Rutas de escape. Umberto Roncoroni. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Umberto Roncoroni
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Медицина
Год издания: 0
isbn: 9789972455209
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digitales y comparten las mismas problemáticas, como la sobreproducción y la contaminación. Por lo tanto, los paisajes culturales tecnológicos tienen determinadas ecologías y dinámicas socioculturales. Para diseñar sus confines es necesaria una aproximación menos convencional (sobre todo desde el punto de vista educativo) de lo que usualmente aplican los new media studies. Para aclarar todo esto me apoyaré en algunos tópicos de teoría la mente de Bateson (2000) y Maturana y Varela (1995, 1999), de la mediasfera de Vattimo (1999) y del ciberespacio de Levy (1999).

      La idea más importante de Bateson es que los procesos naturales se desarrollan por interacciones sistémicas que tienen un definido carácter cognitivo y por lo tanto efectos culturales y epistemológicos. El carácter sistémico y ecológico de los procesos cognitivos es sustentado también por Maturana, aunque con mayor énfasis en las dimensiones autopoiéticas2. Bateson, además, advierte el peligro de los modelos cuantitativos típicos del homo economicus, porque contradicen el paradigma sistémico de la mente y, con esto, hacen imposible resolver los problemas de comunicación y de integración cultural. Por otro lado, el hombre no puede predecir o controlar todo; Bateson y Maturana, entonces, nos obligan a repensar categorías y jerarquías aceptadas acríticamente por el sentido común.

      En ambos casos, en cuanto al paisaje cultural tecnológico y a su ecología se refiere, se entiende la mente como un ecosistema que no produce un saber metódico absolutamente confiable, puesto que la objetividad es un sistema regulatorio interno de la mente. Por ejemplo, habría que repensar los términos correcto, incorrecto, eficaz e ineficaz, pues estos adquieren valor por sus relaciones dentro un proceso sistémico, un contexto y un paisaje. Aquí la dimensión ecológica y paisajística se justifica porque lo que hace el hombre depende de un contexto determinado y porque sus actos pueden afectar a toda la naturaleza.

      Ahora, las teorías de la sociedad transparente y de la mediasfera de Vattimo están en sintonía con todo esto porque son contextos sistémicos relacionados simbióticamente con los medios masivos. Es que los medios son como el sistema nervioso de la sociedad contemporánea, que construyen, muestran y trasparentan cualquier proceso biológico, social y cultural de forma autopoiética. La retroalimentación positiva entre los medios y el telos complejo y emergente de la posmodernidad se explican porque desde estos fenómenos nace un efecto positivo, pues el caos, el cambio y el ruido que produce la visibilidad mediática absoluta, posibilitan la emancipación y la liberación del sistema social de las autoridades dogmáticas y metafísicas, que dentro de este devenir se pierden o se disuelven. Así los medios masivos, más allá de la crítica que se puede hacer a su banalidad y a su carácter efímero, serían efectivamente la garantía de la pluralidad y de la libertad (la autopoiesis) de la sociedad transparente.

      El último concepto importante para explicar el carácter sistémico del paisaje tecnológico es la inteligencia colectiva de Levy. Se trata de una inteligencia que surge de la colaboración y de las acciones concurrentes de los individuos con intereses comunes (como los seres vivos de una misma especie en la naturaleza), y que se manifiesta espontáneamente en el ciberespacio. En realidad, la hipótesis de Levy no es tan original, pues combina la teoría de la mente de Bateson y Maturana con la mediasfera de Vattimo, pero nos ayuda a encuadrar la inteligencia colectiva como proceso autopoiético dentro el paisaje cultural tecnológico, en tanto sus actores son, gracias a internet, a los hipertextos o a las nubes, autosuficientes, libres y autónomos para crear, producir, comunicar y compartir datos, saberes y herramientas.

      Sin embargo, en las teorías de la mediasfera de Vattimo y de la inteligencia colectiva de Levy hay algunas contradicciones e hipótesis tecnológicas incorrectas que, para seguir en el análisis del paisaje cultural tecnológico, tenemos que discutir necesariamente.

      El defecto principal de la teoría de la sociedad transparente y de la mediasfera está en dos cuestiones relacionadas con la autopoiesis y la complejidad, es decir, la supuesta autonomía, independencia y transparencia del sistema cognitivo tecnológicamente mediado por los medios digitales. En el mundo real la complejidad de la sociedad transparente, incluyendo la inteligencia colectiva, se reduce a una ilusión de interfaces y avatares.

      Para comenzar, la mediasfera no es un sistema complejo emergente, como pretende Vattimo, sino un sistema cerrado y estático, sin autopoiesis, porque está teledirigido por la industria cultural. Entonces en la sociedad transparente, libertad, devenir y caos son generados artificialmente por los medios masivos y sus razones comerciales. En ambos contextos los procesos realmente significativos son siempre los mismos y no son efímeros, pues su lógica subyacente y sus algoritmos se mantienen en el tiempo, construyendo así una nueva metafísica (lo que explica el conformismo generalizado y la tendencia al monopolio del mercado digital).

      En segundo lugar, en la mediasfera hay muy poca transparencia, pues los medios digitales son “cajas negras” (Flusser, 2007), aparatos que funcionan sin la necesidad y posibilidad de averiguar sobre sus mecanismos internos. Las aplicaciones digitales parecen transparentes al público porque cuentan con interfaces que facilitan su uso, pero los códigos están encriptados en forma binaria y por lo tanto no son accesibles. Inclusive en el caso del software open source, que proporciona al usuario no solamente el programa ejecutable sino los archivos del código (que se puede leer como un texto cualquiera), los medios digitales son transparentes para muy pocas personas.

      En tercer lugar, los medios digitales, inclusive los interactivos, no ofrecen mayores cambios e innovaciones que los medios masivos como la televisión, sino todo lo contrario. Salvo excepciones, las aplicaciones digitales comerciales son intrínsecamente conservadoras, porque se basan en procesos que replican los saberes tradicionales3 de los medios analógicos, de los cuales son una simulación. Con esto, heredan también sus contradicciones, jerarquías y sistemas de poder, lo que quita solidez a los argumentos de la inteligencia colectiva.

      Además, para la inteligencia colectiva, la disponibilidad de conocimientos constituye un problema que va más allá de los aspectos de orden técnico, pues depende de la limitada capacidad del cerebro humano para procesar grandes cantidades de información (que nacen de la sobreproducción y de la contaminación cognitiva). Como ha anotado Friedman (2003), un sistema de comunicación interactivo, como el que alimentaría a la inteligencia colectiva, supone que la creación de contenidos venga retroalimentada por todos con todos. Pero procesar la masa gigantesca de informaciones que se genera es imposible para cualquiera. Por lo tanto, en un sistema tan complejo, lo que más influye en la toma de decisiones y en la elaboración del conocimiento son, paradójicamente, las omisiones de los datos efectivamente conocidos.

      Las teorías de la sociedad transparente y de la inteligencia colectiva son interpretaciones de fenómenos de las sociedades contemporáneas que, como hemos visto, no reflejan las características reales de los procesos que pretenden explicar. Estas inconsistencias, que dependen de la lectura superficial de los medios digitales, son las mismas que generan el deterioro de los paisajes culturales tecnológicos, es decir, el exceso de informaciones con la difusión contagiosa de los pseudoconocimientos y la banalización de los contenidos, que determina la contaminación cognitiva y epistemológica del paisaje cultural en general. En este punto es necesario examinar estos fenómenos más detalladamente.

      Con respecto al exceso del saber, fue Vannevar Bush (1945) quien por primera vez analizó sus aspectos, al verificar las dificultades que los científicos encontraban para registrar, relacionar y aprovechar la masa crítica de conocimiento que la ciencia comenzó a producir a partir de la Segunda Guerra Mundial. Para solucionar el problema de la gestión del saber, Bush propuso varias soluciones tecnológicas: el enlace, los criterios de navegación y los procesos hipertextuales. Sin embargo, hoy se presenta un fenómeno nuevo, pues los medios digitales, multiplicando exponencialmente la cantidad de datos disponibles, generan una nueva clase de informaciones, los datos sobre las relaciones