La muchacha que amaba Europa. Joan Quintana i Cases. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Joan Quintana i Cases
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788418411618
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de la República del Rif. Las demandas se volvían violentas y decidimos que iría a Casablanca, antes del comienzo de curso, e intentar obtener una beca, no fuera que la situación provocara que tal vez no pudiera pagar mis estudios. En aquellos años había muy pocos teléfonos y las cartas llegaban con más de una semana de retraso, algunas ni se recibían. Por rumores que corrían por la universidad, me enteré de que el ejército de Mohamed V, al mando del príncipe, el actual Hasán II, desembarcó en Al-Hoceima y Tánger. Fue la guerra. La aviación descargó bombas de fragmentación, napalm y fósforo blanco sobre todas las zonas donde se creía estaban los rebeldes. ¡Mi casa y toda mi familia desaparecieron en aquel instante! Me quedé sola de la noche a la mañana. Y sin dinero, todo fue arrasado e incautado. No hubo opción a indemnización, al contrario, tuve que esconderme para evitar represalias. Aunque aguanté un tiempo más, tuve que abandonar la universidad, con el importe de la beca no podía permitirme vivir en Casablanca.Intentó sin mucho éxito mantenerse serena, pero el duro relato parecía desbordarla. Ilhem se levantó y la abrazó con ternura, intentando secarle las abundantes lágrimas que silenciosamente le caían por las mejillas.

      —Fue entonces cuando conocí a tu futura madre, una preciosa joven argelina que residía en Rabat y que quería estudiar en la universidad. Congeniamos al instante y tu madre se ofreció a ayudarme. Prometida a un político notable, me dio cobijo y protección. Puso a mi disposición su pequeño apartamento en Casablanca, en el que vivimos juntas un tiempo. En aquel tiempo nadie sabía allí de mí, la independencia arrasó con toda la documentación de la organización francesa y se tuvo que establecer una nueva. Aproveché para cambiar mi nombre y pasé a ser una pariente lejana que vivía bajo su techo. Mi vida se ligó en cuerpo y alma a la de aquella mujer, que tanto hizo por mí. Se casó con su prometido y viajaron a Francia para iniciar contactos políticos con la oposición y la UNFP. A partir de ahí empezaron todos los problemas que te he contado.

      Los recuerdos de la vida de su abuela le dolían como si fueran propios.

      11. Político y militar rifeño que encabezó la resistencia contra España y Francia en la guerra del Rif. Fue presidente de la autoproclamada República del Rif.

      12. Conocido como el “padre de la independencia”, Mohamed V logró conciliar las fuerzas divididas del nacionalismo marroquí y formó una unidad alrededor del trono, en el que estaría desde 1957 hasta 1961.

      13. Abd El-Krim fue un político y líder militar rifeño que encabezó la resistencia contra la administración colonial española y francesa durante la denominada Guerra del Rif.

      IX

      Afraa torció el gesto al escuchar que podría tener la ayuda de alguien.

      —¿La ayuda de alguien? ¿De quién? —le espetó—. Cuidado con lo que cuentas, tú no tienes ni idea con quién te puedes encontrar. No se puede jugar impunemente contra esta gente. Es el Estado, ¿lo entiendes?, con todo su omnipotente poder. No eres más que una miserable hormiga frente un elefante.

      Ilhem creía que aún podía haber justicia y ley, pero las palabras de su abuela y la historia de la aniquilación del Rif, una extensa zona del país, le hicieron recapacitar de lo muy equivocada que estaba. Sólo existía una razón de estado: el poder. Y éste se debía mantener por encima de cualquier concepto: humanidad, justicia, ley… No existía ninguna otra ley para el poder que la de perpetuarse en él mismo. Y en esta especialidad, la dinastía Alauita parecía ser el ejemplo perfecto.

      —Mamá —carraspeó—, te engañé la otra noche cuando te dije que había salido con unas amigas. Sí, no pongas mala cara. Ya sabes que yo nunca miento pero creí que era mejor para ti no saberlo. Salí sola y fui a bailar un rato. Conoces mis ganas por salir de aquí y pensé que tal vez, en un ambiente más libre como la discoteca de un hotel, encontraría algún tipo de solución.

      Su abuela vio claramente cuál era el tipo de solución que buscaba.

      —Pero, Ilhem, ¡no ves que a esos sitios sólo van chicas a prostituirse y ganar cuatro dírhams para sobrevivir! Por cada chica que tiene la suerte de salir con un europeo, hay cien que quedan estigmatizadas el resto de su vida. No hubieras debido hacerlo.

      —Ahora lo comprendo, mamá —le dijo—. Pero es que estoy tan obsesionada con irme, que cualquier solución me parecería buena. El caso es que conocí a un taxista joven que me acompañó a la discoteca y estuvo conmigo toda la noche bailando y hablando. Al día siguiente, cuando nos volvimos a ver, se pasó toda la conversación intentando saber todo lo posible sobre mis padres.

      —O sea, que no me mentiste sólo una vez, sino dos. ¿Cuándo le volviste a ver?

      —No te mentí mamá, sólo que no te dije dónde iba. Al día siguiente, cuando te dije que salía a que me diera el aire, le llamé y quedamos en vernos en Dar-Mimounn aquella tarde. El caso es —continuó dónde lo había dejado antes de que su abuela la interrumpiera— que este taxista se llama Hasan, al menos eso dijo, y me comentó que conoce una manera de salir de aquí, pero que es muy peligrosa. Me habló de la yihad. Aunque aseguró no ser terrorista, ni mucho menos, debido a su trabajo tenía muchos contactos y quizás alguno podría ayudarme. Sin embargo, me llamó la atención su gran interés por mis padres. De hecho, se despidió diciéndome que cuando supiera más de ellos, le llamara. No sé qué pensar. Pero yo quiero irme de este país que cada vez me gusta menos, y me gustaría hacerlo sin tener que pasar por la emigración clandestina.

      Afraa escuchaba cada vez más preocupada. Veía en la determinación de la chica una voluntad irrefrenable que la podría arrastrar a tener que afrontar toda clase de peligros. Y ello no le gustaba en absoluto. Quedó en silencio unos instantes, hasta que dijo en tono grave:

      —Escúchame bien, Ilhem, estás jugando con fuego. No sabes quién es ese tal Hasan. Si te insistió tanto en saber de tus padres, es por algún motivo. Seguro que de taxista tiene poco, sino por qué tanto interés en ellos, ¿qué le importan los padres de alguien que acaba de conocer? Deberías enterarte de su verdadero nombre y averiguar todo lo posible sobre él. Tendrías que intentar mentirle para averiguar si sabe más cosas de las que dice. Hay que saber dónde pisamos, el terreno puede ser muy resbaladizo y peligroso.

      Le gustó que hablara en plural, quería decir que se había involucrado. Y ahora que ya sabía quién era realmente, el tenerla a su favor podría ayudarle mucho. Se alegró de haberle contado la verdad.

      —Hablaré con él e indagaré a base de mentiras y medias verdades. Le comentaré que tuvieron no sé qué problema y se fueron al extranjero. Y que de momento no pueden venir. Y a ver por dónde sale él.

      —Bien, me parece correcto. Pero vigila mucho y si no lo ves claro, retírate —apostilló.

      Aparcaron la conversación durante algunos días. Ilhem los pasó entretenida buscando una beca para estudiar un máster, sus notas eran muy buenas y estaba segura de que lo conseguiría. Aunque, en realidad, su cabeza no estaba por la labor y rumiaba constantemente sobre Hasan y su salida del país. Paralelamente, había mandado varios currículums a empresas extranjeras.

      Una de las compañías textiles de la zona franca de Tánger, la alemana “Textilgesellschaft von Süddeutschland”, con una sucursal para el montaje y costura de sus prendas, le llamó para una entrevista. E Ilhem ni se lo pensó. Preparó una pequeña maleta con varias prendas, traje chaqueta incluido, que le daba un toque serio de responsabilidad, y cogió el tren con destino a Tánger.

      Sin embargo, tras un viaje de varias horas y un transbordo en Casablanca, llegó a la ciudad cansada y con el traje arrugado. En los lavabos de la estación, se arregló como pudo y fue directa a la entrevista.

      La recibió la Directora de Recursos Humanos en un despacho sobrio pero elegante. La entrevista se efectuó en francés. No obstante, estaban interesados en gente que hablara también español y, sobre todo, alemán. Ilhem hablaba y leía sin problemas este último idioma,