El masaje deportivo. Anatolik Andreewicz Biriukov. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Anatolik Andreewicz Biriukov
Издательство: Bookwire
Серия: Masaje
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108469
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nerviosas. En el músculo se distinguen la cabeza del tendón, el principio del músculo, el vientre, o el cuerpo, que está compuesto por haces estriados, y el final del músculo llamado tendón.

      El músculo es no sólo un órgano de trabajo, sino también un órgano receptor sensible. Contiene aparatos sensibles propios llamados propiorreceptores.

      La información de los receptores musculares accede por las vías de la médula espinal à las partes superiores del SNC, incluyendo la sustancia del cerebro.

      De este modo, cuando se ejecuta tanto un movimiento voluntario como involuntario de los receptores de los músculos, de los tendones y de las articulaciones, llega a la médula espinal un flujo de impulsos aferentes que cambian el estado de las células de la médula espinal. Por consiguiente, las motoneuronas de la médula espinal reciben una doble información: de las partes superiores del cerebro y de los receptores del aparato locomotor.

      En la práctica deportiva y terapéutica se suele utilizar el masaje para proporcionar un flujo importante de sangre arterial a los músculos, lo que ayuda a eliminar la fatiga muscular, a activar los procesos de recuperación en los músculos y a restablecer su capacidad de trabajo.

      Está demostrado que el masaje de los músculos fatigados después del trabajo físico y las competiciones (por ejemplo, entre las series de saltos de atletismo, antes de actuar en cada aparato gimnástico, antes de los intentos de atletismo, etc.), provoca una sensación de reanimación, disminuye la fatiga física, calienta los músculos en funcionamiento.

      En los músculos fatigados suele aparecer una sensación de dolor, debido a la acumulación de ácido láctico, lo que disminuye la elasticidad y contribuye a que se produzca lesiones deportivas. El masaje elimina la sensación de dolor, reblandece los músculos, los hace más elásticos, y restablece su capacidad de trabajo. Por otra parte, el efecto del masaje se manifiesta no sólo en los músculos fatigados, sino en la parte del cuerpo “que no trabaja”, aunque en menor grado.

      El masaje no sólo actúa como un medio para eliminar la fatiga, como se suele pensar tradicionalmente y para lograr la recuperación de la capacidad de trabajo, sino también como una forma específica para entrenar los músculos, mejorar los procesos plásticos y energéticos, e incrementar las posibilidades funcionales (aumento de la fuerza, de la resistencia). Además de contribuir al entrenamiento selectivo de los músculos más superficiales, también influye en los más profundos, con lo que se provocan transformaciones muy positivas funcionales y estructurales en los músculos donde se ejecuta el masaje.

      El incremento de la fuerza muscular se basa en un tipo particular miofibrilar de la hipertrofia con un importante aumento de los elementos de contracción (miofibrillas) en los músculos donde se efectúa el masaje mientras diminuyen los espacios sarcoplasmáticos. En este caso, el aumento de la fuerza muscular bajo el efecto del masaje, produce un aumento relativamente poco importante del volumen de los músculos y una disminución de la anchura de la capa dérmica que está debajo de ellos. Este efecto del entrenamiento permite utilizar también este método de masaje para la gimnasia de mantenimiento en personas de la tercera edad.

      Para estudiar los puntos activos desde el punto de vista biológico se ha determinado que el efecto en un punto concreto restablece el equilibrio energético, estimula o agota el sistema nervioso vegetativo, intensifica la circulación sanguínea, disminuye el dolor, y elimina la tensión nerviosa y muscular. Mediante una presión de los dedos en un punto muy bien localizado es posible actuar exclusivamente en las funciones de los distintos órganos, y en los procesos de intercambio y de recuperación de los músculos.

      A finales del siglo pasado, una serie de investigaciones demostraron que el masaje influye activamente en el intercambio de gases, de minerales y proteínas, e intensifica la secreción de sales minerales del organismo (sodio, fósforo inorgánico y sustancias orgánicas nitrogenadas de la orina, ácido úrico, uremia).

      Esta influencia ejerce una función positiva en los órganos internos y en la capacidad vital del organismo.

      El masaje hace aumentar la temperatura de los tejidos, lo cual contribuye a acelerar las reacciones químicas, a intensificar los procesos metabólicos. Con el aumento de la temperatura se acelera la reacción de la disociación de la oxihemoglobina, es decir, la separación de O2 de la hemoglobina, lo que acelera el proceso de utilización del oxígeno en los tejidos. El aumento de 1°C de la temperatura de las células incrementa la velocidad de los procesos metabólicos en un 13%, y la velocidad de difusión del O2 en un 20%. Por consiguiente, el masaje estimula los procesos de oxigenación y de termorregulación y mejora el intercambio de sustancias en los tejidos.

      Al estudiar el efecto de cada técnica del masaje (roce superficial y amasamiento) en el intercambio de los gases, se descubrió (Komárova L.A., 1969) que con el amasamiento de los músculos de todo el cuerpo, el volumen por minuto se incrementaba en un 24,2%, y que el consumo de oxígeno lo hacía en un 33%. Este hecho puede ser considerado como una acción específica del masaje no sólo en el apartado nervioso-muscular, sino en los centros respiratorios mediante la influencia refleja. Por lo tanto, puede ser utilizado como masaje previo al calentamiento, acortando el tiempo de éste.

      El cambio en los procesos de intercambio de gases en el masaje local depende del lugar donde se efectúa. Los distintos cambios de los procesos de intercambio de gases con el masaje local de las distintas partes del cuerpo y con distintas técnicas de masaje resaltan el predominio del componente nervioso-reflejo en el mecanismo de acción del masaje.

      El masaje ejerce una acción inmediata en los vasos sanguíneos y linfáticos. Provoca el reflujo de la sangre venosa y de la linfa desde los órganos internos, y permite disminuir los fenómenos de estancamiento en órganos y tejidos al absorber las retenciones.

      Gran interés presenta la experiencia siguiente: En las articulaciones de distintas extremidades de un conejo se introdujo una sustancia de contraste. Después del masaje en una de las extremidades, la sustancia de contraste de su articulación había desaparecido. En la extremidad donde no se efectúo el masaje, la sustancia colorante seguía llenando la articulación.

      Durante el proceso del masaje se produce una nueva distribución de la sangre en el organismo, y se aumenta el número de capilares abiertos, con lo que disminuye la resistencia al flujo de sangre y se facilita la actividad del corazón. Además, la abertura de los capilares acorta la distancia de difusión para las moléculas de O2.

      Las investigaciones han demostrado (G. N. Kassil, 1975) que el masaje hace aumentar el contenido de ciertas hormonas, mediadores, metabolitos, mientras disminuye el contenido de otros. Varía la correlación de catecolaminas, acetilcolina, histaminas, serotininas, corticoesteroides, quininas. Estas alteraciones influyen en la actividad y reactividad de los complejos vegetativos y humorales responsables de la recuperación de las funciones fisiológicas alteradas y de la normalización de la homeóstasis. Cabe pensar por tanto, que la acción del masaje se basa en un mecanismo neurohumoral complejo donde el papel más importante recae en la técnica empleada en el lugar de su acción y al fondo funcional en el que se ejecuta.

      Según las técnicas, el masaje actúa en los tejidos superficiales y profundos, pero su acción no se limita a las partes del cuerpo donde se efectúa, sino que de modo reflejo se transmite a las funciones de otros órganos y sistemas, así como a todo el organismo en general, es decir, que se amplía al aparato receptor global del ser humano. Estos efectos explican parcialmente el importante efecto terapéutico del masaje. El masaje general ejerce una acción reguladora en las funciones vegetativas del organismo: la respiración, la circulación sanguínea, la digestión y la circulación de retorno (en particular, el masaje hace diminuir la presión arterial en el estómago de los enfermos hipertónicos).

      El masaje ejerce una influencia positiva en los órganos de la cavidad abdominal. Intensifica de modo reflejo el movimiento peristáltico de las fibras musculares lisas y mejora la actividad del estómago y los intestinos, incrementa la secreción biliar, e intensifica la secreción de los órganos