Enfoques teóricos de políticas públicas: desarrollos contemporáneos para América Latina. Gisela Zaremberg. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Gisela Zaremberg
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786078517855
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de los conflictos, disminuyendo la polarización reinante. Se crean de este modo verdaderas escuelas de democracia (Ball, Caldwell y Pranis, 2010; Del Tronco, 2018).

      Conclusiones

      Si bien las ideas son un recorte parcial de la realidad, en el marco del debate político reclaman validez universal. Al institucionalizarse, como resultado de un proceso de formulación de políticas públicas, las ideas se vuelven dominantes y pretenden imponerse como la manera más adecuada —si no la única válida— de concebir el orden político y social.

      Gobernar por políticas públicas, no obstante, implica hacerlo en el marco de sociedades y sistemas políticos plurales (Aguilar, 2007). Sistemas políticos cuyas instituciones permitan y promuevan la expresión de ideas diferentes —e incluso rivales— de lo que es una buena sociedad. En términos concretos, lo público de las políticas supone que la racionalidad técnica de las intervenciones se enmarca en procesos deliberativos en los cuales diversas ideas de justicia puedan discutirse y ponerse a prueba (Rawls, 1999; Elster, 2001).

      A partir de la definición seminal de Robert Dahl (1989), sabemos que la existencia de regímenes democráticos supone condiciones para el ejercicio de la oposición. Esto es, condiciones favorables a la expresión de “ideas” diferentes (a veces más radicales, a veces más moderadas) a las que se manifiestan en las políticas del gobierno. Así, el pluralismo es una de las condiciones necesarias de la existencia de regímenes democráticos, y, por tanto, de las políticas públicas. En este punto, las ideas pueden jugar un papel central, tanto para establecer con claridad los fines políticos perseguidos por cada una de las propuestas, como para definir el grado de coherencia entre estos últimos y las metas e instrumentos diseñados para alcanzarlos (Cejudo y Michel, 2016). Sin embargo, las ideas como fundamento de lo político, y lo político como dimensión de las políticas, implican siempre un riesgo: la captura de los procesos de formulación por parte de ciertos actores, cuyos intereses se imponen por sobre los de otros con menor capacidad de organización, incluso en contra de lo que sugieren la evidencia científica y el conocimiento técnico. Por esa razón, este trabajo sostiene que los espacios deliberativos representan una oportunidad para aumentar la racionalidad de las intervenciones, en el marco de procesos de diálogo abiertos y organizados. Tanto al inicio de la formulación como durante la implementación, la posibilidad de ajustar las metas, calibrar los instrumentos y redefinir objetivos está en función de la posibilidad de debatir y evaluar en qué medida las ideas que guían el proceso están permitiendo satisfacer los intereses de los actores, y, específicamente, resolver el problema público en cuestión. Más allá de la importancia del marco institucional, las rutinas organizacionales, el conocimiento técnico y los intereses de los actores, las cosmovisiones de los formuladores tanto como los significados que les otorgan a las distintas alternativas de política, juegan un papel difícil de soslayar.

      José Luis Méndez[*]

      Uno ve que, en las cosas que conducen al fin al que todos aspiran, esto es, gloria y riquezas, los hombres proceden en formas diferentes: unos cautelosamente, otros impetuosamente; unos fuertemente, otros suavemente; unos pacientemente, otros impacientemente; y cada una de estas maneras de actuar puede ser efectiva…De dos hombres cautelosos, uno puede alcanzar sus objetivos y el otro fracasar…Concluyo entonces que…los hombres… son exitosos si sus métodos se adaptan a las circunstancias y fracasan cuando no lo hacen.

      Nicolás Maquiavelo, El príncipe

      Introducción

      En este capítulo presentaré diversos enfoques teóricos “centrados en el actor”,[1] con el fin de resaltar la importancia de un factor para el estudio de las políticas públicas y sus resultados que considero ha sido subestimado en la ciencia política contemporánea: el agente y su acción estratégica. Para hacerlo, es inevitable referirse al debate teórico que se ha dado en la ciencia social en torno a la estructura y la agencia como factores explicativos. Se trata de un debate presente en la filosofía y la teoría política desde sus orígenes, ya que una primera versión del mismo se dio entre las posiciones de Platón (2010) y Aristóteles (1985): mientras que el primero en cierta medida destacó la relevancia de la naturaleza y comportamiento del agente —en su caso, el Rey-Filósofo—, el segundo se concentró en el estudio de las constituciones de las polis griegas —que para él eran las “estructuras” que daban orden a esas ciudades.

      El debate continuará posteriormente en la medida en que distintos autores subrayarán uno u otro de estos factores. A partir del modelo establecido por Jenofonte (2001), en la edad media se elaboraron varios textos dentro del género de los “espejos de príncipes”, que pusieron el acento en la naturaleza del actor en la medida en que describían los valores que los reyes debían seguir para gobernar adecuadamente. Un ejemplo fue Policraticus (1990) (El estadista), escrito en 1159, en el cual Salisbury argumenta que debían seguir la doctrina cristiana para evitar que su reinado se convirtiera en una tiranía. Sin embargo, el texto más famoso de este género —y al mismo tiempo más atípico porque basó sus planteamientos en el realismo político— fue El Príncipe (1989) de Maquiavelo. Este libro del siglo xvi se preocupará principalmente por el efecto del tipo de acciones del agente —en este caso, los príncipes de las ciudades estado italianas— sobre la permanencia del gobierno y el Estado. En este sentido, es interesante notar que la obra que es considerada por muchos como fundadora de la ciencia política se enfoca en el agente más que en la estructura. No obstante, en el siguiente siglo Locke subrayará la importancia de un elemento claramente estructural —la división de poderes— para una adecuada y duradera estabilidad institucional. Durante el siglo xix Marx resaltará el modo de producción y la estructura de clases sociales como variables explicativas centrales, pero, por otro lado, Carlyle (2012) señalará que la historia del mundo no es sino la de la biografía de los grandes hombres. A su vez, no pasará mucho tiempo para que otro autor, en este caso Spencer, viniera a oponerse a esta última visión, ya que para él “la génesis de un gran hombre depende de la larga serie de complejas influencias que ha producido el grupo en el cual aparece […] antes que él pueda rehacer a la sociedad, la sociedad debe hacerlo a él” (1873, p. 35. Traducción propia). Con los términos de este debate ya más claros, Simmel podrá abordar explícitamente el tema de la relación entre agente y estructura en su conocido texto de 1903: The Metropolis and Mental Life (La metrópoli y la vida mental) (1950).

      Por último, durante el siglo xx los enfoques centrados en la acción del agente tendrán una presencia importante en la sociología europea, sobre todo a partir de Weber, así como en la ciencia política estadounidense, empezando sobre todo con Schattschneider (1960) (aunque en menor medida, porque esta última disciplina observó durante la mayor parte del siglo xx un predominio de los enfoques centrados en la estructura, ya sea en su versión institucional-legal, estructural-funcionalista, de elección racional o neo-institucional).[2]

      El presente capítulo se centrará en los enfoques que a partir del siglo xx han destacado la importancia de los factores asociados al actor o agente (aquí considerados como sinónimos) para el entendimiento de los procesos socio-políticos y sus resultados. Reseñará primero las posiciones principales de los sociólogos y (un tanto más ampliamente) de los politólogos que en este periodo han subrayado dicha importancia, para luego describir las de algunos autores del campo de las polí­ticas públicas que se han orientado en el mismo sentido. Presentar esta reseña es importante porque, hasta donde sé, no existe en la literatura en español un texto que lo haya hecho hasta el momento. En la última sección del capítulo, en parte con base en la recapitulación de estos desarrollos analíticos, se ofrecerá un argumento propio que busca retomar de una manera particular y un tanto más sistemática los factores asociados al actor y la acción estratégica como elementos del análisis socio-político. Las conclusiones harán un breve balance de lo expuesto en el capítulo, así como de algunos alcances y límites del conjunto de enfoques expuesto.

      La sociología europea

      Aunque planteó importantes ideas en relación a diversos aspectos de la sociedad y la política, Weber (1979) desarrollaría también el enfoque de la denominada sociología interpretativa, que