entre los números 10 y 11 de la Present Truth. Con respecto a su propósito, el Pr. Jaime White escribió en su primera página una introducción a la edición publicada en forma de folleto, de 48 páginas, de la Advent Review.
“Nuestro propósito en esta revista es alegrar y refrigerar al verdadero creyente, mostrando el cumplimiento de las profecías en la maravillosa obra pasada de Dios, al llamar y separar del mundo y de la iglesia nominal a su pueblo que espera la segunda venida de nuestro amante Salvador”.
5 Jaime White presentó las siguientes razones por las que pensaba que la revista no debía continuar imprimiéndose en la imprenta comercial de Saratoga Springs, Nueva York:
“1. No conviene imprimir una revista como la nuestra en una imprenta comercial en la que dejan el trabajo para hacerlo en el séptimo día, y es muy desagradable e inconveniente para nosotros ver que el trabajo se hace en día sábado.
“2. Si los hermanos tuvieran un pequeño taller, la revista podría imprimirse en él por tres cuartos de lo que nos cobran en imprentas grandes.
“3. Creemos que podemos conseguir operarios que guarden el sábado y que puedan manifestar un interés por la revista que otros no sienten. En este caso se aliviará mucho a la persona que actualmente es responsable de ella” (RH, 2 de marzo de 1852).
** Se compró una prensa manual en Wáshington por 662,93 dólares. Esta fue la primera empresa editorial que poseyeron y dirigieron los adventistas del séptimo día.
6 El pequeño Edson White, afligido por el cólera y sanado como respuesta a la oración, acompañó a sus padres en este viaje. Al comienzo pareció que el niño moriría a causa de los rigores del viaje, pero sus fuerzas retornaron, y su madre escribió: “Lo trajimos al hogar bastante fuerte” (NB 159).
7 La revista The Youth’s Instructor se publicó desde 1852 hasta 1970, año cuando fue reemplazada por la revista Insight.
8 En 1855 los hermanos de Míchigan adoptaron las medidas necesarias para que el taller de la imprenta se trasladara a Battle Creek (ver T 1:97 y siguientes).
Capítulo 2
Establecida con sacrificio
Consagración incondicional de los primeros obreros.–Algunos de los hombres experimentados y piadosos que fueron pioneros en esta obra, que se negaron a ellos mismos y no vacilaron en sacrificarse por su éxito, ahora duermen en sus tumbas. Fueron canales designados por Dios, representantes suyos, por medio de quienes los principios de la vida espiritual se comunicaron a la iglesia. Tuvieron una experiencia del más elevado valor. No se los podía comprar ni vender. Su pureza, devoción y abnegación, su conexión viviente con Dios, fueron bendecidas para la edificación de la obra. Nuestras instituciones se caracterizaron por el espíritu de abnegación.
En los días cuando luchábamos contra la pobreza, los que fueron testigos de la forma maravillosa como Dios había obrado por la causa consideraron que no podía concedérseles un honor mayor que vincularlos con los intereses de la obra, los cuales los relacionaba con Dios. ¿Depondrían la carga para discutir términos financieros con el Señor desde el punto de vista del dinero? No, no. Aunque todos los oportunistas olvidaran su puesto, ellos nunca desertarían de su trabajo.
En los primeros años de la causa, los creyentes que se sacrificaron para edificar la obra estaban llenos del mismo espíritu. Sentían que para lograr el éxito en la obra, Dios exigía una consagración sin reservas de todos los que se relacionaban con su causa: de cuerpo, mente y espíritu, y de todas sus energías y capacidades (TI 7:207, 208).
Los pioneros de la obra de publicaciones practicaban la abnegación.–Nosotros como pueblo tenemos que llevar a cabo la obra de Dios. Conocemos sus comienzos. Mi esposo dijo: “Esposa, conformémonos con sólo dieciséis chelines semanales. Viviremos y nos vestiremos con sencillez, y tomaremos los recursos económicos que de otro modo recibiríamos, y los invertiremos en la obra de publicaciones”. La casa editora, en ese tiempo, era un edificio cúbico sencillo de 12 metros de frente por 12 de fondo. [La primera casa editora establecida en Battle Creek, en 1855.] Algunos hombres de mente estrecha que deseaban usufructuar del dinero objetaron: “Este es un edificio demasiado grande”. Luego ejercieron una presión tan grande, que fue necesario convocar a las partes interesadas a una reunión. Me pidieron que explicara por qué, si el Señor estaba por venir, la casa editora necesitaba un edificio tan grande. Les dije: “Ustedes que tienen oídos, deseo que oigan. Precisamente porque el Señor vendrá pronto es que necesitamos un edificio de este tamaño; y más que eso, se agrandará a medida que la obra progrese. El Señor tiene que hacer una obra en el mundo. El mensaje debe proclamarse en toda la tierra. Hemos comenzado esta obra porque creemos en eso. Ejerceremos abnegación en nuestra vida”.
Mi esposo y yo decidimos recibir