De manera que si bien los estilos de aprendizaje parecieran plantear una determinada preferencia en cada persona para procesar información, en este momento, y tras el uso masivo de las tecnologías de información y comunicación (TIC), los estudiantes podrían estar aplicando sistemas perceptuales y procedimentales de la información de carácter holístico al integrar diversos modos de acercarse a la información para asimilarla e incorporarla en la estructura cognitiva. Con ello se privilegian los estilos audiovisuales e hipertextuales requeridos preferentemente para interactuar con el texto digital y con la información y experiencias de comunicación que se dan en la denominada web social, en la cual no solo es importante consumir información, sino re-crearla, generarla y transformarla para obtener nuevos saberes y prácticas, mediados tecnológicamente.
Investigaciones realizadas sobre los estilos de aprendizaje más evidentes, con el uso de plataformas virtuales, demuestran el predominio de lo visual sobre otros esquemas de procesamiento informacional. Rumiche, Díaz y Serrano (2014) realizaron un estudio sobre los estilos de aprendizaje que se hacen más presentes en la interacción con espacios educativos virtuales y encontraron que el 82 % de los estudiantes que utilizan este tipo de plataformas recuerdan mejor lo que observan presentado bajo la forma de imágenes, diagramas, películas y demostraciones. Navarro (2008), por su parte, señala que entre el 40 % y 50 % de la población general privilegia el estilo de aprendizaje visual.
A pesar de que las tendencias indican que los estilos de aprendizaje predominantes en la sociedad actual integran diversos modos de percepción y procesamiento de información, haciendo hincapié en esquemas de comunicación cognoscitiva de tipo audio-escripto-visual, como lo había planteado Cloutier (1992), conviene estudiar las tipologías formuladas por autores en relación con las diversas formas y modos de aprender, con el propósito de considerarlas en el diseño y estructuración de programas para desarrollar competencias informativas, en el ámbito de los servicios de información.
Modelos y tipologías de estilos de aprendizaje
La literatura sobre los estilos de aprendizaje recoge diversos modelos y tipologías estructuradas sobre la base de considerar diferentes criterios. Los modelos y teorías existentes sobre estilos de aprendizaje ofrecen un marco conceptual que permite entender los comportamientos de los usuarios cuando se enfrentan a operaciones intelectivas, las cuales se sustentan en la manera en la cual se percibe y procesa la información para convertirla en conocimiento y en este sentido la labor mediadora del profesional de la información es fundamental para facilitar en los usuarios tales procesos. Los criterios para establecer las tipologías varían de considerar desde la selección de la información (estilos visual, auditivo y kinestésico), el procesamiento de la información (estilos lógico y holístico) y la forma de empleo de la información (estilos activo, reflexivo, teórico y pragmático). Algunos de los autores y enfoques existentes, relacionados con las tipologías de los estilos de aprendizaje que se enmarcan en los criterios mencionados, son: Herrmann, el enfoque de la programación neurolingüística (PNL), Kolb, Gardner, Felder y Silverman, entre otros.
Según Rojas, Salas y Jiménez (2006), Herrmann, siendo jefe de educación de la gerencia de la General Electric, pensó que para identificar los estilos de aprendizaje preferidos por los individuos que participaban en sus seminarios necesitaba un instrumento preciso para medir la dominancia cerebral, expresada en cómo se prefiere aprender, entender y expresar algo, vinculando esta forma con cada uno de los hemisferios cerebrales que mayormente usan las personas cuando interactúan en ambientes de aprendizaje. Herrmann tipificó los estilos de aprendizaje a partir de los cuadrantes cortical izquierdo y derecho, y límbico izquierdo y derecho.
García, Santizo y Alonso (2009) plantean que este modelo también se le conoció como el modelo del cerebro total y plantearon la existencia de cuatro estilos a los que llamó cuadrantes (A, B, C y D). Los cuadrantes constituyen cuatro modalidades autónomas de procesamiento diferencial de información, las cuales pueden ser convenientemente desplegadas de manera individual o combinadas, tanto secuencial como de forma simultánea, en los diferentes procesos del funcionamiento cerebral. En palabras de los autores, el modelo es una metáfora, desde el punto de vista de su contextualización estructural, y se puede representar de la siguiente manera: cuadrante A, lógico, crítico, cuantitativo, analítico, realista; cuadrante B, administrador, secuencial, detallista, planificador, conservador; cuadrante C, comunicativo, expresivo, musical, espiritual, enfático; cuadrante D, intuitivo, simultáneo, integrador, espacial, imaginativo. La combinación de los cuadrantes origina la siguiente distribución de hemisferios: A + B = izquierdo; C + D = derecho; A + D = cerebral y B + C = límbico. Con el modelo se buscaba generar una escala para medir la preferencia en el funcionamiento mental igual como se mide la manualidad, y relacionar las mediciones de la dominancia cerebral con los modos preferidos de conocimiento. Para estos autores dominancia cerebral y modos preferidos de conocimiento son sinónimos.
El enfoque de la PNL propone una técnica que permite mejorar el nivel de comunicación entre docentes y alumnos mediante el empleo de frases y actividades que comprendan las tres vías de acceso a la información: visual, auditiva y táctil (Pérez, 2001). En este sentido, se consideran los estilos de aprendizaje: visual, auditivo y táctil entendidos como sistemas de representación. En el ámbito de los servicios de información, el conocimiento de estos sistemas representacionales puede resultar una guía útil para enfocar actividades orientadas hacia el desarrollo de competencias informativas, según el usuario manifieste un estilo particular de representación, y ello, sin duda, facilitará seleccionar el tipo de información que deberá suministrarse y los formatos desde los cuales debe estar expresada.
Continuando con la revisión de los diferentes modelos de estilos de aprendizaje, Navarro (2008) opina que el modelo presentado por Kolb ofrece una visión cíclica del proceso de aprender, y considerando las aptitudes de las personas en uno de los cuatro pasos del ciclo —experiencia concreta (acomodador), observación reflexiva (divergente), conceptualización abstracta (asimilador) y experimentación activa (convergente)—, tenderá a favorecerse una manera de aprendizaje, clasificada por Honey-Mumford en cuatro estilos: activo, reflexivo, teórico y pragmático. En la tabla 2 se presenta la relación de las propuestas de Kolb sobre el ciclo del aprendizaje y los estilos de aprendizaje de Honey-Mumford.
Tabla 2. Relación entre el ciclo de aprendizaje de Kolb y los estilos de aprendizaje de Honey-Mumford
Ciclo del aprendizaje de Kolb | Estilos de aprendizaje de Honey-Mumford |
Experiencia concreta (acomodador) | Activo |
Observación reflexiva (divergente) | Reflexivo |
Conceptualización abstracta (asimilador) | Teórico |
Experimentación activa (convergente) | Pragmático |
Fuente: Navarro (2008).
Navarro (2008) caracteriza cada uno de los estilos de aprendizaje y señala que el estilo activo es típico de las personas que acometen con entusiasmo nuevas tareas, se