Desde cabina. Jorge Gutiérrez de Velasco Rodríguez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jorge Gutiérrez de Velasco Rodríguez
Издательство: Bookwire
Серия: Vos Téknika
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9786079878122
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de las actividades sustantivas de docencia, investigación y extensión universitarias en las ies; es decir, se pierde de vista en el camino de la operación universitaria que la vinculación es el principio y el fin de la función universitaria per se y por lo mismo es subestimada organizacionalmente hablando, y se destinan pocos recursos a la función universitaria sustantiva para su operación estratégica y transversal.

      La vinculación es mucho más que las dos premisas anteriores. Hoy en día involucra, por supuesto, el acercamiento con los diversos sectores de la sociedad, pero desde una perspectiva más amplia y comprometida. Implica, por ejemplo, el establecimiento de relaciones simbióticas con actores industriales, políticos y sociales, con ies y centros de investigación en otras latitudes; implica sentarse a la mesa y convertirse en actor fundamental de las decisiones sociales, académicas o científicas de la región o área de influencia; implica ser promotor tanto de la investigación básica, como de la aplicada, líder en la gestión y participación en el desarrollo de políticas públicas; implica entenderse como ese principio y fin del desarrollo de individuos socialmente relevantes.

      Según los últimos resultados de la Encuesta Nacional de Vinculación en Instituciones de Educación Superior enavi (sep/cide, 2010), disponible en línea, el desconocimiento por parte del sector productivo sobre la oferta de investigación y desarrollo tecnológico y de servicios tecnológicos es uno de los principales inhibidores del establecimiento de actividades de colabo-ración, indican más del 56 % de las ies en el estudio referido. Por otro lado, las ies identifican su prestigio y capacidades docentes como principal fortaleza para desarrollar actividades de desarrollo tecnológico con los sectores industriales, siendo además un porcentaje muy alto (84.9 % de los ejecutivos de vinculación encuestados), quienes consideran que la vinculación institucional con los sectores industriales facilitaría el logro de los objetivos institucionales.

      ¿Qué toca hacer al respecto a las ies en este nuevo milenio? Desde mi perspectiva un tanto simplista, primero, tener una plena conciencia de las capacidades de vinculación que tiene la institución: recursos, estructura organizacional, profundidad, variedad e impacto de las relaciones establecidas y su transversalidad a la función universitaria; segundo, en la medida de las oportunidades, generar las condiciones (no sólo los convenios o acuerdos interinstitucionales) para generar relaciones simbióticas y de largo plazo con aquellos actores que provoquen los cambios buscados y se creen los ambientes para el desarrollo de una vinculación más relevante, más profunda y de mayor impacto, es decir, hacer que la vinculación deje de ser ese demonio que toca a la puerta institucional para convertirla en el fénix del desarrollo universitario. ¶

      21 de marzo de 2017

      Competencias suaves, la magia dentro de la chistera

      Los estudiantes universitarios, al igual que las instituciones educativas que los forman, enfrentan grandes retos en esta época globalizada: por un lado se encuentra la consolidación de la enseñanza y la generación de competencias y capacidades a través del establecimiento de programas que desarrollen el cuerpo docente, que promuevan la creación de infraestructura pertinente y procesos académico-administrativos ágiles que animen la participación responsable y comprometida de los estudiantes en sus propios procesos formativos; y por otro lado está el gran compromiso de formar a los ciudadanos de este nuevo milenio, individuos que atesoren su riqueza cultural, con capacidad para adaptarse al nuevo entorno mundial en esta franca y retadora era del conocimiento, profesionales capaces de integrarse a las compañías internacionales, personas conscientes de su papel en el país y en el mundo, individuos ávidos de permanecer siempre vigentes —¡ya que han aprendido a aprender!—, de emprender y resolver problemas para el desarrollo de su región y su país.

      Formar al profesional del nuevo milenio se logra mediante procesos integrales, un tema prioritario de la agenda de las Instituciones de Educación Superior (ies) en nuestro país, además de una sentida demanda del sector productivo y social que absorbe a los graduados.

      Hoy las universidades, los institutos y quienes nos dedicamos a la formación de profesionales e investigadores, buscamos detonar experiencias significativas de aprendizaje, vivencias en torno al desarrollo de competencias «suaves» (soft skills en inglés). Dichas competencias suaves deben fomentar, desde edades universitarias tempranas, que los estudiantes se vuelvan disciplinados, resilientes, que entiendan la importancia de saberse dentro de un equipo o de gestionarlo, que sean conscientes de que su formación (aquella verdaderamente integral) también involucra otras disciplinas que los ayudan a conducirse en ambientes multiculturales, que les facilitarán la presentación de sus proyectos y la venta de sus ideas, en pocas palabras, su éxito profesional.

      Si bien, muchos autores han creado listados exhaustivos sobre aquellas cualidades, talentos o atributos para los profesionales del siglo xxi, yo prefiero el listado desarrollado por Watson, en el cual resaltan: trabajo en equipo, habilidades de comunicación (en varios idiomas, principalmente el materno) tanto en lo social como en los negocios y ética en los negocios y diversidad (manejo de ambientes multiculturales y con distintos géneros).

      Los expertos en el tema enuncian una serie de complejidades asociadas al desarrollo o “enseñanza” de estas habilidades. Sin embargo, el primer paso para las instituciones que buscan desarrollarlas se da al tener la conciencia de su importancia y en detonar acciones que provoquen los ambientes propicios —no únicamente la transmisión de conocimientos mediante talleres o cursos específicos—, como contar con una oferta de actividades culturales, deportivas, de internacionalización, emprendimiento y participación social y, por supuesto, promover evaluaciones conjuntas que “empujen” a los estudiantes universitarios a vivir escenarios de negocios, de multiculturalidad, de manejo de conflictos o solución de problemas en condiciones verosímiles de realidad de los entornos laborales..

      Es sin duda un gran tema que hace la diferencia en el desempeño de los profesionales. No todo es talento y competencias duras, son estas competencias, las suaves, las que hacen gran parte de la magia que lleva al éxito profesional. ¶

      1 de abril de 2017

      1 Perreault, H. (2004). “Business educators can take a leadership role in character education”. Business Education Forum, 1(59), pp. 43-53.

      Instituciones de educación superior que aprenden, la clave de su prevalencia

      Las instituciones educativas, así como los individuos y las organizaciones privadas, evolucionan, crecen, se desarrollan y, en ese camino, viven experiencias felices y otras tantas dolorosas. En su devenir, en su camino hacia el desarrollo, se esperaría que los cambios en las organizaciones educativas fueran graduales y sobre todo planeados, identificados como un conjunto de acciones que, alineadas a los objetivos estratégicos y ejecutivos, permitan alcanzar el horizonte que se ha identificado como visión, ese momento o pináculo y como agente de cambio en la sociedad y con los individuos.

      Sin embargo, las cosas muy rara vez suceden como se planean. Es decir, siempre existen imponderables que hacen que la ejecución de los planes de desarrollo se vean desviados durante su ejercicio, que las acciones o las personas responsables de su ejecución cambien o incluso que dichos planes se vean suspendidos por completo. Esto no significa que se desvíe el propósito de la institución, simplemente que se desplaza en el tiempo ralentizando el trayecto hacia la visión.

      Según Peter Senge, gurú del desarrollo organizacional e investigador del mit Sloan School of Management, las organizaciones que aprenden, que se reinventan, que logran identificar su adn y mantenerlo a lo largo del tiempo, son aquellas que sobreviven, aquellas que prevalecen. El término “organizaciones que aprenden” resalta la capacidad de una organización de conformar equipos de alto desempeño —grupos de individuos cuyo talento se pone al servicio de la institución con capacidad de autoaprendizaje y autogestión—; remarca además la capacidad