[23] M. Lafuente, Historia, vol. 2, pp. 401-402.
[24] I. Peiró, Los guardianes de la historia. La historiografía académica de la Restauración, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 1995, p. 155.
[25] M. Colmeiro, Reyes cristianos desde Alonso VI hasta Alfonso XI en Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, en A. Cánovas del Castillo (dir.), Historia general de España, vol. 4, Madrid, El Progreso Editorial, 1891, p. 8.
[26] Miguel Morayta, por ejemplo, copia las palabras de Lafuente en las que definía el juramento como una muestra más de la altivez castellana y da crédito a que la promesa se produjo tres veces, «en un tablado, para que todo el mundo lo viera», y «con un misal colocado al efecto en un altar», Historia general de España desde los tiempos antehistóricos hasta nuestros días, vol. 2, Madrid, Felipe González Rojas Editor, 1891, p. 135.
[27] Ibid., p. 364.
[28] R. Menéndez Pidal, Castilla: la tradición, el idioma, Madrid, Espasa-Calpe, 1945, p. 101.
[29] R. Menéndez Pidal, La España del Cid, vol. 1, p. 217. En otro lugar Menéndez Pidal reconocía que «la épica medieval había ideado ya varias escenas tocantes al derecho, muy famosas y repetidas después hasta en la Edad Moderna, tales como el Reto de Zamora, la Jura en Santa Gadea, las Cortes de Toledo; escenas de singularidad muy española (…) Alguno de estos temas literarios proceden sin duda de la realidad histórica; tal, por ejemplo, la Jura en Santa Gadea», Los españoles en la historia, pp. 118-119. Menéndez Pidal seguía las apreciaciones de su maestro, Marcelino Menéndez Pelayo, quien también respaldó la historicidad del Poema: Antología de poetas líricos castellanos, vol. 1, E. Sánchez Reyes (ed.), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1944, p. 124.
[30] R. Menéndez Pidal, La España del Cid, vol. 1, pp. 198-199.
[31] J. C. Bermejo Barrera, Sobre la historia considerada como poesía, Madrid, Akal, 2005, p. 9.
[32] J. C. Bermejo Barrera, Introducción a la historia teórica, p. 117.
[33] Acerca de la imaginación histórica es esencial el ensayo de J. C. Bermejo Barrera, Fundamentación lógica de la historia, Madrid, Akal, 1991, pp. 81-96.
[34] R. Fletcher, El Cid, Madrid, Nerea, 1999, pp. 123-124.
[35] G. Martínez Díez, El Cid histórico, Madrid, Planeta, 1999, p. 71.
[36] F. J. Peña Pérez, Mio Cid el del Cantar. Un héroe medieval a escala humana, Madrid, Sílex, 2009, p. 57.
[37] J. M.a Mínguez, «Héroes y mitos en la sociedad feudal: el mito de El Cid», en E. García Fernández (ed.), El poder en Europa y América: mitos, tópicos y realidades, Bilbao, Universidad del País Vasco, 2001, p. 47.
[38] A. García-Gallo, Manual de historia del derecho español. Antología de fuentes del antiguo derecho, vol. 2, Madrid, Artes Gráficas y Ediciones, 1979, pp. 821-822.
[39] E. González Díez, «El derecho en la época del Cid», en C. Hernández Alonso (coord.), Congreso Internacional El Cid, poema e historia:(12-16 de julio, 1999), Burgos, Ayuntamiento de Burgos, 2000, p. 179.
[40] E. Falque Rey, «Traducción de la Historia Roderici», p. 345.
[41] Ibid., p. 345.
[42] Ibid., p. 345.
[43] Ibid., p. 345.
[44] A. Montaner y Á. Escobar (eds.), Carmen Campidoctoris, p. 203.
[45] Ibid., p. 203.
[46] Ibid., p. 352.
[47] Alfonso X, Primera Crónica, vol. 2, p. 523.
[48] J. de Mariana, Historia, vol. 1, p. 436.
[49] M. Lafuente, Historia, vol. 2, pp. 489-490.
[50] Ibid., p. 494.
[51] M. Colmeiro, Reyes cristianos desde Alfonso VI, vol. 4, pp. 9-10.
[52] M. Morayta, Historia, vol. 2, p. 136.
[53] M. Colmeiro, Reyes cristianos desde Alonso VI, vol. 4, p. 17.
[54] M. Morayta, Historia, vol. 2, p. 156.
[55] J. F. Masdeu, Historia crítica de España y de la cultura española, vol. 20, Madrid, Imprenta de Sancha, 1805, p. I.
[56] D. Catalán, «España en su historiografía: de objeto a sujeto de la historia», Introducción a R. Menéndez Pidal, Los españoles en la historia, pp. 59-60.
[57] J. F. Masdeu, Historia crítica, vol. 20, pp. 176-177.
[58] Ibid., p. 370.
[59] M. Lafuente, Historia, vol. 2, p. 488.
[60] R. Menéndez Pidal, La España del Cid, vol. 1, pp. 19-23.