Vida de Jesucristo. Louis Claude Fillion. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Louis Claude Fillion
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788432151941
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San Mateo[51]. Esta convivencia forzosamente había de influir en el espíritu de los galileos, motivando cierto relajamiento, si no en el fervor religioso, que era digno de elogio, al menos en el respeto a las tradiciones farisaicas, que trataban con cierta libertad. De ahí que sus hermanos de Judea los menospreciasen con altanería. «Examina las Escrituras —dijeron un día a Nicodemo los doctores de Jerusalén— y verás que no sale un profeta de Galilea»[52]. Algún pasaje del Talmud alardea de igual desdén al hablar de las provincias del Norte. Los rabinos hacían notar también que los galileos no mostraban gran solidaridad por adquirir la ciencia de las costumbres tradicionales, y que su país no había dado al judaísmo sino exiguo número de doctores de la ley.

      Esta última ciudad había sido construida por Herodes Antipas, en la orilla occidental del lago que suele designarse con su mismo nombre, y la llamó así en honor del emperador Tiberio. No lejos de ella, al Sur, subsisten baños termales —«aguas hirvientes», dice el Talmud—, que todavía hoy son frecuentados. La ocupación ordinaria de sus habitantes es, naturalmente, la pesca y el transporte por las aguas del lago. El Evangelio se contenta con mencionarla incidentalmente. En la misma orilla, pero más hacia el Norte, se levantan algunas ciudades que ocuparon, por el contrario, lugar considerable en la vida pública de Nuestro Señor, y de ellas haremos mención con mayor detenimiento: Cafarnaún, Bethsaida, Magdala, Corozaín. Todas ellas muy florecientes.

      Al Norte de Perea, y como una prolongación de ella, había otros varios distritos, que sólo algunas veces se nombran en la historia de Jesús, pero de los cuales conviene decir aquí algunas palabras. Tales son la Decápolis, la Iturea, la Traconítide y la Abilene.

      Como su nombre lo indica, Decápolis era una confederación establecida al principio entre diez ciudades que, exceptuada Scythópolis, estaban situadas en la orilla izquierda del Jordán. Pero más tarde entraron en el grupo confederado, por lo menos, otras cuatro ciudades. El territorio de la confederación se extendía principalmente por la meseta que se eleva al Este del lago de Tiberíades y la región montañosa, cubierta en parte de arbolado, que la sucede, llegando por el Sur hasta el Adjlûn actual. También de allí bajaban en tropel para ir a ver y a oír al Divino Maestro, quien por dos veces visitó aquella región: primero, cuando curó a los endemoniados de Gerasa; después, al cabo del gran viaje que de Galilea le condujo hacia Tiro y Sidón, al Oeste, luego a Cesarea de Filipo, al pie del Hermón y, finalmente, «a los confines de la Decápolis».

      Cuando de la meseta que domina el lago de Genesaret, por el Este, se avanza en la misma dirección, llégase frente a Batanea, cuyo territorio comprendía parte del antiguo país de Basán, tantas veces mencionado en diversos libros del Antiguo Testamento. Al Nordeste de este país se extendía el territorio que entonces llevaba el característico nombre de Traconítide. En otros tiempos, violentas erupciones volcánicas «empujaron olas de