El masaje deportivo. Anatolik Andreewicz Biriukov. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Anatolik Andreewicz Biriukov
Издательство: Bookwire
Серия: Masaje
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108469
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las raíces capilares (9), y las glándulas sudoríparas (10) y sebáceas (11). Hay muchas glándulas sudoríparas en la piel de la palma de la mano: hasta 300 por cm2 de superficie de la piel. No es extraño pues, que algunos masajistas tengan las manos siempre húmedas, lo que dificulta la acción del masaje. La eliminación del sudor es constante. La intensidad de la sudoración depende de las condiciones del medio ambiente, el grado de la carga física, las particularidades de la persona a la que se hace el masaje, y de su estado (la sudoración puede aumentar considerablemente cuando se lleva a cabo un masaje general).

      El masaje intensifica los procesos de eliminación en las glándulas sebáceas y sudoríparas. Después del masaje, la piel está más blanda, más elástica. Solamente la piel en ese estado defiende al organismo del frío, el calor, el viento y la penetración de infecciones.

      La excitación de la mayoría de receptores cutáneos se produce de la manera siguiente. El estímulo mecánico deforma la membrana del receptor. Por consiguiente, aumenta su permeabilidad para los iones. Aparece una corriente de iones que provoca la aparición de un potencial de receptores, y según la fuerza del estímulo varía la frecuencia de los impulsos que circulan por la fibra hasta el sistema nervioso central.

      Por consiguiente, los receptores cutáneos son captadores que convierten a distintos estímulos, en particular los estímulos mecánicos (técnicas de masaje) en impulsos nerviosos. A través de los receptores y mediante las técnicas de masaje, se puede influir en el sistema nervioso central, y a través de él regular los distintos órganos y sistemas del organismo.

      Cuando los estímulos son locales, táctiles, térmicos y de dolor en determinados puntos “activos” de la superficie de la piel, se dan las cadenas de las reacciones reflejas originadas por el sistema nervioso central y por el sistema nervioso vegetativo. Pueden variar la circulación de la sangre y el trofismo de unos o otros órganos y tejidos. Éste es el principio sobre el que se fundamenta el masaje por puntos.

      Las distintas técnicas de masaje pueden ejercer una indudable acción en los receptores. Pero el efecto no será el mismo según la profundidad de la acción.

      Cuando las técnicas de masaje son suaves, se excitan los exteroceptores del dolor, de la temperatura (del frío y del calor), los propioceptores del aparato muscular, de los tendones, de las articulaciones, etc. Las técnicas de masaje más fuerte, y en particular el masaje vibratorio, influyen en los receptores de los vasos, especialmente de las arterias, los barorreceptores, los hemorreceptores, que informan sobre la presión sanguínea, la composición química de la sangre, y su equilibrio iónico. Todas esas señales, al llegar al sistema nervioso central hacen variar su estado y lo condicionan para que envíe las respuestas correspondientes. Este proceso demuestra que el masaje es un factor de acción sobre todo el organismo, tanto a nivel de su organización estructural, como de un factor que disminuye la fatiga, regula los procesos de excitación e inhibición, facilita la homeóstasis y optimiza todas las funciones.

      El tipo más corriente de receptores son las terminaciones nerviosas libres, sensibles en particular a las sensaciones de dolor. No están distribuidas de manera equilibrada. La superficie interna de las caderas, los hombros y los antebrazos tienen muchas de estas terminaciones, en cambio los puntos menos “álgidos” son las plantas de los pies, las palmas de las manos, los orejas y la parte externa de la cadera. Hay que tener en cuenta estas particularidades de la piel cuando se hace el masaje.

      La mayoría de receptores, especializados en cualquier tipo de excitaciones, “abarcan” también los mixtos. Por ejemplo, entre las terminaciones nerviosas libres, existen receptores que no sólo son sensibles al dolor, sino también a las excitaciones mecánicas y térmicas. Por este motivo, el masaje y sus distintas técnicas no ejercen una acción exclusiva en cada uno de los receptores del aparato, sino una acción compleja en un sistema de receptores. En general, el sistema de la sensibilidad cutánea es muy variable: según los distintos factores del medio externo e interno, varía la cantidad de los receptores de funcionamiento y el grado de su sensibilidad. Si tenemos en cuenta lo que acabamos de decir, los masajistas deben conocer la situación no sólo de los órganos internos, el lugar de ajustamiento de los músculos, sino también los puntos álgidos, en particular para utilizar su acción.

      La influencia del masaje sobre la piel es muy variada. Gracias al masaje, se eliminan de la piel las células muertas de la epidermis, aumenta el flujo de sangre arterial hacia la zona masajeada y hacia la zona vecina, con lo que aumenta la temperatura local, mejora la circulación en los tejidos, y se intensifican los procesos enzimáticos, en particular los procesos plásticos que hacen surgir una nueva estructura de la piel. El incremento de la capacidad vital de los tejidos sometidos a la influencia del flujo intensificado de sangre arterial mejora las cualidades mecánicas de la piel: se hace más elástica, más lisa, más suave.

      El masaje influye en el aumento del reflujo de sangre venosa y de la linfa. Este proceso contribuye a disminuir el reflujo y los fenómenos de estancamiento no sólo en la parte trabajada, sino en otras situadas cerca de la periferia (por ejemplo, el masaje de la cadera disminuye el reflujo en la región de la articulación de la rodilla, el masaje en el hombro, en la zona del antebrazo, etc.).

      La mejora de la respiración cutánea y el aumento de secreción glandular en la piel, permiten eliminar del organismo los product del intercambio de sustancias. El masaje de la piel intensifica la eliminación de histamina y acetilcoloina, lo que mejora las condiciones para la actividad muscular al aumentar la velocidad de la transición de la excitación nerviosa de unos elementos a otros.

      Al actuar sobre los numerosos receptores nerviosos que se encuentran en la piel, el masaje provoca una reacción de respuesta en el organismo que puede ser variada (desde el apaciguamiento hasta la excitación) según el tipo de masaje que se ejecuta, la duración de su acción y la zona del cuerpo donde se aplica.

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      Ilustr. 8. Esquema de la circulación sanguínea del organismo humano.

       1. Aorta. 2. Arteria carótida derecha. 3. Arteria carótida izquierda. 4. Arteria subclavia. 5. Arteria axilar. 6. Artería humeral. 7. Arterias ilíacas primitivas. 8. Arteria ilíaca interna. 9. Artería ilíaca externa. 10. Arterias femorales. 11. Vena cava superior. 12. Vena cava inferior. 13. Tronco pulmonar. 14. Arteria pulmonar derecha. 15. Arteria pulmonar izquierda. 16. Venas pulmonares.

      La piel es la parte del organismo que primero reacciona a la excitación que se ejerce con las distintas técnicas de masaje. El efecto de la acción del masaje puede ser directo, como resultado de la influencia mecánica sobre la piel, pero en la mayoría de los casos, la reacción de respuesta depende del complejo mecanismo reflejo que actúa a través del sistema nervioso sobre todo el organismo.

      El sistema vascular humano comprende dos grupos íntimamente relacionados entre sí: el grupo sanguíneo y el linfático. Por el sistema circulatorio, y a través de las arterias, el oxígeno llega a todos los órganos y tejidos, como también las sustancias nutritivas y las hormonas. A través de las venas y el grupo linfático se eliminan del organismo las sustancias finales de intercambio.

      La sangre es un tejido líquido que se encuentra en movimiento constante en el organismo. Corre a través de numerosos vasos sanguíneos, que forman dos círculos cerrados de circulación: el grande y el círculo pequeño. Ambos se inician y terminan en el corazón (ilustr. 8).

      Todas las arterias importantes se ramifican en su camino hacia los órganos. Se convierten en arterias medianas, pequeñas, arteriolas, precapilares, y terminan en los capilares. Cuanto más lejos están del centro, menos calibre tiene los vasos sanguíneos. Los capilares se convierten en poscapilares que, a su vez, se convierten en vénulas. A partir de las vénulas se forman primero las venas pequeñas y luego las grandes.

      Para estudiar las técnicas de masaje, y sobre todo para llevar a cabo los métodos especiales que requiere (deportivo, terapéutico,