Hay que publicar libros en diversos idiomas.–Debe hacerse un esfuerzo mucho mayor para extender la circulación de nuestras publicaciones en todas partes del mundo. La amonestación debe darse en todos los países y a todos los pueblos. Nuestros libros se han de traducir y publicar en muchos idiomas diferentes. Debemos multiplicar las publicaciones de nuestra fe en inglés, alemán, francés, danés, noruego, sueco, castellano, italiano, portugués, y muchos otros idiomas, y personas de todas las nacionalidades deben ser iluminadas y educadas, con el fin de que puedan participar también en la obra.
Hagan nuestras casas editoras todo lo que esté a su alcance para difundir en el mundo la luz del cielo. De toda manera posible, llamen la atención de la gente de toda nación y lengua a las cosas que dirigirán su espíritu hacia el Libro de los libros (JT 3:160).
El doble y el triple.–La rama de las publicaciones de nuestra causa tiene mucho que ver con nuestro poder. Deseo que cumpla todo lo que el Señor se propuso. Si nuestros dirigentes cumplen su parte fielmente, sé, por la luz que Dios me ha dado, que el conocimiento de la verdad se duplicará y triplicará... Pero recordemos que en todos nuestros esfuerzos debemos buscar diariamente poder y experiencia cristiana individual. Únicamente en la medida en que permanezcamos en estrecha relación con la Fuente de nuestra fortaleza, seremos capaces de avanzar rápidamente en diversos ramos (NB 489, 490).
Mirada profética hacia el futuro15.–Durante los primeros días del concilio, uno de los oradores, después de referirse a algunas de las barreras que se oponían al progreso del mensaje, solicitó que la Hna. White expresara sus puntos de vista para indicar qué más podría hacerse, y si podían esperarse cambios en las condiciones en las cuales los obreros estaban luchando.
En respuesta a esta pregunta, la Hna. White declaró que vendrían cambios que abrirían puertas hasta entonces cerradas, cambios en muchas cosas que alterarían las condiciones y despertarían las mentes del pueblo para que comprendieran y apreciaran la verdad presente. Se producirían tumultos políticos y cambios en el mundo industrial, y un gran despertar religioso que prepararía las mentes para escuchar el mensaje del tercer ángel. “Sí, habrá cambios –ella les aseguró–, pero no hay razón para que esperen. La obra de ustedes ha de seguir adelante, presentando la verdad ante el pueblo”.
Entonces les dijo cómo el asunto le había sido presentado en visión. A veces le fueron presentadas las multitudes de nuestro mundo a quienes va dirigido el mensaje divino de amonestación de que Cristo viene pronto, como envueltas en una neblina y en nube de densas tinieblas, tal como lo describe Isaías, quien escribió: “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra y oscuridad las naciones” (Isa. 60:2).
Mientras en la visión estaba observando esta escena con intenso pesar, su ángel acompañante dijo: “Observa”, y al mirar ella de nuevo, aparecieron pequeños rayos de luz, como las estrellas que brillan débilmente en la oscuridad. Al aguzar la vista, la luz se fue haciendo más brillante, y el número de luces aumentaba, porque cada luz encendía otras luces. A veces estas luces se reunían como para animarse mutuamente, y de nuevo se separaban, yendo cada vez más lejos y encendiendo más luces. Así la obra avanzaba hasta que todo el mundo fue iluminado con su brillo.
En conclusión ella dijo: “He aquí una descripción de la obra que han de hacer. ‘Vosotros sois la luz del mundo’ (Mat. 5:14). Vuestra obra ha de elevar la luz para ser vista por quienes los rodean. Manténganla con firmeza. Levántenla un poco más alto. Enciendan otras luces. No se desanimen si la de ustedes no es una gran luz. Aunque sea pequeña, manténganla en alto. Permitan que brille. Hagan lo mejor, y Dios bendecirá sus esfuerzos” (NB 323, 324).
11 La primera y la última selección de este capítulo fueron escritas por C. C. Crisler, secretario de Elena de White.
12 Elena de White trabajó en Europa dos años: desde agosto de 1885 hasta agosto de 1887. Ver el libro Elena G. de White en Europa [ACES, 1979], escrito por D. A. Delafield, para obtener mayor información.
13 Pocos meses después que Elena de White tuvo esta visión, su esposo escribió: “Resulta placentero hacer referencia a la bondadosa manifestación del Espíritu Santo a la Hna. White ocurrida en la noche del 3 de enero de 1875. Entonces se hallaba enferma de gravedad con gripe y confinada en cama en su habitación durante una semana, a tal punto que los médicos del Instituto de Salud habían sentido ansiedad por su estado de salud. Encontrándose en esta condición, siguió las instrucciones dadas en el capítulo cinco de la Epístola de Santiago, y después de una gran manifestación de fe, como el hombre del evangelio que estiró su mano seca, ella alcanzó el punto de liberación del dolor y la enfermedad, después de la cual recibió una visión que duró diez minutos. A continuación se vistió para asistir a una reunión, caminó hasta la iglesia y habló durante veinte minutos a la concurrencia que llenaba el lugar, tras lo cual regresó a su casa. Desde ese momento, ha escrito mucho y ha hablado a la gente con frecuencia” (Jaime White, T 3:570, nota de pie de página).
14 Escrito al final de 1887.