Probablemente uno de los mejores atributos que tiene el ser humano es la capacidad de analizar el entorno con el que interactúa, su proceder, su relación con el ambiente y hasta con otros seres humanos; dicho en otras palabras, puede estudiar su situación actual e incluso su propio ejercer. Pensar le permite orientar todo lo que conoce y hasta sustentar nuevo conocimiento. Cuando el ser humano se pregunta, automáticamente se evidencia que parte desde cierto tipo de conocimiento, es decir, mediante una serie de relaciones conceptuales configura un sentido, lo que le permite explicar todo aquello que entiende por medio de un acto reflexivo.
En este escenario, el conocimiento se configura como la construcción existente entre la información acumulada proveniente de un sujeto hacia un objeto. En tal caso el sujeto o la persona es un representante de todo aquello que se le presenta, lo cual puede hacer que deje el registro de la información recolectada proveniente del objeto, para plasmarlo de forma tal que al reunir dicha información esta evolucione hacia un conocimiento mayor. Precisamente la acumulación de información provocó la necesidad de encontrarla de forma ordenada y accesible. En otras palabras, el incremento de la información, junto con otra serie de necesidades, originó al profesional de la información, quien es el encargado de todos los elementos propios de la gestión, porque inscribe en la sociedad sus bases tanto productivas como funcionales.
Lo anterior perfila en primera instancia cierta fundamentación propia de la profesión, puesto que la afluencia constante de información proveniente de la misma sociedad llevó a desarrollar en los individuos que la guardaban o archivaban ciertas capacidades organizacionales como sustento del desarrollo personal, colectivo y nacional. Conexo a esto, en la actualidad el escenario profesional es cada vez más dependiente de la tecnología, lo que exige tanto al profesional como a las instituciones donde se forma el desarrollo de competencias en los planos cualitativos y cuantitativos, propios de la investigación, de forma tal que le permitan relacionar ciertas posturas educativas de integración con su perfil profesional. En este orden de ideas, el propósito de este trabajo es el de originar una contextualización clara acerca de aquellos conceptos básicos inherentes a la investigación, entre los cuales los métodos son su columna principal. Este trabajo se perfila como una herramienta de consulta práctica en dos sentidos: tanto para los futuros profesionales como para aquellos que sin serlo puedan ver en este un instrumento apropiado en el desarrollo de su propia investigación.
De acuerdo con lo dicho, este libro pretende profundizar en los componentes y dimensiones que se consideran importantes en el proceso de investigación formativa en el área de las ciencias de la información y la documentación, alineados con los criterios expuestos en el Enfoque formativo lasallista (Universidad de La Salle, 2008), que busca una educación orientada hacia el despliegue de las potencialidades, gracias a una adecuada interacción con sus grupos de referencia y con la sociedad. El enfoque entiende, entonces, la educación como un proceso orientado a facilitar que las personas logren ser responsables, cultiven su sentido crítico, interactuando de forma grupal, comunitaria y social. La concepción de la formación integral se asume desde esta perspectiva como un proceso de construcción de sí mismo que, por medio de la intersubjetividad, se orienta a desarrollar las potencialidades de sus agentes formativos (educador y educando), a través de una relación pedagógica fundada en el ejercicio responsable de la autonomía, la generación significativa de conocimiento y el compromiso decisivo con la transformación de la realidad social y cultural.
Por consiguiente, el objetivo que se busca con este libro es aportar una serie de orientaciones teórico-metodológicas y prácticas para sistematizar los procesos de investigación formativa en el área de las ciencias de la información y documentación, con el fin de contribuir a una formación profesional mucho más crítica, que conduzca a los futuros profesionales a entender su acción profesional desde procesos de problematización y búsqueda de solución. Con ello se busca avanzar hacia el mejoramiento continuo de los espacios de aplicación de los conocimientos: las bibliotecas, los archivos y los centros de documentación e información.
El libro también apunta a los parámetros señalados en el Sistema de Investigación Universitario Lasallista (Universidad de La Salle, 2015), según los cuales la investigación se entiende como un proceso que se denomina circulación del conocimiento. Esto quiere decir que se asume la idea de que el conocimiento está en todos los sectores y realidades sociales, de modo que es importante considerar sus múltiples significados. Esta concepción entiende que el conocimiento viene de la sociedad y retorna a esta transformado a partir de los saberes de los investigadores.
De esta forma, la investigación formativa se convierte en una estrategia medular que permea el currículo universitario para empoderar a los estudiantes con las herramientas que les permitirán interactuar y formar parte dinámica de los ejercicios de producción intelectual.
Otro de los elementos estratégicos que se considera del Sistema de Investigación Universitario Lasallista es el carácter medular de los procesos de democratización del conocimiento, mediado por una práctica educativa que se impulsa a orientar los esfuerzos para formar profesionales éticamente responsables y socialmente comprometidos, que nutran sus actividades de forma constante con nuevos conocimientos adquiridos y construidos a partir de los ejercicios de investigación.
Se espera entonces que las páginas que siguen aporten elementos valiosos para que los profesionales en sistemas de información, bibliotecología y archivística asuman una labor mucho más pertinente a la hora de establecer una metodología en el avance de su tesis. Los componentes y dimensiones que mostramos acerca de la investigación formativa en ciencias de la información y la documentación son complementados con ejemplos de cómo será posible estructurar los trabajos de grado siguiendo las pautas técnico-operativas propuestas para cada opción metodológica.
Al respecto conviene mencionar que los ejemplos seleccionados especificarán de forma más detallada el método de investigación junto con los elementos que intervienen en el desarrollo de esta. En tal caso los ejemplos ilustran tanto el tema como sus instrumentos de desarrollo, con lo cual se presenta de forma más clara la comprensión del tema.
Johann Pirela Morillo
Nelson Javier Pulido Daza
Eduardo Mancipe Flechas
Naturaleza de la investigación formativa: su contexto, componentes y dimensiones
Diversos autores, entre ellos Drucker (1993), plantearon desde los inicios de la década de los noventa que estaba cobrando fuerza el planteamiento de un nuevo tipo de sociedad: la llamada sociedad del conocimiento, reconocida como el paso de la sociedad capitalista a una poscapitalista, en la que los servicios y el conocimiento se convertirían en recursos estratégicos para el moldeamiento de un nuevo orden social.
En esta sociedad, se hace necesario un cambio en la manera como se interpreta la realidad y se participa en ella. Autores como Taspcott (1999) denominaron el momento histórico actual como una era de la inteligencia interconectada y el ingenio humano, ya que el uso efectivo de la interconexión mundial, facilitada por las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), puede potenciar la producción y expansión del conocimiento y la inteligencia humana. Es por ello por lo que la llamada sociedad del conocimiento es también una sociedad de la comunicación, en la cual cobra un significado auténtico el concepto de participación, noción que implica compartir con otros el poder de transmitir mensajes (Pasquali, 2002).
Este paso de la sociedad de la información a la sociedad de la comunicación y la participación comenzó a darse, por lo menos en lo conceptual, desde hace unos años, puesto que si en los años noventa se habló de una sociedad de información, centrada en la verticalidad de las relaciones humanas, al inicio del nuevo siglo se empezó a reconocer que la información