El golpe de Estado más largo. Gonzalo Varela Petito. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Gonzalo Varela Petito
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786072924437
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Rodolfo Zubía, hermano del general Eduardo del mismo apellido, jefe de la Región Militar No. 2 y uno de los soportes del movimiento. Rodolfo pronto sería ascendido a general y mandaría en la Región Militar No. 3 que Chiappe dejaba vacante. En otra zona del país, al iniciarse la crisis había presentado renuncia el jefe de policía de Artigas, Ariel Riani, próximo al expresidente Pacheco y a Pereyra Reverbel y único civil que quedaba al frente de una jefatura de policía departamental, siendo sucedido de facto por un militar. No obstante su dimisión, el 22 de febrero sería cesado por una resolución del Ejecutivo fundada en que todos los jefes policiales debían ser castrenses por estar el instituto movilizado y constituir fuerza auxiliar de las ff. aa.91

      En el interior renunció también el jefe de Policía de Lavalleja, coronel Walter Francese, hijo del ministro de Defensa. Había barricadas en el Apostadero Naval de La Paloma en Rocha, mientras en el cercano Batallón de Infantería No. 1 del Ejército se aprestaban cañones. En una tormentosa sesión de la Junta del Departamento, solo un edil “comunifrentista” según El Día, se manifestó en apoyo de los rebeldes.92

      A las 12:10 del mismo día 9 Sapelli —que por los contactos e insinuaciones recibidas debía tener no poca información— había vuelto a casa de gobierno en Plaza Independencia, donde se encontraba Bordaberry desde las 11:20 con políticos acuerdistas. Autoridades navales concurrirían más tarde. A las 12:25 se retiraron los quincistas Julio María Sanguinetti, Francisco Forteza, Luis Hierro Gambardella y Wáshington Cataldi, planteando a la prensa un panorama “muy difícil”; pero el reeleccionista Raumar Jude envió señales de alivio. Se fortalecía la idea de negociar. A las 13:00 horas se anunció la dimisión del gabinete para darle margen de decisión a Bordaberry. Los periodistas hicieron notar que la noticia no podría difundirse si los medios de mayor alcance seguían ocupados. A las 13:05 se retiró Sapelli. Se supo que los ministros renunciantes Luis Balparda Blengio, Juan Carlos Blanco y Walter Ravenna fungirían como mediadores, por lo que acudieron a la Región Militar No. 1, donde tras esperar 45 minutos Chiappe Posse y otros mandos les reiteraron su exigencia de renuncia irrevocable de Francese, y rechazaron la contrapropuesta de que juntamente dimitiera Pérez Caldas. Antes de salir los enviados tuvieron que esperar otros quince minutos, mientras les pasaban por delante los blindados de Cristi que regresaban a base. Bordaberry los esperaba a corta distancia en la residencia de Suárez, a la que había vuelto temprano en la tarde. A las 16:45 también en la Región No. 1, como revelaría más adelante el general Ventura Rodríguez, había terminado sin resultado otra reunión de los mandos de aire y tierra con este oficial, que se había hecho portador de la propuesta pacificadora de Ferreira (que según este contaba con apoyo del gobierno, que la había rechazado la noche anterior). Alrededor de las 18:30 Francese abandonó la Casa de Gobierno diciendo que se negociaba “una solución emparchada”. Su renuncia estaba sobre la mesa desde el día anterior y sería aceptada a las 19:15, primer resultado de la tratativa en curso.93

      Diferencias en el Ejército —el arma decisiva— impedían una definición. Apuntaban dos tendencias: los generales Cristi y Ávarez serían partidarios “de una solución muy radical”, mientras que el comandante en jefe en operaciones Chiappe Posse así como Julio César Vadora de la Región Militar No. 4, estarían por preservar una apariencia de legalidad: “que el Ejército se haga sentir en las decisiones políticas, pero sin que sus integrantes asuman de hecho [la] conducción”. El comunicado No. 8 del Ejército, Fuerza Aérea y Policía desmintió la existencia de discrepancias, pero al mes siguiente “Un alto vocero del Ejército” confirmaría a El Día “que dentro del Ejército se perfilan líneas no coincidentes”. Con todo, un programa que tomaría el nombre de “plan político de las ff. aa.”, había salido a luz a las 22:30 horas del día 9 de febrero, por la cadena de medios bajo poder militar. Conocido como el comunicado No. 4, abarcaba una serie de objetivos de reforma económica y política “que empezó a hacer correr la palabra perunismo [sic] en las teletipos de las agencias noticiosas”, para contento de mucha izquierda. Era el momento en que Bordaberry calculaba que tanto ceder o no ceder, en que la clase política tradicional prácticamente lo abandonaba y el Frente Amplio acababa de celebrar una gran concentración a cielo abierto pidiendo su renuncia. Continuaban los rumores de su sustitución por Sapelli. Mas al parecer la proclama reformista ocasionó escozor dentro de las Fuerzas Armadas, por cuanto a la noche siguiente (día 10) fue complementada por otro comunicado —el No. 7— con algunas “precisiones”.94

      Viendo cómo evolucionaba la situación, en la misma tarde del día 9 el comandante en jefe Zorrilla igualmente había concurrido a la Región Militar No. 1, a conversar con el Ejército y la Aviación.95 Bordaberry estaba desmovilizando al único sector militar que lo apoyara, en la misma medida en que se desprendía de Francese y el contralmirante debía proteger a su fuerza. En la sede de la Región lo atendió Gregorio Álvarez, dándole garantías de que a la Armada se le toleraría quedar fuera del movimiento si dejaba de oponerse; como muestra se interrumpió la emisión del comunicado que le exigía sumarse. Desde mediodía los fusileros navales permitían el tránsito a peatones por la acera norte de la calle Sarandí y más tarde a los vehículos; las actividades normales se reanudaban en la ciudad vieja. A las 21:30 los marinos comenzaron a levantar sus resguardos retirándose al puerto. Quedaban autobuses y otros vehículos de barricada obstaculizando el tráfico, por lo que a medianoche se pidió a los propietarios que pasaran a buscarlos a la brevedad.96

      A las 00:23, las constituidas como tres de cuatro fuerzas (incluida la Policía y excluida la Marina) habían firmado el Comunicado No. 5 anunciando el restablecimiento de la calma en todo el territorio. Antes de medianoche se había cerrado la Casa de Gobierno ya sin protección de la Armada y las actividades del Ejecutivo se trasladarían a la residencia de la Avenida Suárez durante los días siguientes. Frente al Palacio Estévez y cerca de las barricadas de la Marina, los mirones de ambos sexos se habían mantenido gran parte del día, pero la noche estival registró escasa presencia en los lugares abiertos o cerrados de esparcimiento. Incluidos los casinos, cuya clientela solía aumentar en temporada con los argentinos aficionados a los juegos de azar restringidos en su país, pero que ahora surcaban en taxi la solitaria Ciudad Vieja para ir al muelle a desertar en el Vapor de la Carrera. La Central Termoeléctrica Batlle y la refinería de la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ancap) en la Teja (rodeada por el Ejército para evitar una eventual ocupación por la Marina) funcionaban con normalidad. La frontera terrestre con Brasil no había sufrido interrupción de tráfico peatonal ni de vehículos.97

      Hacia el mediodía del sábado 10, los tres mediadores se juntaron en Suárez con Bordaberry, Barrios Tassano y el contralmirante Zorrilla. No hubo buenas nuevas al salir de la reunión y Ravenna declaró que la posibilidad de más contacto con los rebeldes “No depende del Gobierno”. A las 14:00 se entrevistó el presidente con Sapelli y más tarde con acuerdistas. A las 15:30 se volvieron a encontrar los mediadores con mandos militares y posteriormente, a las 18:00, llegaron al local llamado coloquialmente Suárez Chico (edificio anexo a la casa presidencial) el comandante en operaciones del Ejército, Chiappe Posse y el comandante en jefe de la Aviación, Pérez Caldas, para una reunión de casi dos horas con el presidente, que se calificó de “constructiva y auspiciosa”.98 Pasadas las 21:00 se marcharon Balparda Blengio y Blanco exultando optimismo, comunicando que su misión había concluido y que posibles próximas negociaciones dependerían de Bordaberry. Los puntos abordados habrían sido la renuncia de Francese a cambio del alejamiento de Pérez Caldas y de algunos mandos a definir del Ejército, nombramiento de un ministro de Defensa compenetrado con “la nueva estructura y […] los objetivos actuales de las Fuerzas Armadas”, la reestructuración del gabinete, la integración de los directorios de los entes autónomos y servicios descentralizados y la represión de los ilícitos socioeconómicos. Los nuevos ministros debían ser de probaba competencia y moralidad y con respecto a los entes públicos, se demandaba participación de las ff. aa. y evitar “la cuotificación política”. Relativo al comunicado militar No. 4 Bordaberry manifestaba “su mejor disposición”, entendiendo que algunos puntos ya estaban incluidos en los planes del gobierno y que los otros se estudiarían con miras a su integración. Como señales de buena voluntad habría descartado una réplica a dicho comunicado y dado orden a la Marina de cesar el bloqueo. Buscaría igualmente dialogar con Ferreira